Hace un añoMe meto entre las personas, me abro paso entre el tumulto de gente que se apretuja y se empuja al ritmo de la música que sale de los altavoces. Trato de pasar sin tener que golpear a quienes se interponen en mi camino, pero es imposible, tengo que ser un poco ruda si quiero llegar a mi destino. Y eso me hace pensar... ¿Cuál es mi destino? Bueno, para empezar ni siquiera recuerdo bien como llegué aquí.Después de recibir un par de codazos en mi costado y sufrir derramamientos de bebidas que desconozco, pero que parece cerveza (es mejor eso que orina), logro llegar a una puerta medio descuidada, claro, creo que es el baño. Me acerco a paso lento mientras miro sobre mis hombros por si algún alma curiosa osa observar mis movimientos.Una vez que me cercioro de que todos a mi alrededor están más ocupados bebiendo, fajando, llorando o peleando qué en verme, abro la puerta de un tirón y me cuelo por la abertura. Una vez dentro, la luz se vuelve tenue y la música decrece de volume
Y tiene toda la jodida razón, no puedo creer que me metiera ahí. No debí buscar un baño.—No, por favor, déjanos ir.Le ruego, pero el tipo barbón solo se carcajea. Dice algo en otro idioma y nos hacen una señal de que nos dirijamos a la habitación donde están las chicas. Trato de negarme, pero me pone el arma en la espalda y no me queda más que seguir. Haziel hace lo mismo que yo, pero veo como las lágrimas surcan su rostro y como su cuerpo tiembla demasiado. Quisiera tranquilizarla, pero sinceramente, me estoy cagando de miedo.En algún momento en el camino, siento como mi pulso se acelera más de lo que ya estaba, siento que el aire me falta, quiero respirar, pero algo me lo impide. De pronto, mis piernas ya no responden, pierdo fuerza y caigo al piso. Mis brazos tiemblan y no puedo evitarlo. Cada vez siento que el aire se me va más y más, mi visión se torna borrosa y apenas puedo balbucear incoherencias.—¿Qué le pasa? ¡Hey, párate!—Pégale un tiro y vámonos con la otra—No seas pe
El remolino de sentimientos me imposibilita definir exactamente qué siento. No esperaba ver a Mateo en la universidad y menos aun besando a Catarina, pero lo que más me duele no es eso. Lo que punza en mi pecho y desgarra mi alma es saber que Mateo presenció la humillación de Aiden. Jamás le conté de mi pasado como chica bulleada, nunca relaté mis anécdotas siendo la paria. Y ahora lo vio.En cuánto llegué a Estrada me sentí fuerte, un poco empoderada. Mi vida en la nueva ciudad se veía prometedora y cuando empecé a salir con Mateo todo se volvió casi perfecto. Me sentía fuerte y todo mi pasado se borró en un segundo. Y ahora volvió.Mateo sabrá que fui una chica débil y asustadiza, un adolescente con baja autoestima que se dejaba herir por un idiota. Sé que no debería, pero me avergüenza mi yo del pasado y me da pena que Mateo sepa que Di alguna vez existió.Aiden es un hijo de perra y al menos le respondí, Di jamás se habría atrevido. Es un logro.Compro una bolsa de gomitas enchila
Media escuela habla sobre la fiesta que se llevará a cabo el viernes en casa de quién sabe quién. Las chicas muestran en fotos sus atuendos y chillan emocionadas.Como debí imaginar, a mí nadie me informa de la fiesta por lo que supongo que tampoco fui invitada a esta. Lo bueno es que no me interesa, prefiero salir con Germán a cualquier lugar donde la paz y tranquilidad reinen.He llegado a pensar que presentarle a mamá a Germán es una buena idea. Podría llevarlo al cementerio, pero además de que es demasiado pronto, podría pensar que soy rara porque no es muy agradable llevar a tu nuevo... ¿Amigo? A la tumba de tu madre. Una cita con los muertos no es la mejor forma para conocerse.Entro al salón y me encuentro con Aiden de frente. Me quedo sin palabras por un momento. Últimamente sus humillaciones solo son sonidos de burla cuando entro al aula, después de la escena de las ITS ha estado tranquilo. Estoy preparándome mentalmente para cualquier comentario vergonzoso que me haga querer
