El auto avanzaba en silencio, solo el sonido del motor llenaba el espacio entre nosotros. Mi mente seguía avanzando, atravesada entre la culpa, la furia y una profunda sensación de calma que no tuve la oportunidad de notar tan pronto.Finalmente, Arzhel rompió el silencio. Su tono al hablar era sereno, tranquilo, como si estuviera tanteando la profundidad de mi reacción y emociones, como si se cerciorara de no atacarme con sus palabras.—Lo que dijiste antes, sobre el collar. ¿Qué quisiste decir exactamente?Mis manos se tensaron sobre mi regazo. No sabía por dónde empezar, pero también sabía que no podía seguir guardándolo. Él ya sabía demasiado, y no sería de ayuda si yo seguía ocultándole cosas.—El collar que llevaba Nessa… yo se lo di. Fue un secreto regalo de bodas. —Mi voz era un hilo, pero seguí antes de perder el valor—. Lo mandé a hacer especialmente para ella.—¿Y por qué importa tanto ese collar? —indagó, aunque algo en su mirada sugería que ya había empezado a juntar las
A pesar de la noche anterior y de las muchas vueltas que di para poder conciliar el sueño y dejar de pensar en lo del collar y ese niño, me encontraba en la oficina trabajando, bueno, caminando para ver a mi padre. Tenía curiosidad por saber qué mentira le había dicho Nessa.No esperaba encontrarme con mi padre tan pronto, pero ahí estaba él, revisando unos documentos en su despacho. La sensación de verlo siempre era extraña, una mezcla de nostalgia y amargura que nunca sabía cómo manejar.Deseaba correr y abrazarlo, revelarle mi identidad y las razones por mi desaparición, confesarle que los verdaderos culpables de lo que me pasó estaban bajo su cuidado, se habían ganado su confianza.—Señor Beauregard. —Mi tono fue respetuoso, pero con un toque de calidez que parecía captar su atención. Levantó la mirada y me sonrió, una sonrisa que alguna vez había sido para mí, pero ahora era para una desconocida.—Señorita Kenna. ¿Qué puedo hacer por usted?—Quería preguntarle cómo está su esp
—¿Tú, preocupándose por Nessa? Eso sí es interesante. —Se enderezó, contenía una risa que parecía querer salir, colocó las manos en los bolsillos mientras me miraba con esa sonrisa que nunca desaparecía de su rostro—. Bueno, no soy quién para cuestionar tus intenciones. Pero te daré un consejo, Kenna: no confíes demasiado en ella. Nessa es… complicada.—Gracias por el consejo. Lo tendré en cuenta. A pesar de que estés hablando de tu propia esposa —mi tono era seco, pero él no pareció notarlo.Antes de que pudiera seguir con sus insinuaciones, su teléfono sonó. Rune lo sacó del bolsillo, frunciendo el ceño al mirar la pantalla. Sentí como si el universo finalmente se estuviera alineando a mi favor y pudiera estar cerca de deshacerme de este espécimen de hombre.—Tengo que atender esto. Espero que podamos seguir nuestra conversación en otro momento. —Se inclinó ligeramente hacia mí, su mirada bajó a mis labios por un instante antes de que regresara a mis ojos—. Siempre es un placer habl
El auto negro de Arzhel se detuvo frente a mí con esa precisión que lo caracterizaba. Desde el asiento del conductor, su mirada me encontró antes de que yo siquiera abriera la puerta. La sensación de ser examinada por él, volvió a recorrer mi cuerpo.Sus ojos, como siempre eran intensos, parecían buscar con lupa cada aspecto que me caracterizaba; en esta ocasión, sentía que intentaba saber qué había pasado con Nessa en el interior de esta casa.—Llegaste mucho más rápido de lo que imaginé —intenté bromear, aunque era verdad, fue más rápido de lo usual.Mis palabras parecieron tomarlo por sorpresa, pues, sus cejas se elevaron un milímetro por una fracción de segundo.—Estaba terminando unos asuntos en este lado de la ciudad. Tuviste suerte —expuso de manera desinteresada.Entré al auto en silencio, me acomodé en el asiento y cerré la puerta detrás de mí con un suspiro pesado. No pasaron ni dos segundos antes de que su voz, baja y controlada, rompiera el silencio.—¿Estás bien? —No era
