― ¡Estamos en la final! ― Gritó Tom a la escuela entera cuando volvimos del último partido. La multitud nos recibió con vítores y se conglomeró en la entrada de la escuela. Tom los hizo callar poco a poco. ― Y escuchen esto. ¡La final será aquí!
Lo habíamos conseguido, habíamos logrado llegar a la final y por azar del destino, este año la final se llevaría en la escuela de alguno de los finalistas. Habíamos sido los elegidos. El próximo sábado nos enfrentaríamos a los campeones invictos, los Silver Lions, eran un contrincante difícil, pero este año, nuestro último año, tendríamos que agarrar el toro por los cuernos y vencerlos.
Tom se abrió paso en la multitud y corrió hacia Yuli. Yo me giré buscando a Kim, la vi alejada de la multitud y estaba dando saltos de emoción,
Los siguientes meses Kim y yo la pasamos visitando lugares de la ciudad los fines de semana y estando juntos en clases, como cualquier otra pareja, solo que nosotros no éramos cualquier pareja, veras…Mi novia era un fantasma.― No funciona, Derek. ― Dijo Kim frustrada una tarde en el jardín de mi casa.Intentamos tomar más fotografías juntos pero no funcionaba, la única foto en la que la figura de Kim aparecía era la de la noche del baile. Intentamos cambiando filtros y modificando luces... Pero nada funcionaba. Al final nos resignamos.― Bueno…― Le respondí mientras le mostraba la foto del baile. ― Al menos tenemos esta.― Esta linda. Sales muy guapo. ― Admitió con cierta vergüenza.Al siguiente día, llegó una carta a la casa. Mamá me llamó a voz en grito para que bajara a verla. Tenía mi nombre.―
Cuando llegué a la colina ella ya estaba ahí. Me miró y se acercó despacio a mí. Yo me quedé helado cuando la vi. Me tomó de la mano y me sonrió.― Kim… ¿Por qué estas usando esa ropa? ― Llevaba puesta la misa ropa que el día que murió y llevaba puesta esa bufanda tejida a mano.― Anda, ven. ― Me dio un tirón y me hizo avanzar. ― Nos tomara un rato llegar a pie hasta el punto más alto. Ahí todo se ve mejor.Caminamos todo el rato en silencio, yo estaba sintiendo algo de pánico, pero no había razones. Yo no me había arrepentido y el año no estaba ni cerca.Cuando llegamos ya había oscurecido. No había nadie, yo había supuesto que habría más gente.― Kim ¿estas segura que hoy hay lluvia de estrellas?― Sí, estoy segura. ― Me abrazó con fuerza. ― Graci
Han pasado seis largos años, ahora soy un profesor de educación física en la ciudad. Mi hermano Isaac ya ha desarrollado todo un talento para el dibujo, muy seguramente va a seguir los pasos de papá. Miro a mis pequeños alumnos correr mientras se lanzan un balón, se divierten y eso me gusta. Termino la clase como cualquier otro día y me dirijo a casa. Ahora vivo solo en un pequeño departamento. Al entrar suspiró. Estoy solo. Me dirijo a mi habitación y como es costumbre poso la mirada en la fotografía del baile escolar, y ahí sigue mi pequeña Kim. Su silueta junto a mí sigue ahí, abro el cajón de mi buro y saco la bufanda. La acaricio con ternura. Esa es la prueba de que todo fue real, de Kim fue real.Mi teléfono suena y me saca de la tristeza en la que cada tarde al estar solo me hundo. Es Darién, nos tiene una sorpresa. Nos espera en u
