Llegamos a la playa y Dakota se deshizo de su vestido dejando ver sus curvas en un vestido de baño blanco que definitivamente le quedaba de maravilla.
─ ¿No vas a quitarte la camisa? ─preguntó con una sonrisa en sus labios.
Me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos ─ Nunca me voy a cansar de besarte ¿Ya te lo había dicho? ─pregunté.
Ella colocó sus manos en mis hombros y negó con la cabeza ─ No me lo habías dicho, pero no me quejaré de que siempre me beses Ambrose.
Pegué mis labios a ella en un beso lleno de pasión, su lengua danzaba con la mía y era una sensación.
La tomé de la mano y caminamos a orilla de la playa en dirección a uno de los restaurantes.
─ ¿Puedo hacerte una pregunta?
─ Claro ─respondí.
─ ¿Tu madre está
Dakota.─ Tengo algo de sueño, anoche no dormí bien, en conclusión, no me dejaste dormir ─soltó Ambrose a mi lado. Íbamos de camino a la cabaña después de cenar en ese hermoso restaurante.─ ¿No te dejé dormir?─ No, prácticamente estabas abusando de mí, pero como yo soy un buen novio tenía que complacerte.Solté una carcajada y asentí ─ Sí claro.Llegamos a la cabaña y Ambrose se deshizo de su camisa acostándose sobre la cama, caminé hasta él y tomé lugar sobre su pecho, llevó una de sus manos a su nuca y miró a mis ojos.─ Todavía estoy pensando en que vas a regalarme para mi cumpleaños ─soltó.─ ¿Quieres algún regalo en especial? ─pregunté.─ Déjame pensarlo ─llevó sus dedos a su barbil
Inferno.Pasaron dos días desde que llegamos nuevamente a la mansión. A decir verdad, prefería mil veces estar en una casa a solas con Dakota que estar en compañía de mis hermanos, los amaba, pero era detestable no poder tocar a Dakota frente a ellos.Salí de la habitación mientras que ella se encontraba en un profundo sueño, caminé hasta las escaleras y me topé con Olivia y una mirada un poco terrorífica.─ ¿Qué? ─pregunté.─ ¿Me vas a decir la verdad sobre ese golpe de Dakota? Llegaron hace dos días con esa patética excusa de que se cayó y no lo creo, conozco a Dakota lo suficiente para saber cuándo ella miente y cuando dice la verdad ─soltó.─ La verdad es que se cayó, estaba ebria, salió del baño y se cayó.─ ¿Acaso le pegaste?─ ¿Est&a
Dakota.Estaba frente a la puerta mirando como Ambrose golpeaba al chico frente a mí.Se qué esto sonará mal, pero me gustó ver esta faceta de Ambrose, era como un hombre temible, un hombre indestructible, un hombre salvaje. Ese mismo hombre salvaje que me follaba como una bestia.El chico quedó inconsciente después de tantos golpes, sin pensarlo y por iniciativa y excitación, caminé hasta Ambrose y pegué mis labios a él.─ ¿Qué... que haces? ─preguntó con una sonrisa.─ Estoy excitada.Me tomó de la cintura y me llevó hasta una de las paredes, subió mi vestido y se agachó frente a mí, bajó mis bragas hasta mis tobillos y metió su cabeza entre mis piernas, solté un gemido al sentir su lengua dando pequeños masajes en mi parte sensible.─ ¡INFERNO! ─grité
Dakota.─ ¿A dónde me llevarás? ─pregunte al subir a la camioneta.─ Al infierno.─ ¿Sabes qué tus sarcasmos a veces me asustan un poco?─ ¿Por qué? Yo sé que te gusta todo, absolutamente todo de mí ¿O me equivoco?─ No, no te equivocas.Ambrose arrancó el auto y se mantuvo conduciendo todo el trayecto en silencio, me limité en mirar por la ventanilla algunos lugares que ni había podido ver desde que llegué a París, pero tampoco quería decirle a Ambrose sobre esos lugares, sé que ahora estábamos pasando por un momento del cual el no tenía idea sobre las amenazas que recibió hacía mí.─ Estás muy callada y eso es algo nuevo ─soltó.─ Estaba pensando.─ ¿Pensando en qué?─ No lo sé, muchas cosas qu
Inferno.─ ¡Feliz cumpleaños! ─gritó Olivia al verme salir de la habitación, di un salto ante su grito, ni siquiera recordaba que vivía en esta casa ya que siempre estaba entre las piernas de Charles.─ Mmm Gracias.─ Oye, por lo menos alégrate un poco, es tu cumpleaños y eso sólo pasó una vez al año.─ No celebro mi cumpleaños ─respondí caminando hasta las escaleras.─ Eres un idiota, todo mundo celebra su cumpleaños.Me volteé a ella ─ ¡Pues, yo no! ─solté.─ Ay, pero que escandaloso.Bajé las escaleras y llegué hasta la puerta de la oficina de mi padre, giré el pomo y solté un suspiro al entrar al lugar.Tomé lugar en la silla giratoria y me dispuse en mirar algunas fotografías de la familia.Cuando éramos una familia, no
Dakota.Estaba terminando de arreglarme para la famosa celebración del cumpleaños de Ambrose. Coloqué en mis labios más del labial que me había prestado Emily.Iríamos a una discoteca con tema neón, llevábamos ropa muy escandalosa, y a eso se le sumaba mi labial que podía alumbrar la vida de las personas.Salí del baño y frente a mí estaba Ambrose con una expresión de enfado, él no quería ir a ese lugar y era obvio que tenía que ir, estábamos celebrando su cumpleaños.─ ¿Podrías quitar esa cara? Es una discoteca no un maldito matadero ─ solté.─ Dame un beso y quizás me lo pienso.Caminé hasta él y le di un beso corto en sus labios, aunque no recordaba mi labial y de inmediato solté una carcajada al ver sus labios de ese color rosa, no s
Dakota.Llegamos hasta los chicos que estaban en una enorme mesa, Charles volteó a nosotros y por su expresión sé muy bien lo que pensó.─ ¿Dónde estaban? los estuvimos buscando ─preguntó Emily.─ Huelen a sexo ¿Estaban follando? ─preguntó Olivia.Ambrose rodó los ojos y pasó por su lado sin dirigirle la palabra.─ Estábamos cerca del DJ ─respondí.─ Estaba masturbando a mi novia ¿Hay un problema con eso Olivia? ─preguntó Ambrose.Sentí que me había puesto de todos los colores posibles, sentía vergüenza, pena, de todo un poco.─ ¡Vaya! Tienes que enseñarme el lugar ─contestó Charles con una sonrisa.─ ¡Ay por dios chicos! ─exclamó Emily.Caminé hasta Ambrose y tomé lugar a su lado, pero él me tom&oac
Inferno.Después de estar más de quince minutos en la pista de baile, decidimos empezar a beber para celebrar mi cumpleaños, al igual que los nuevos integrantes de la familia Wembley.Tomé lugar en una de las sillas y Dakota se sentó frente a mí, ella se encontraba hablando con Olivia y yo sólo veía sus labios moverse mientras hablaba, como mordía sus labios, como pasaba su mano por su cuello y como miraba en mi dirección.─ ¿Qué piensas de eso Inferno?─ ¿Qué? ¿De qué? ─pregunté a Charles.─ Nada olvídalo idiota, nunca puedo tener una conversación pacífica contigo, quién sabe en qué siempre piensas.─ ¿Qué tal si nos vamos a casa? Estoy un poco cansada y...─ Vámonos a casa, al menos que alguno quiera seguir ─soltó Thomas