_ Te amo. – susurró entre mis brazos una vez me levanté a abrazarlas. Este momento era mágico, para todos, deseaba este día, y es gracioso, porque hace tres años atrás ni siquiera me hubiera imaginado que estaría aquí, pidiéndole matrimonio a la madre de mis hijos, a la razón de mi existencia.
_ También te amo. – dije besando sus labios y sonriendo una vez nuestro beso finalizó. – Siempre lo haré, Camila, siempre te cuidaré. – mencioné sonriendo nuevamente.
Nuestros pequeños se acercaron a abrazarnos, ellos aún no comprendían la felicidad tan grande que sentíamos, supongo que pensaban que nuestras lágrimas son de tristeza como ellos cuando no estamos cerca.
_ Vamos adentro. – dijo Camila e invitó a los músicos a comer algo, supongo que era su manera de compensarles el haber h
_ Perdón, no volverá a pasar, actué cómo un niño pequeño temeroso de perder lo que más quiere. – respondí. _ Nunca me perderás, amor. – sonrió y volví a besarla. – Al fin terminaremos con la prueba del pastel, supongo que es lo último que falta en la lista de tu padre, al fin podremos tener tiempo para nosotros. – mencionó. _ Claro que sí, hermosa. Recuerda que tenemos que pasar al super de vuelta a la casa de mis padres. – mencioné sonriendo, y sí, nuestra casa ya estaba en proceso de remodelación, así que después de
Camila SáezLeonardo se ha estado comportando de manera extraña, quedan solo días para nuestra boda y solo deseo que esté a mi lado, sus salidas a las tantas de la noche me están haciendo preguntar si es qué en verdad está dispuesto a casarse conmigo, o si es qué, está arrepentido. Ha salido hace aproximadamente una hora, son las diez de la noche, sé que ni siquiera es tan tarde, pero es que es la tercera vez esta semana, y eso me preocupa, el Leonardo que conozco no desperdiciaría pasar tiempo con sus hijos y conmigo y lo peor… lo peor es qué no quiere contarme lo que le pasa.
_ Y yo a ti Camila, mi corazón late únicamente por ti, por tu amor, sin ti estaría completamente perdido. – mencioné tomándola entre mis brazos, sus piernas entrelazaron mi cintura provocando que el roce de nuestras entrepiernas provocara esa tensión que terminaría en deseo, ese deseo desenfrenado de querer poseer nuestros cuerpos. _ Hazme el amor. – susurró entre mis labios, mi miembro rápidamente comenzó a endurecerse, sentía el impulso de hacerla mía ya, pero después de muchos días sin tener su cuerpo desnudo junto al mío, deseaba recorrer lentamente cada centímetro de su piel. _ Disculpe. – dije antes de contestar la llamada. _ No dejes a tu mujer sola, ellos van por ella, no te despegues y será mejor que salgas de la ciudad, ¡Ahora! – mencionó alarmándome. Corté la llamada y procedí a llamar a Camila, mi corazón latía aún más fuerte que antes, no contestaba, mi padre y mi madre se acercaron, seguido de mis hijos, de pronto mi teléfono comenzó a sonar nuevamente._ Hola, Camila, venté enseguida para la iglesia, dime, ¿Dónde est&aaCapítulo 44
Camila Sáez. La puerta se abrió, espera que Salvatore ingresara para llevarme con mi familia, pero no, se trataba de Adrián, pero que hacía él aquí, cómo había dado con mi paradero. _ Hola, Camila. – mencionó él, algo en su mirada era distinto, a tal punto que me aterró la forma en que me miraba y el tono de su voz. _ Adrián, ¿Qué haces aquí? – pregunté confundida. - ¿Cómo disté conmigo? – mencioné nuevamente.
_ No podré asistir a tu boda, Salvatore, tengo asuntos más importantes de los cuales ocuparme, pero Ana los acompañará y se encargará de que todo esté bien. – mencionó mi padre sonriendo. _ Está bien padre, pero recuerda que no soy un niño, más niña es ella. – comenté tratando de llevar la contraria de su orden para que no cambiara de opinión. _ Ya he dicho, Salvatore. – mencionó, siempre tan obstinado, me harás un gran favor, padre. Pensé para mi interior. Salvatore y CamilaTengo una sola misión, mantener a Camila a salvo por única petición de Leonardo, así que la llevaré a mi casa, donde pienso cumplir mi palabra. Entré en la habitación donde la tenían prisionera, estaba atada en una silla, amordazada, con una venda en los ojos, verla vestida con aquel traje de novia, tan delicada, tan débil…_ ¿Qué hace esta mujer aquí y en estas condiciones? – mencioné alterado. – Estas no eran mis instrucciones. – grité nuevamente._ Fue mi idea. – dijo una voz conocida acercándCapítulo extra 1
Salí, tenía unos asuntos que arreglar con Ana, digamos que se había quedado en mi habitación, no me agradaba en lo absoluto que lo hiciera, los hombres de mi padre podrían decirle lo sucedido, aunque creo que Ana se acuesta con un par de ellos también, es muy astuta la perra.Volví a casa, subí a la que era mi habitación, donde se estaba hospedando Camila, una vez allí me di cuenta de qué estaba profundamente dormida. Sí, por primera vez en mi vida me dormiría en una habitación que no era la mía, y peor aún, por cedérsela a una mujer con la que ni siquiera había tenido intimidad.Semanas después.