_ Te amo, Camila. Me vuelves completamente loco. – susurró cerca de mi oreja justo segundos antes de entrar en mí. – Me encantas, nunca dejaré de recordártelo, eres una perfecta madre y la única dueña de mi corazón. – agregó nuevamente.
Me encantaba sentirme así, amada, deseada por Leonardo, digamos que los primeros meses con los mellizos fueron un poco complicados para nuestra intimidad, ninguno dormía, no teníamos ese tiempo que antes era solo nuestro y si llegábamos a tenerlo, lo usábamos para dormir.
Poco a poco hemos restaurado nuestras citas, nuestros encuentros am
Se incorporó nuevamente entre mis piernas y uniendo nuestros labios entró en mí, a veces, aún dolía. _ Me duele. – susurré gimiendo. Era una sensación dolorosa, pero a la vez completamente placentera, me encanta sentirme tan suya, pero me incomodaba un poco sentir el dolor. _ Relájate. – mencionó besando mi cuello, solo me dejé llevar por las sensaciones y el amor que estaba sintiendo, que ambos sentíamos. Sus embestidas comenzaron a ser mas certeras, provocando que los gemidos salieran de mi sin esperármelo, sus besos trataban de apaciguarlos, pero era casi imposible, mis uña
Y es que no había mejor mezcla que el hacer el amor con el hombre de tu vida, un día por la mañana, en tu cumpleaños, sintiéndote completamente amada y, sobre todo, deseada. _ Hola. – saludamos ambos a los padres de Leonardo, subí a darme una nueva ducha rápida y a cambiar mi ropa, cuando salí de la habitación me estaba esperando la madre del hombre que tanto amaba. _ Hija, ¿Cómo estás? – preguntó ella sonriéndome cálidamente cómo siempre lo ha hecho, sonreí y me acerqué a ella para abrazarla, ella ha sido la madre amorosa y comprensiva que nunca tuve. _ Bien gra
Mi padre y mi suegro quisieron encargarse de la parrilla, todo pintaba salir bien hoy. Leonardo fue con la niña a abrir la puerta, mi cuñado y su familia ya habían llegado y al fin estábamos todos para celebrar en familia. Los hijos de Leandro estaban acostumbrados a meterse a la piscina, cosa que me molestaba porque Luis y Lucía se ponían muy inquietos por querer hacer lo mismo que ellos. _ Iremos por los trajes de baño. – le dije a mi suegra y a mi madre. – Les echan un ojo a los pequeños. <
_ Te amo. – susurró entre mis brazos una vez me levanté a abrazarlas. Este momento era mágico, para todos, deseaba este día, y es gracioso, porque hace tres años atrás ni siquiera me hubiera imaginado que estaría aquí, pidiéndole matrimonio a la madre de mis hijos, a la razón de mi existencia._ También te amo. – dije besando sus labios y sonriendo una vez nuestro beso finalizó. – Siempre lo haré, Camila, siempre te cuidaré. – mencioné sonriendo nuevamente.Nuestros pequeños se acercaron a abrazarnos, ellos aún no comprendían la felicidad tan grande que sentíamos, supongo que pensaban que nuestras lágrimas son de tristeza como ellos cuando no estamos cerca._ Vamos adentro. – dijo Camila e invitó a los músicos a comer algo, supongo que era su manera de compensarles el haber h
_ Perdón, no volverá a pasar, actué cómo un niño pequeño temeroso de perder lo que más quiere. – respondí. _ Nunca me perderás, amor. – sonrió y volví a besarla. – Al fin terminaremos con la prueba del pastel, supongo que es lo último que falta en la lista de tu padre, al fin podremos tener tiempo para nosotros. – mencionó. _ Claro que sí, hermosa. Recuerda que tenemos que pasar al super de vuelta a la casa de mis padres. – mencioné sonriendo, y sí, nuestra casa ya estaba en proceso de remodelación, así que después de
Camila SáezLeonardo se ha estado comportando de manera extraña, quedan solo días para nuestra boda y solo deseo que esté a mi lado, sus salidas a las tantas de la noche me están haciendo preguntar si es qué en verdad está dispuesto a casarse conmigo, o si es qué, está arrepentido. Ha salido hace aproximadamente una hora, son las diez de la noche, sé que ni siquiera es tan tarde, pero es que es la tercera vez esta semana, y eso me preocupa, el Leonardo que conozco no desperdiciaría pasar tiempo con sus hijos y conmigo y lo peor… lo peor es qué no quiere contarme lo que le pasa.
_ Y yo a ti Camila, mi corazón late únicamente por ti, por tu amor, sin ti estaría completamente perdido. – mencioné tomándola entre mis brazos, sus piernas entrelazaron mi cintura provocando que el roce de nuestras entrepiernas provocara esa tensión que terminaría en deseo, ese deseo desenfrenado de querer poseer nuestros cuerpos. _ Hazme el amor. – susurró entre mis labios, mi miembro rápidamente comenzó a endurecerse, sentía el impulso de hacerla mía ya, pero después de muchos días sin tener su cuerpo desnudo junto al mío, deseaba recorrer lentamente cada centímetro de su piel. _ Disculpe. – dije antes de contestar la llamada. _ No dejes a tu mujer sola, ellos van por ella, no te despegues y será mejor que salgas de la ciudad, ¡Ahora! – mencionó alarmándome. Corté la llamada y procedí a llamar a Camila, mi corazón latía aún más fuerte que antes, no contestaba, mi padre y mi madre se acercaron, seguido de mis hijos, de pronto mi teléfono comenzó a sonar nuevamente._ Hola, Camila, venté enseguida para la iglesia, dime, ¿Dónde est&aaCapítulo 44