Llego a casa y veo que tanto mi padre como Valentina salieron. La camioneta no está estacionada y la comida está a medio hacer, con suerte apenas apagaron la estufa. Me asomo a una cacerola, el interior tiene algo extraño que desprende un olor a quemado. Si eso se supone que es lo que comeríamos hoy, supongo que lo daremos por perdido. Tomo la cacerola por el mango y lo tiro a la basura.Saco del congelador un paquete de macarrones con queso para calentarlo y comer. De por sí soy mala cocinando, no tengo ganas de ponerme a preparar algo que seguramente terminará con sabor rancio. Prendo el microondas y espero, paciente, a que la comida esté lista.Me acerco al frutero y veo la perfectamente alineada pila de manzanas, vaya, Valentina debió tardarse mucho en arreglar eso. Solo para molestar, tomo una de las de en medio y la saco con fuerza. La pila se cae, pero vuelvo a acomodar todo en su lugar. Estoy idiota, las manzanas se golpean.Estoy acomodándolas, cuando una de ellas resbala de
Oh, dios. Nunca busquen donde no los llaman, a veces es mejor no enterarse de nada.Escucho el sonido de un automóvil llegar a la entrada. Rápidamente cierro todas las ventanas que tengo abiertas y saco la memoria para guardarla en mi mochila. Cierro mi computadora portátil y rápidamente brinco a la cocina para lavar mi plato sucio. Mi padre y Valentina me encuentran lavando, se ve tan natural que estoy segura no levanto ni una sospecha.—Di, ven rápido, quiero decirte algo sobre la boda.¿La boda? ¿Cuál boda? Hace dos semanas aún ni había fecha. Me seco las manos con un trapo que hay cerca y voy con mi papá.—Sé que todo esto es precipitado, pero eres un adulto y puedes entender —mi padre besa la mano de Valentina—. Pensábamos esperar hasta que se vendiera la casa y todo quedara en orden, pero hemos decidido que habrá boda pronto.Su puta madre y que me perdone la abuela a quien no veo hace años, pero que no me jodan, esto ya es demasiado. Si al principio desconfiaba de Valentina, ah
Por la noche no puedo dormir debido al insomnio. El misterio de los archivos desaparecidos me da vueltas en la cabeza, ¿cómo es que se borraron? ¿Habrá sido por un error informático? Sé que hay gente dedicada a meterse a las computadoras desde lugares remotos, pero vamos, la USB estaba en mi mochila, no estaba en ningún aparato electrónico.Un recuerdo me viene a la mente, fue hace más de medio año, poco antes del fin de semestre en la universidad. Apenas me acoplaba a la doble vida que tenía de estudiante e intento de agente especial como Mateo.—¿Cómo es posible que tengas ese tipo de aparato? —le pregunté a Mateo una noche mientras él revisaba una tarjeta SD que robó de un tipo que conoció en el bar—. Debe ser como exclusivo de la policía o de la milicia.Él miraba atentamente el aparato rectangular en sus manos. Era como una pantalla del tamaño de un teléfono móvil, excepto que este tenía tres botones: Arriba, abajo y una figura de bote de basura. Mateo se veía tan guapo cuando es
Al otro día en la universidad, lo primero que noto es que Catarina llega sola y cabizbaja. La pelirroja siempre trae esa aura divertida y amigable, pero el día de hoy parece triste. No resplandece, supongo que tiene que ver con el clima, no está soleado y llovizna desde temprano. La miro fijamente, estoy tentada a hablarle, ella tiene que saber algo. No la recuerdo como miembro de El Círculo, tampoco como un aprendiz, tal vez solo es novia de Mateo; una chica a la que conoció apenas. Pero, repito, algo debe saber. Si me voltea a ver, sí le hablo. Sin embargo pasa de largo y me ignora épicamente.Entro al edificio feo y me dirijo a mi clase. Supongo que estos días habrá oportunidad de conversar. Quisiera saber cómo es, qué de ella es lo que cautivó a Mateo.Llego a mi salón y miro alrededor. Estoy buscando a la chica que se ganó la ira de Aiden al subir el video de la carrera a sus redes sociales. La única persona que parece no repudiarme en este pueblo es Germán, pero él ni siquiera v
