─ Tú puedes Dakota, no tengas miedo, es sólo un hombre nunca has tenido miedo ¿Porque mierda estoy nerviosa? ─dije frente al espejo del cuarto de baño.
Solté un suspiro y me metí a la ducha, enjaboné mi cuerpo, depilé mis piernas y salí, tomé el conjunto negro que había comprado y un vestido de flores algo ancho, una manga caía de mi hombro, peiné mi cabello en una coleta y solté otro suspiro.
─ Deja los nervios ─ dije a mi misma.
Abrí la puerta y caminé hasta la habitación vi a Inferno frente a la mesa colocando una caja de pizza. Llevaba un pantalón de chándal gris y sin nada arriba, dejando ver el tatuaje de su brazo.
─ Pensé que teníamos que vestirnos para esta ocasión ─solté al llegar a él, se volteó y escaneo mi cuerpo con una sonrisa.
─ Me
Inferno.Pasé mi pulgar por el labio superior de Dakota y ella entreabrió sus labios, succionó mi pulgar y eso hizo que mi pene saltará dentro de mi bóxer.Llevé mi boca a sus senos delineando su endurecida cima, ella soltó su respiración por la boca, levanté mi mirada y me encontré con esos ojos cafés.La tomé de las caderas y la recliné en el agua, me coloqué sobre sus piernas y ella tomó el impulso subió a una de las escaleras, sus piernas quedaron sumergidas en el agua, llevé mis manos a su formado estómago hasta llegar a sus bragas que en menos de un minuto las quité. Su intimidad quedó frente a mí, ella estaba completamente desnuda para mí como lo había anhelado desde el día en que la vi en esa discoteca.─ No haré nada hasta que me lo pidas ─so
Dakota.Me removí en la cama y al abrir los ojos vi el cuerpo de Inferno a mi lado, su boca estaba un poco entreabierta, parecía un pequeño bebé a mi lado.Anoche descubrí que su verdadero nombre era Ambrose, Ambrose Wembley, un nombre muy hermoso que todavía no entendía porque ocultaba.Acerqué mi rostro a él y deposité un beso en su mejilla, él abrió sus ojos y mostró una sonrisa ladeada, esa maldita sonrisa que tanto amaba.─ Buenos días ─dije devolviéndole la sonrisa.─ Buenos días, deberías ducharte hoy tengo planes para nosotros.─ ¿Planes? ¿Qué tipo de planes? ─pregunté.─ ¿Alguna vez has estado en un velero?─ No ─respondí.─ Que bueno, sigo siendo tu primera vez en algunas cosas.Se levantó de la cama y cami
Inferno.Llegamos a la playa y Dakota se deshizo de su vestido dejando ver sus curvas en un vestido de baño blanco que definitivamente le quedaba de maravilla.─ ¿No vas a quitarte la camisa? ─preguntó con una sonrisa en sus labios.Me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos ─ Nunca me voy a cansar de besarte ¿Ya te lo había dicho? ─pregunté.Ella colocó sus manos en mis hombros y negó con la cabeza ─ No me lo habías dicho, pero no me quejaré de que siempre me beses Ambrose.Pegué mis labios a ella en un beso lleno de pasión, su lengua danzaba con la mía y era una sensación.La tomé de la mano y caminamos a orilla de la playa en dirección a uno de los restaurantes.─ ¿Puedo hacerte una pregunta?─ Claro ─respondí.─ ¿Tu madre está
Dakota.─ Tengo algo de sueño, anoche no dormí bien, en conclusión, no me dejaste dormir ─soltó Ambrose a mi lado. Íbamos de camino a la cabaña después de cenar en ese hermoso restaurante.─ ¿No te dejé dormir?─ No, prácticamente estabas abusando de mí, pero como yo soy un buen novio tenía que complacerte.Solté una carcajada y asentí ─ Sí claro.Llegamos a la cabaña y Ambrose se deshizo de su camisa acostándose sobre la cama, caminé hasta él y tomé lugar sobre su pecho, llevó una de sus manos a su nuca y miró a mis ojos.─ Todavía estoy pensando en que vas a regalarme para mi cumpleaños ─soltó.─ ¿Quieres algún regalo en especial? ─pregunté.─ Déjame pensarlo ─llevó sus dedos a su barbil
Inferno.Pasaron dos días desde que llegamos nuevamente a la mansión. A decir verdad, prefería mil veces estar en una casa a solas con Dakota que estar en compañía de mis hermanos, los amaba, pero era detestable no poder tocar a Dakota frente a ellos.Salí de la habitación mientras que ella se encontraba en un profundo sueño, caminé hasta las escaleras y me topé con Olivia y una mirada un poco terrorífica.─ ¿Qué? ─pregunté.─ ¿Me vas a decir la verdad sobre ese golpe de Dakota? Llegaron hace dos días con esa patética excusa de que se cayó y no lo creo, conozco a Dakota lo suficiente para saber cuándo ella miente y cuando dice la verdad ─soltó.─ La verdad es que se cayó, estaba ebria, salió del baño y se cayó.─ ¿Acaso le pegaste?─ ¿Est&a
Dakota.Estaba frente a la puerta mirando como Ambrose golpeaba al chico frente a mí.Se qué esto sonará mal, pero me gustó ver esta faceta de Ambrose, era como un hombre temible, un hombre indestructible, un hombre salvaje. Ese mismo hombre salvaje que me follaba como una bestia.El chico quedó inconsciente después de tantos golpes, sin pensarlo y por iniciativa y excitación, caminé hasta Ambrose y pegué mis labios a él.─ ¿Qué... que haces? ─preguntó con una sonrisa.─ Estoy excitada.Me tomó de la cintura y me llevó hasta una de las paredes, subió mi vestido y se agachó frente a mí, bajó mis bragas hasta mis tobillos y metió su cabeza entre mis piernas, solté un gemido al sentir su lengua dando pequeños masajes en mi parte sensible.─ ¡INFERNO! ─grité
Dakota.─ ¿A dónde me llevarás? ─pregunte al subir a la camioneta.─ Al infierno.─ ¿Sabes qué tus sarcasmos a veces me asustan un poco?─ ¿Por qué? Yo sé que te gusta todo, absolutamente todo de mí ¿O me equivoco?─ No, no te equivocas.Ambrose arrancó el auto y se mantuvo conduciendo todo el trayecto en silencio, me limité en mirar por la ventanilla algunos lugares que ni había podido ver desde que llegué a París, pero tampoco quería decirle a Ambrose sobre esos lugares, sé que ahora estábamos pasando por un momento del cual el no tenía idea sobre las amenazas que recibió hacía mí.─ Estás muy callada y eso es algo nuevo ─soltó.─ Estaba pensando.─ ¿Pensando en qué?─ No lo sé, muchas cosas qu
Inferno.─ ¡Feliz cumpleaños! ─gritó Olivia al verme salir de la habitación, di un salto ante su grito, ni siquiera recordaba que vivía en esta casa ya que siempre estaba entre las piernas de Charles.─ Mmm Gracias.─ Oye, por lo menos alégrate un poco, es tu cumpleaños y eso sólo pasó una vez al año.─ No celebro mi cumpleaños ─respondí caminando hasta las escaleras.─ Eres un idiota, todo mundo celebra su cumpleaños.Me volteé a ella ─ ¡Pues, yo no! ─solté.─ Ay, pero que escandaloso.Bajé las escaleras y llegué hasta la puerta de la oficina de mi padre, giré el pomo y solté un suspiro al entrar al lugar.Tomé lugar en la silla giratoria y me dispuse en mirar algunas fotografías de la familia.Cuando éramos una familia, no