Las grandes puertas de la mansión Whitfield se abrieron ante nosotros, revelando un hogar que era una mezcla perfecta entre elegancia y calidez. Era extraño. Las mansiones generalmente tienen un aire intimidante, pero este lugar parecía querer abrazarte con su atmósfera. No sabía si era el lugar o el efecto de las personas que vivían allí.O si visitar el pesado y tenebroso hogar de Nessa había alterado mis sentidos.Arzhel estaba a mi lado, caminando con una naturalidad que yo nunca había visto antes. No era el Arzhel frío y calculador al que estaba acostumbrada. Su paso era relajado, sus hombros más bajos, como si hubiera dejado una armadura invisible detrás al cruzar esas puertas.Me giré un poco a la entrada para confirmar no ver alguna armadura invisible que él hubiera dejado; sin embargo, no noté nada. Si este era un nuevo Arzhel, entonces lo aceptaría gustosa.Cuando llegamos a la sala principal, un hombre y una mujer se levantaron del sofá. Supuse de inmediato que eran los pad
Me atraganté con mi propia saliva a causa de su repentina declaración. ¡¿Cómo podría creer que yo estaba celosa de una mujer a la que ni siquiera conocía?! Lo que yo sentía simplemente era curiosidad, curiosidad de que todos hubieran escuchado acerca de una mujer a la que yo tendría que suplantar, al parecer.—¿De dónde sacas esas ideas tan extrañas, Arzhel? ¿Cómo crees que voy a estar celosa de alguien que no conozco? —solté una pequeña risa, intentando restarle importancia a lo que estaba pasando.Las manos de Arzhel continuaban en mis hombros, me observaba de una manera diferente, esa como si estuviera evitando sonreír. Nunca lo había visto así, tan cómodo, tan humano. Debía reconocer que estar aquí en este lugar era lo que estaba haciendo que el tonto manipulador terminara siendo un hombre completamente distinto.»Tus padres son encantadores —añadí, todo con el fin de cambiar por completo el tema que me estaba comenzando a incomodar. Mis ojos se posaron en una fuente en el centro
Arzhel observó a la ventana por unos segundos, su ceño estaba levemente fruncido. A decir verdad, se me hacía bastante gracioso verlo así.—Podemos manejarlo, mamá. No se preocupen por nosotros —expuso con calma.—No. —sentenció la señora con toda la autoridad del mundo. A ver si a su hijito gruñón se le ocurría contrariarla en este momento.—. Se quedarán aquí esta noche. Ya he preparado una habitación para ustedes.Mis ojos se abrieron de repente. No sabía en qué lado posicionarme, pues, aunque quisiera irme a casa, llevarle la contraria a la señora Whitield me daba más miedo. Así que hice lo que cualquier persona normal haría. Llevarle la corriente a su suegra.—Creo que tiene razón, está algo tarde y parece que estuviera diluviando. Es un poco peligroso —intervine con una pequeña y maliciosa sonrisa, una que solo Arzhel lograba distinguir.—¿Si ves? Kenna quiere quedarse, debes escuchar la voz de la razón, hijo.—La voz de la razón es tu madre, las madres siempre se escuchan —le ec
Me congelé por un breve espacio de tiempo que me hacía sentirlo como una eternidad.—¿Tu madre? —balbuceé sintiendo cómo el calor subía por mi cuerpo, podría jurarlo sin necesidad de verme, mis mejillas estaban completamente enrojecidas.—Sí, mi madre. —Su sonrisa se hizo más y más grande, estaba disfrutando mi reacción—. ¿Acaso pensaste que era alguien más?Su madre, ¿era de verdad? ¿Armé todo este lío solo para enterarme de que se trataba de una fotografía de su madre? Ahora que lo pensaba, tenía demasiado sentido, pues, sus sonrisas eran más parecidas como para ser una mera coincidencia.—¡Por supuesto que no! —respondí rápidamente, aunque mi tono probablemente me traicionó.—Oh, claro que lo pensaste. —Arzhel dio un paso hacia mí, aún sostenía la fotografía, y la forma en que me miraba era una mezcla de diversión y algo más que no podría ponerlo en palabras—. ¿Estabas celosa, princesa?Parpadeé un par de veces debido a la inseguridad de haber sido atrapada tan fácilmente, no solo