—¿En qué te especializarás? —pregunta Germán mientras me observa comer el helado a mordidas—. Ya sabes, después del próximo semestre cuando termine el tronco común.Me tomo mi tiempo para responder. No sé realmente qué quiero; en Estrada me había decidido por Actuaría, según yo me gustaban las matemáticas, sin embargo, después de llevar Cálculo Avanzado me di cuenta de que tal vez no era lo mío. Química me agradó, en realidad Mateo supo ayudarme a tal punto que me terminara gustando la materia, pero dudaba que fuera lo mío. ¿Economía? Bueno, siempre le puse excusas a eso porque mi padre es un hombre de negocios que anteriormente fue policía. Si decidiera seguir por ese camino terminaría con un trabajo asegurado como segunda de mi padre en su empresa, pero no es lo que quiero. Mi meta es obtener mi título e iniciar mi propio camino, no verme facilitada por mi papá quien después de todo, se alejará más de mí por Valentina.Me viene a la mente la profesora Tatiana. Tal vez deba especiali
—¿En qué te especializarás? —pregunta Germán mientras me observa comer el helado a mordidas—. Ya sabes, después del próximo semestre cuando termine el tronco común.Me tomo mi tiempo para responder. No sé realmente qué quiero; en Estrada me había decidido por Actuaría, según yo me gustaban las matemáticas, sin embargo, después de llevar Cálculo Avanzado me di cuenta de que tal vez no era lo mío. Química me agradó, en realidad Mateo supo ayudarme a tal punto que me terminara gustando la materia, pero dudaba que fuera lo mío. ¿Economía? Bueno, siempre le puse excusas a eso porque mi padre es un hombre de negocios que anteriormente fue policía. Si decidiera seguir por ese camino terminaría con un trabajo asegurado como segunda de mi padre en su empresa, pero no es lo que quiero. Mi meta es obtener mi título e iniciar mi propio camino, no verme facilitada por mi papá quien después de todo, se alejará más de mí por Valentina.Me viene a la mente la profesora Tatiana. Tal vez deba especiali
—Hola, Di —saluda mi padre mientras cuelga su saco, se ve feliz—. Hoy fuimos a ver un par de salones para la boda, queremos que sea algo sencillo, pero vendrá gente de muchas partes, mis socios y clientes. Puedes invitar amigos, si quieres.¿Es neta, papá? No tengo un jodido amigo. Aparte, una boda en Sores es aburrida, podría bien casarse en París, Cancún, Cartagena, Londres, no sé. Sospecho que esto tiene que ver con la estúpida de Valentina.—Ya, espero que sea verdaderamente sencillo, en este pueblo siempre es fácil llamar la atención.—Tranquila, hija —oh, por dios, acaba de decirme hija, hace mucho no escucho eso—. Serán doscientos cincuenta invitados cuando mucho.En la torre, yo imaginaba que serían menos de cien.—¿Qué le ha pasado al anillo, Di? —pregunta Valentina—. ¿Lo perdiste?—No, está en mi escritorio —digo con una sonrisa—. Lo que pasa es que me empezó a apretar, creo que me hinché un poco. O tal vez estoy subiendo de peso.—Oh, vaya, puedo llevarlo a que lo arreglen,
Después de al menos una hora eligiendo el conjunto perfecto, me decido por algo al azar. Lo que es importante y no pienso dejar de lado, es el broche que me dio mamá. Ahora que lo he recuperado lo voy a usar lo más posible. Obviamente tiré el listón azul a la basura. Me miro al espejo y busco alguna imperfección; los pendientes de oro blanco son pequeños, tienen forma de estrella, son lindos y no llaman la atención, el rímel apenas se nota; lo que prefiero es que se vea natural, el brillo labial es el que me incomoda. Me veo bien, por dios que sí, pero me da esa necesidad de morder mi labio inferior cuando estoy nerviosa y el sabor del cosmético no es muy agradable.Tampoco es como que traiga el color rojo intenso que con un pequeño error queda embarrado y parezca payaso salido de prostíbulo.Ni Valentina ni mi padre están. Así que no veo inconveniente en que Germán entre a casa. Sin embargo, está abajo mientras yo pierdo el tiempo aquí arriba. Me pongo rápidamente crema hidratante y