Llego a casa y veo que tanto mi padre como Valentina salieron. La camioneta no está estacionada y la comida está a medio hacer, con suerte apenas apagaron la estufa. Me asomo a una cacerola, el interior tiene algo extraño que desprende un olor a quemado. Si eso se supone que es lo que comeríamos hoy, supongo que lo daremos por perdido. Tomo la cacerola por el mango y lo tiro a la basura.Saco del congelador un paquete de macarrones con queso para calentarlo y comer. De por sí soy mala cocinando, no tengo ganas de ponerme a preparar algo que seguramente terminará con sabor rancio. Prendo el microondas y espero, paciente, a que la comida esté lista.Me acerco al frutero y veo la perfectamente alineada pila de manzanas, vaya, Valentina debió tardarse mucho en arreglar eso. Solo para molestar, tomo una de las de en medio y la saco con fuerza. La pila se cae, pero vuelvo a acomodar todo en su lugar. Estoy idiota, las manzanas se golpean.Estoy acomodándolas, cuando una de ellas resbala de
Oh, dios. Nunca busquen donde no los llaman, a veces es mejor no enterarse de nada.Escucho el sonido de un automóvil llegar a la entrada. Rápidamente cierro todas las ventanas que tengo abiertas y saco la memoria para guardarla en mi mochila. Cierro mi computadora portátil y rápidamente brinco a la cocina para lavar mi plato sucio. Mi padre y Valentina me encuentran lavando, se ve tan natural que estoy segura no levanto ni una sospecha.—Di, ven rápido, quiero decirte algo sobre la boda.¿La boda? ¿Cuál boda? Hace dos semanas aún ni había fecha. Me seco las manos con un trapo que hay cerca y voy con mi papá.—Sé que todo esto es precipitado, pero eres un adulto y puedes entender —mi padre besa la mano de Valentina—. Pensábamos esperar hasta que se vendiera la casa y todo quedara en orden, pero hemos decidido que habrá boda pronto.Su puta madre y que me perdone la abuela a quien no veo hace años, pero que no me jodan, esto ya es demasiado. Si al principio desconfiaba de Valentina, ah
Por la noche no puedo dormir debido al insomnio. El misterio de los archivos desaparecidos me da vueltas en la cabeza, ¿cómo es que se borraron? ¿Habrá sido por un error informático? Sé que hay gente dedicada a meterse a las computadoras desde lugares remotos, pero vamos, la USB estaba en mi mochila, no estaba en ningún aparato electrónico.Un recuerdo me viene a la mente, fue hace más de medio año, poco antes del fin de semestre en la universidad. Apenas me acoplaba a la doble vida que tenía de estudiante e intento de agente especial como Mateo.—¿Cómo es posible que tengas ese tipo de aparato? —le pregunté a Mateo una noche mientras él revisaba una tarjeta SD que robó de un tipo que conoció en el bar—. Debe ser como exclusivo de la policía o de la milicia.Él miraba atentamente el aparato rectangular en sus manos. Era como una pantalla del tamaño de un teléfono móvil, excepto que este tenía tres botones: Arriba, abajo y una figura de bote de basura. Mateo se veía tan guapo cuando es
Al otro día en la universidad, lo primero que noto es que Catarina llega sola y cabizbaja. La pelirroja siempre trae esa aura divertida y amigable, pero el día de hoy parece triste. No resplandece, supongo que tiene que ver con el clima, no está soleado y llovizna desde temprano. La miro fijamente, estoy tentada a hablarle, ella tiene que saber algo. No la recuerdo como miembro de El Círculo, tampoco como un aprendiz, tal vez solo es novia de Mateo; una chica a la que conoció apenas. Pero, repito, algo debe saber. Si me voltea a ver, sí le hablo. Sin embargo pasa de largo y me ignora épicamente.Entro al edificio feo y me dirijo a mi clase. Supongo que estos días habrá oportunidad de conversar. Quisiera saber cómo es, qué de ella es lo que cautivó a Mateo.Llego a mi salón y miro alrededor. Estoy buscando a la chica que se ganó la ira de Aiden al subir el video de la carrera a sus redes sociales. La única persona que parece no repudiarme en este pueblo es Germán, pero él ni siquiera v