Leonardo Álvarez
Tomé a Camila en mis brazos para recostarla en la cama, me sentía miserable, ella estaba dispuesta a irse, dispuesta a dejarme, pero no porque ella quería hacerlo, si no por lo que yo mismo había mencionado, mis palabras la alejaron y seguramente mis actitudes también, por algo seguía sintiéndose culpable.
_ ¿Por qué no me lo dijiste antes? Camila, estoy arrepentido, demasiado, por mis actitudes, por no haber vuelto ayer a casa, mientras me esperabas, y es que nuevamente he provocado lágrimas en tus ojos. – susurré sonriendo mientras me sentía miserable. – No sé cómo fui capaz de olvidar por qué me había enamorado de ti, que tu nobleza siempre me ha atraído, tu manera tan sensible de ser frente a las personas que consideras importantes. – agregó.
_ Leonardo. – susurró. – Pens&ea
Camila SáezHace semanas, junto a Leonardo hemos tenido distintas opiniones, hoy, en cambio, saldremos completamente de las dudas, no he usado ningún método anticonceptivo, y, aunque las relaciones sexuales que mantenemos no son tan constantes como antes, debido a las clases y demás, pero igualmente no he sufrido algún atraso o susto, nada. Iríamos al ginecólogo, obviamente tenía miedo, temía que me dijeran que no podía volver a quedar embarazada, hace algunos días me hice los estudios, hoy estaban los exámenes, me sentía tensa, preocupada y asustada. Sé la ilusión que le pro
Leonardo ÁlvarezConversación entre Leonardo y Agustín._ ¿Estás seguro de lo que dices? – pregunté enojado, no podía creer la calaña de persona que era Esteban y cómo se coludió con Ana por sexo. _ Sí, Leonardo. Lamento decírtelo por que es mi hermana, pero no puedo dejar que arruine tu relación con Camila, entre Esteban y ella te drogaron, te emborracharon y hicieron parecer que tuviste sexo con ella. – mencionó. Tenía que hablar con Camila y advertirle, pero antes tenía que salir de una duda. Seis meses después. Leonardo Álvarez La barriga de Camila ya se veía abultada, ya llevamos cinco meses embarazados, y nada más que de mellizos, aún no sabemos su sexo, pero ya en una semana podremos saber si tendremos niñas o un par de niños. ¿Sí lo consideramos un regalo? Obviamente que sí, después de haber perdido a nuestro primer bebé, y después de todo lo que vivimos, de cada error que cometí, de las veces que he intentado enamorarla nuevamente, y qué, además, sigo haciéndolo, ahora mucho más que antes quiero estar detrás de cada paso que dé. La relación con mi padre a estado mejorando, paulatinamente, pero no le pediré más, con dejar los insultos y comportarse enfrente de Camila me basta. Con la madre de Camila no tengo mucho más que decir, sigue reacia a cualquier intento de acercamiento con nosotros, pero su padre, cómo en un inicio, está atento a todo lo que compartimos. Es más, hoy viene de visita, aunque llega por la tarde, luego de Capítulo 27
Camila SáezAhora, al recordar los días en qué las cosas con Leonardo iban de mal en peor, me parecía un chiste que fuera cierto, nadie que nos viera se daría cuenta de los problemas que alguna vez nos atormentaron tanto._ Hola padre. – mencioné mientras abría la puerta y lo abrazaba sonriendo. Quería tanto volver a verlo, oler su perfume y saber cómo iba su vida allá en casa. Detrás de él venían los padres de Leonardo, además de, mi madre y hermanas, no entendía a que se debían estas visitas, pero me alegraba esta reunión familiar.Ahora más, que el padre de Leonardo, había dejado de ser tan insoportable conmigo y me ha dado la oportunidad de llevarnos bien, aunque debió ser todo al revés, pero bueno, me encantaba llevar la fiesta en paz._ Buenas tardes. – mencioné nuevamente a todos cuand
Dos horas después. Leonardo y yo estábamos en la cocina levando y secando algunos trastes para guardarlos, ni siquiera sabía por qué había contratado a Amalia, si bien que podía realizar todas las labores de la casa sola. _ Aún no lo entiendo. – dije refiriéndome al tema, aunque debo aceptar que me encanta no estar sola durante todo el día, en especial cuando a Leo le toca estar hasta tarde fuera. _ Así no te cansas demás, he notado que últimamente tu respiración se acelera luego de realizar algunas acciones. – mencionó, supongo que no le gustará lo que diga el médico el próximo control. – Además me aseguro de que te tomes las pastillas que te dejó el médico, recuerda, estás cargando dos vidas en tu vientre, debes tener el máximo cuidado posible en cualquier cosa que hagas. – agregó nuevamente. _ No estoy enferma, Leonardo. – mencioné sonriendo y besando su frente. _ Si algo llegase a pasarte a ti o a nuestros bebés me moriría Camila, y de por si un embarazo doble es complicado…
Leonardo ÁlvarezYa solo nos quedan tres meses para que los bebés nazcan, nos hemos enterado que seremos padres de un niño y de una niña, estamos mucho más que entusiasmados con la noticia, es más, creo que tenemos todo lo necesario y más en la casa.La hermana de Camila, Antonella se ha quedado con nosotros por petición de su madre, ella no pierde oportunidad para hacer sentir mal a mi mujer, lo que me altera un poco, por mí estuviera bien lejos. _ Buenos días. – dijo la mujer que cada mañana amanece a mi lado, y que además, es la madre de mis pequeños que van a nacer. _ Buenos días mi dulce y hermosa Camila. – mencioné sonriendo y acercándome a ella para abrazarla y acariciar su abultado vientre. – Los pequeños amanecieron activos. – dije cuando sentí unas patadotas en mis manos._ Sí. Van a ser bastantes inquietos una vez nazcan. – mencionó ella sonriendo con esa ternura que la caracterizaba. – Te amo, Leonardo. Gracias por estar todo este tiempo conmigo, por cumplirme cada capri
Me llamaron del trabajo, era una cosa de vida o muerte, según me habían explicado por teléfono. Dejé a Camila a cargo de la nana, Amalia. Cuando llegué a la empresa, me di cuenta de que alguien esperaba en mi oficina, ingresé en ella, para mi desgracia, se trataba de Ana. _ ¿Qué haces aquí? ¿No te ha quedado claro que no me interesa estar a tu lado? Ni siquiera quiero recordar que te conozco. – mencioné seriamente. _ Respuesta errónea, querido Leonardo. – dijo sonriendo como p
Camila SáezDesperté en un cuarto frío, todo mi cuerpo dolía, sentía que mi cuerpo había sido rasgado, sobre todo en la entrepierna, luego recordé a mis hijos, ¿Dónde estaban? ¿Estoy sola? ¿Será que me han dejado sola? Me senté en la cama y pronto vi la figura varonil de Leonardo, sonreí, de pronto comencé a oler su perfume, ese aroma tan embriagador que reconocería en cualquier lugar. _ Amor. – susurré. Él se levantó, parecía q