Camila Sáez
Ahora, al recordar los días en qué las cosas con Leonardo iban de mal en peor, me parecía un chiste que fuera cierto, nadie que nos viera se daría cuenta de los problemas que alguna vez nos atormentaron tanto.
_ Hola padre. – mencioné mientras abría la puerta y lo abrazaba sonriendo. Quería tanto volver a verlo, oler su perfume y saber cómo iba su vida allá en casa. Detrás de él venían los padres de Leonardo, además de, mi madre y hermanas, no entendía a que se debían estas visitas, pero me alegraba esta reunión familiar.
Ahora más, que el padre de Leonardo, había dejado de ser tan insoportable conmigo y me ha dado la oportunidad de llevarnos bien, aunque debió ser todo al revés, pero bueno, me encantaba llevar la fiesta en paz.
_ Buenas tardes. – mencioné nuevamente a todos cuand
Dos horas después. Leonardo y yo estábamos en la cocina levando y secando algunos trastes para guardarlos, ni siquiera sabía por qué había contratado a Amalia, si bien que podía realizar todas las labores de la casa sola. _ Aún no lo entiendo. – dije refiriéndome al tema, aunque debo aceptar que me encanta no estar sola durante todo el día, en especial cuando a Leo le toca estar hasta tarde fuera. _ Así no te cansas demás, he notado que últimamente tu respiración se acelera luego de realizar algunas acciones. – mencionó, supongo que no le gustará lo que diga el médico el próximo control. – Además me aseguro de que te tomes las pastillas que te dejó el médico, recuerda, estás cargando dos vidas en tu vientre, debes tener el máximo cuidado posible en cualquier cosa que hagas. – agregó nuevamente. _ No estoy enferma, Leonardo. – mencioné sonriendo y besando su frente. _ Si algo llegase a pasarte a ti o a nuestros bebés me moriría Camila, y de por si un embarazo doble es complicado…
Leonardo ÁlvarezYa solo nos quedan tres meses para que los bebés nazcan, nos hemos enterado que seremos padres de un niño y de una niña, estamos mucho más que entusiasmados con la noticia, es más, creo que tenemos todo lo necesario y más en la casa.La hermana de Camila, Antonella se ha quedado con nosotros por petición de su madre, ella no pierde oportunidad para hacer sentir mal a mi mujer, lo que me altera un poco, por mí estuviera bien lejos. _ Buenos días. – dijo la mujer que cada mañana amanece a mi lado, y que además, es la madre de mis pequeños que van a nacer. _ Buenos días mi dulce y hermosa Camila. – mencioné sonriendo y acercándome a ella para abrazarla y acariciar su abultado vientre. – Los pequeños amanecieron activos. – dije cuando sentí unas patadotas en mis manos._ Sí. Van a ser bastantes inquietos una vez nazcan. – mencionó ella sonriendo con esa ternura que la caracterizaba. – Te amo, Leonardo. Gracias por estar todo este tiempo conmigo, por cumplirme cada capri
Me llamaron del trabajo, era una cosa de vida o muerte, según me habían explicado por teléfono. Dejé a Camila a cargo de la nana, Amalia. Cuando llegué a la empresa, me di cuenta de que alguien esperaba en mi oficina, ingresé en ella, para mi desgracia, se trataba de Ana. _ ¿Qué haces aquí? ¿No te ha quedado claro que no me interesa estar a tu lado? Ni siquiera quiero recordar que te conozco. – mencioné seriamente. _ Respuesta errónea, querido Leonardo. – dijo sonriendo como p
Camila SáezDesperté en un cuarto frío, todo mi cuerpo dolía, sentía que mi cuerpo había sido rasgado, sobre todo en la entrepierna, luego recordé a mis hijos, ¿Dónde estaban? ¿Estoy sola? ¿Será que me han dejado sola? Me senté en la cama y pronto vi la figura varonil de Leonardo, sonreí, de pronto comencé a oler su perfume, ese aroma tan embriagador que reconocería en cualquier lugar. _ Amor. – susurré. Él se levantó, parecía q
Dos semanas después. Gracias a la vida, mis exámenes resultaron excelentes, a excepción de qué presentaban un leve grado de anemia, Leonardo se había vuelto loco, no quería ni que me levantara de la cama, era algo horrible si lo pensaba desde la perspectiva que mis niños se encontraban solos en el hospital. Hoy nuestra vida cambiaría para siempre, iríamos a buscar a nuestros hijos al hospital, después de aquel accidente que terminó conmigo en el hospital, a mi madre no le quedó más remedio que llevarse a Antonella de vuelta, es más, mi padre me había comentado que estaba emb
Leonardo ÁlvarezVer a mis hijos y a Camila tan fuertes, me hacía recobrar cada gramo de felicidad y confianza que había perdido cuando vi a mi mujer tirada en aquella cama de hospital luchando por su vida, aquellos días fueron muy difíciles, mucho más que eso, no quería volver a vivir por lo mismo y parece que cada vez que decía aquello, algo realmente malo volvía a pasar. _ Ey, déjenme tener al pequeño un momento. – mencionó mi padre sonriendo y recibiendo a su nieto en brazos, supongo que por fin se había dado cuenta de que el amor que Camila y yo nos tenemos era único, tan
Camila SáezTodos se han marchado ya, solo estamos Leonardo, Luis, Lucía y yo, estaba tan emocionada, hoy sería nuestra primera noche juntos los cuatro, deseaba tanto este momento, ¡Al fin puedo decir que soy una mujer completamente feliz!_ Creo que están igual de cansados que nosotros. – mencionó Leonardo en apenas un susurro, creo que temía despertarlos._ Lo sé, son tan hermosos, míralos, son el fruto de nuestro amor. – mencioné sonriendo y acercándome a él, a la vez que él también lo hacía. – Te amo. – susurré besando tiernamente sus labios._ No sabes cuanto daría por ustedes. – susurró entre mis labios, provocando un sin fin de emociones que solo él ocasionaba en mi ser. – Siempre los protegeré, Camila. No importa si me cuesta mi propia vida hacerlo. – agregó sonr
_ Te amo, Camila. Me vuelves completamente loco. – susurró cerca de mi oreja justo segundos antes de entrar en mí. – Me encantas, nunca dejaré de recordártelo, eres una perfecta madre y la única dueña de mi corazón. – agregó nuevamente. Me encantaba sentirme así, amada, deseada por Leonardo, digamos que los primeros meses con los mellizos fueron un poco complicados para nuestra intimidad, ninguno dormía, no teníamos ese tiempo que antes era solo nuestro y si llegábamos a tenerlo, lo usábamos para dormir. Poco a poco hemos restaurado nuestras citas, nuestros encuentros am