Dieter Iron
Estoy en la oficina arreglando unos papeles, pero sinceramente no soy capaz de concentrarme en otra cosa que no sea lo que dijo Amanda, no creo en sus palabras, algo dentro de mí me dice que miente o es lo que quiero creer, pensar en que todo lo que ha hecho Brooke es solo para mi mal, no me la creo, ella... ella no puede hacerme esto. En eso mi puerta se abre abruptamente y veo a Kora y Joan en el marco, están alteradas.
—¿Qué les pasa?, saben que no pueden venir aquí así— les digo mientras me levanto del escritorio.
—Vamos… dile lo que oíste— le dice Joan a Kora mientras la empuja hacia dentro de la oficina.
—Yo… Amanda estaba en tu cuarto yo…— dice Kora tartamudeando, siempre hace eso cuando está nerviosa.
—¿Amanda estaba en mi cuarto?—, levanto una ceja molesto y pongo los ojos en blanco.
—Ese no es el punto— dice Joan —¡vamos Kora dile!—, presiona a Kora para que hable.
—Te llamaron por teléfon
Armand Bathory Ya busquépor todos lados y no encuentro el cargador de mi celular, ya puse mi habitación de cabeza y nada. Salgo al pasillo y veo a Elizabeth que está saliendo de su habitación. —Elizabeth, ¿no has visto mi cargador?—, me voltea a ver con una ceja levantada. —No… ¿dónde lo botaste? —No sé, si supiera no lo estaría buscando— pongo los ojos en blanco, creo que es obvio ¿no? —No pues no sé, no lo he visto… de seguro lo dejaste en la oficina— levanta los hombros —¿para quélo necesitas?, ¿llamarás a alguien en especial?—, entrecierra los ojos y me ve con desconfianza. —Sí, a Dieter para decirle que tienes secuestrada a su secretaria— pongo los ojos en blanco, intento sersarcástico aunque en verdad es lo que quiero hacer —¿dejarías de desconfiar de todos? —Lo siento, son momentos tensos— tuerce la boca y se recarga contra la puerta. —¿Quéhas logrado con la bruja?—, inten
—Bien… entiendo el punto… reflexioné sobre lo que me dijiste… sobre que se atrapan más moscas con miel que con vinagre y bueno… este es el plan— me ve fijamente y empieza a mover las manos frente a mí al explicarlo —hoy transformamos a Lucy, por lo que tengo entendido la fiesta será en unos días… así que tenemos tiempo para que pase su transformación en calma, empiezo a trabajar en nuestro lazo de confianza con Brooke, para que cuando sea la fiesta…— me toma de la mandíbula para que no separémi vista de ella —…Lucy entrey mate a Amanda y le comunique a Dieter que Brooke está aquí… esperándolo— sonríe como si su plan no tuviera falla. —Ojala y funcione— suspiro con fuerza —por cierto no pienso ayudarte con lo de Lucy, que quede claro— camino hacia las escaleras, estoy harto de todo esto —estás sola. —Y eso que ella quería que tú la convirtieras, rompe corazones— me ve con una sonrisa mientras pongo los ojos en blanco. <
Cuando me levanto siento un peso en mi muslo derecho, la navaja sigue conmigo, pero ahora está ahí, amarrada con un liguero, de seguro quien me bañó y me vistió fue Armand, de otro modo Elizabeth o Lucy me hubieran matado al verla y claramente no la hubieran dejado conmigo. Me acerco a la puerta y tomo el pomo, intento girarlo suavemente y claro, está cerrada, no iba a ser tan fácil o ¿sí? —Tuve que buscar un vestidomás pequeño dentro del armario, ninguno de tu talla te quedaba— escucho una vozy volteo hacia atrás tan rápido que termino recargada en la puerta, mareada. Armand está sentado al lado de mi cama, apenas soy consciente de su presencia. —¿Armand?—, mis ojos se quieren llenar de lágrimas. —Logréque Elizabeth te mantenga aquí y te empezará a alimentar y a tratar como a un humano— se levanta y se acerca lentamente mientras medeslizo por la puerta hasta terminar sentada en el piso. —¿Cuántos días llevo aquí?—, se hinca fr
Con lo que le queda de fuerza me arroja por la ventana, salgo volando, los vampiros de ambos pasillos se acercan queriendo detener mi trayectoria, pero atravieso el cristal, pequeños fragmentos de vidrio se clavan en mi piel y me causan heridas pequeñas, en ningún momento dejo de ver a los ojos a Armand, los cuales pasan de rojo carmín a grises, me sonríe y esa simple acción hace que se generen grietas en sus mejillas y pequeños pedazos de él comienzan a caer al suelo. El viento que entra por la ventana que rompí con el cuerpo y empieza a llevárselo, desprendiendo pedazos de él que se vuelven polvo antes de caer al suelo. Caigo al piso, mi mirada esta fija en el cielo, veo las nubes y el sol, escucho el canto de las aves. Me apoyo contra mis codos y me levanto, la cabeza me da vueltas. Volteo hacia dentro y veo a Elizabeth aún con la espada en su mano, en su otra mano hay cenizas, las ve fijamente, sus manos empiezan a temblar y su ojo aún sano llora sangre, cae de rodillas