Caminaba como de costumbre por los amplios pasillos de la escuela, baldosas blancas y bien pulidas, botes de basura a punto de reventar por tanta suciedad, casilleros de tonos que variaban entre rojo carmesí y rojo canela, algunos estaban cerrados y otros más tenían en frente a sus dueños rebuscando en el interior.Observaba con desgano las mismas escenas de siempre, a los chicos bravucones molestando a "su pequeña mascota", a las chicas que pintaban sus rostros con densas capas de maquillaje, muchachos de nuevo ingreso que como buenos alumnos llevan en los brazos sus tareas y libros de texto, grupos de personas reuniéndose, ya sea para despedirse o quedar en ir a algún lugar. Nada ha cambiado, ni siquiera yo y mi vieja rutina.Avanzaba rodeado de mis amigos, todos ellos musculosos, atléticos y de buen parecer. Somos del equipo de Básquetbol. No soy el capitán por supuesto y mucho menos el más p
La sala estaba llena de Amarilis blancos y su olor inundaba todo el lugar. Me encontraba en el funeral de Kim.Fue el momento más tenso y doloroso que pase en toda mi vida. Estar reunido en una sala llena de familiares de Kim, solo me hacía sentir peor, y provocaba que las tres palabras que tenía en mi mente se repitieran una y otra vez."Fue mi culpa". Y claro que lo era, ella me salvó de morir hace tres días, hablamos solo una vez y ahora contemplaba su delicado cuerpo en un ataúd.Le habían colocado un vestido blanco, su cabello liso y negro enmarcaba su rostro, que ahora era casi tan inmaculado como su vestido. De aquellas mejillas rosadas no quedaba ningún rastro. Era tan difícil verla sin sentir la culpa quemándome, yo debería ser quien estuviera en ese ataúd. Yo y no ella.Unos leves sollozos me trajeron de vuelta, eran de su madre, una mujer diminuta
― Entonces... Si digo que me arrepiento, ¿te iras?― No Derek, la cosa no funciona así. El problema está en que morí por ti. Y ahora me la debes, tiene que ser un arrepentimiento muy sincero.Sentía que de un momento para otro entraría en shock, asumí que todo era real, por el momento. Quizá mañana al despertar descubriría que todo fue una pesadilla.La chica, más bien, "la fantasma" que tenía frente a mí no se iría tan fácilmente. Lentamente me deje caer en el piso mientras me llevaba las manos a la cabeza.―¿¡Entonces qué quieres de mí!?― estaba empezando a sentirme al borde de lahisteria. Ella se inclinó para sentarse justo frente a mí.― Mmm...Solo quiero que te arrepientas.― ¡Pues me arrepiento! ¡Vete!― grité.Ella movió los ojos ha
Desperté como de costumbre y pensé que todo había sido una terrible pesadilla. Miré a mí alrededor y todo parecía muy normal, el reloj marcaba las 7:27 AM, la ventana de mi habitación dejaba pasar la tenue luz. Bajé las piernas de la cama y les di unos ligueros golpes con los puños.―Así que fue un sueño. Un mal sueño.― Dije mientras frotaba mis ojos y me estiraba.Al ver qué todo estaba aparentemente normal me duché y puse ropa cómoda, bajé a desayunar cereales y subí de nuevo a mi habitación, estaba seguro de que lo que pasó la noche anterior había sido solo un "sueño". Pero al abrir la puerta me encontré con Kim, que estaba de pie junto a mi cama, traía puesto un vestido blanco, y en su cabeza había un moño del mismo color, su cabellera estaba suelta y
Mi charla del día anterior con Kim me sirvió mucho para conocerla, llegué a comprender que era antisocial, no tenía ningún amigo y no le hablaba a nadie. Eso explicaba porque en su funeral solo había profesores de la escuela y familiares cercanos. Pero Kim era Kim, era extraña pero graciosa, molesta pero amable, y con mucha frecuencia me llamaba idiota o tonto. Me acostumbré al hecho de verla atravesando paredes. Me contó toda su vida escolar, los sueños que tenía para convertirse en astrónoma, y por consiguiente yo le conté la mía, pero omití el hecho de que aún no sabía que estudiar, era bastante patético confesarle que solo pensaba en el basquetbol.Nuestras vidas, según ella, se cruzaron por primera vez en el primer grado, cuando yo le presté un lápiz.Un lápiz, un simple