Dieter Iron —Mamá… ¿es en serio esto?—, veo como estáacomodando jarrones con flores por todos lados. —Sí… ya me dijo Amanda que han estado más unidos, ¿ves? solo tenías que poner un poquito de tu parte— me ve con ilusión, tomo su mano y me acerco a ella lentamente. —Mamá… ella no es la víctima que crees que es— le digo de cerca y veo como frunce el ceño y sus ojos me juzgan —ella entregó a Brooke y la dejópudriéndose sola en casa de los Bathory. —¿Qué pruebas tienes de eso?—, me ve fijamente y me jala hacia la cocina cerrando la puerta —¿cómo estás tan seguro?—, me está dando una oportunidad de explicarme. —Kora escuchóque contestómi teléfono mientras estaba trabajando— levanta una ceja indignada —era Armand… quería comunicarse conmigo, según Kora, él dijo que Amanda había entregado a Brooke, que no confiara en ella… si no fuera por mi hermana jamás me hubiera enterado— mi madre pone sus manos en la cad
—Brooke…— me ve y su respiración se acelera. —Diete— sonrío de lado—lamento que estodetuviera la fiesta —¿Qué?, ¡ja!, ¿fiesta?, no…— cierra los ojos y se acerca, alto y fuerte, con esos ojos que poco a poco se convierten en dorados. —Hoy era tu compromiso con Amanda… ¿no?—, le sonrío de medio lado. —No… es una historia larga— se acerca, pero pongo mi mano frente a él, evitando que se acerque más. —Ya me cansé de… estar bien y de repente mal, de tener el cielo y las estrellas contigo y de repente saber que no son para mí… es… desgastante— cierro los ojos —estoy… cansada… he sufrido torturas y heridas por ti y por intentar que los Bathory no lastimen a ti y tu familia y bueno… a mí y a mis hombres, asíque estoy aquípor la cabeza de Lucy nada más, es lo único… no hay más— abro los ojos y lo veo directo a los suyos. —Estás… ¿rechazándome?—, me ve con confusión y dolor. —No… te estoy liberando, estoy dejando
—Catalina… no voy a decir que no me siento herida por su falta de confianza, tampoco voy a decir que he dejado de amar a su hijo, porque eso sería una gran mentira…— sus ojos se clavan en los míos buscando un poco de esperanza —…el problema aquí es que… todo lo que pasó esta semana me trastornó de sobremanera, lo único que mi corazón exige es la cabeza de Elizabeth… estoy llena de furia, coraje… exijo venganza… no estoy para juegos, no estoy para arroparme en los brazos de Dieter y confiar en su ayuda cuando la que tiene que hacer las cosas soy yo… eso es todo. —Brooke, no es así, no estás sola… ahora que estás con Dieter nuestra manada te respaldará, tú manada, al ser la hembra de Dieter te vuelves una más de la familia— muevo la cabeza negando su afirmación. —Yo no encajo aquí… y lo sabe… por eso no era una opción para su hijo— ella abre sus ojos sorprendida, pero sabe que es cierto —por eso prefirió mil veces a Amanda… y lo entiendo… una madre quiere siempre lo me
—Jajajajaja ¿en serio?—, veo mi hombro, la sangre ya dejó de brotar—vaya, es como si… ¿como si me hubieras pedido matrimonio?—, lo veo con una sonrisa en la boca, parece que empieza a relajarse. —Jajajajaja algo así… aunque para los lobos es una unión más profunda— se acerca lentamente —una unión irrompible— me sonríe y se hinca frente a la cama —es entregarme ciegamente a ti y a tu voluntad, no solo eres mía… si no que yo soy enteramente tuyo, estoy a tus pies— sus palabras estremecen mi corazón, me acerco gateando a él hasta que llego al borde de la cama, deposito un beso suave en sus labios. —No… a mis pies nunca… a mi lado, y yo al tuyo, como un equipo— lo veo directamente a los ojos y lo veo sonreír, toma mi rostro entre sus manos y me besa suavemente. —¿Te duele mucho?—, me pregunta mientras ve la herida en mi hombro. —Algo…— me siento en la cama—…arde, como si fuera una quemada y no una mordida— volteo hacia él, se sienta a mi lado —¿ahora qué?