—Se los imploro, que estoy arrepentido de todo lo que pasó— aprieto mis dientes, me desespero y temo que no me ayuden a contactarla.
—Le rompiste el corazón, la trataste como escoria… ¿crees que te ayudaremos?, aunque no parezca, es como nuestra hermana, da gracias que no te rompemos la cara en este instante— interviene el tipo con el parche en el ojo.
—Cometí un error y quiero arreglarlo, no quiero pelear con nadie, solo quiero poder verla de nuevo y… pedirle perdón— podría enfrentarlos, golpearlos para que dejen de creen que pueden intentar intimidarme, pero solo terminaría alejando más a Brooke de mí y no vale la pena. Extiendo mi tarjeta hacia el primero y doy media vuelta, alejándome de ellos.
Brooke Salem
Ya no podía más, me duele que todo lo que traté de ocultar y superar regrese, ahora Dieter me odia y lo entiendo, tiene razón, parece que lo usé, tiene derecho en querer alejarse de mí y en hablarme de esa forma,
—Eva…— pronuncio el nombre de su hija y el silencio se vuelve más grande, la mirada de escepticismo cae sobre mí, tanto de Ravena como de Toshi —…se presentó ante mí y me pidió que los ayudará— suena tan descabellado, la única emocionada es mi abuela, ella si me cree y a regañadientes, Yusuf. —No juegues con eso, Salem— me dice Toshi molesta y con los ojos llorosos, lo toma como una broma de mal gusto y la comprendo, yo pensaría igual. —No juego, ni tengo por qué mentir— Ravena se acerca, creo que no sabe si golpearme o abrazarme. Cuando está lo suficientemente cerca mi mano cosquillea, la siento extraña, por inercia la levanto hacia ella y como si ya supiera lo que tengo que hacer, poso las yemas de mis dedos en sus párpados, así como Eva lo hizo conmigo. Ravena se pone rígida y yo también, puedo ver de nuevo todo lo que vi gracias a Eva, pero de una forma más rápida y creo que Ravena también, en cuanto la suelto ella se tira al piso y llora desconsolada.
—Paciencia, eres una niña muy inteligente y capaz, creo en ti— me sonríe y acaricia mi cabello con ternura como cuando era pequeña, después deposita un beso en mi frente. —Via Eva, ella murió… me lo mostró, plasmósu muerte en mi cabeza… fue aterrador… ¿podemos ver fantasmas?—, frunzo el ceño, ese es un tema serio, no creo poder con eso, he visto suficientes películas de terror para saber que eso no terminará bien. —A veces las almas en pena nos buscan, son energía que necesita ser escuchada… después de todo Eva era tu amiga, crecieron juntas, una vez que pasan al siguiente plano, no hay secretos, supongo que supo de alguna forma que tu podrías ayudarla, tu podrías escucharla y liberarla de esa presión que la tenía atada a la tierra. —Estaba consiguiendo una vida digna, honrada… creí que Eva lo había echado todo a perder, pero… supongo que si no era ella, serían mis poderes, ¿cómo podría tener una relación con el hombre que me gusta si tengo
—¿Una hechicera?—, pregunta Kuro confundido. —Jajajaja es una maldita bruja, ¿eso es posible?—, se ríe Rolo caminando en círculos alrededor del cuerpo casi calcinado. —Ustedes vieron lo que hizo con esa mujer solo con tocarla… yo le creo— dice Jenny levantando los hombros y poniéndose de mi lado. —Yo la vi desaparecer ante mis ojos, dejando una estela de luz y humo violeta jajajajaja— dice Rolo tallándose los ojos. —Contactó con Eva después de que murió… por eso está aquí, porque Eva la buscó y le mostró lo que ocurrió— dice Yusuf frunciendo el ceño. —¿Quemarás nuestras cosechas?, ¿envenenarás nuestra agua y te llevarás a nuestras mujeres?—, se planta frente a mí Kuro, aparentemente serio. —¿Hablas en serio?, claramente no— me siento estúpida respondiendo a eso. —Bien, puedo vivir con eso— voltea sonriente a los demás, parece que resolver sus dudas hizo que se tranquilizara. —Yo solo quiero ayudarlos, enfrentar a esos
Continúa su camino hacia mis pechos y pierdo la consciencia, sus labios me torturan, su lengua se vuelve un hierro candente y derrite mi piel, mi cuerpo se contorsiona debajo del suyo. Sus dedos recorren mi abdomen suavemente hasta que llegan entre mis piernas y la tortura se vuelve inmensa, me acaricia con deseo y ansias, recorren mi intimidad llevándome a la locura y los gemidos comienzan a salir de mi boca mientras que mis caderas se mueven de forma incontrolable. —Clarice…— pronuncia mi nombre en el oído mientras sigue torturándome. Se pone entre mis piernas y su piel choca contra la mía, se siente fría sobre la mía que está ardiendo —…ahora me perteneces— me toma por el cabello de la nuca al mismo tiempo que hace presión para entrar dentro de mí. Mi labio inferior tiembla, es la primera vez que estoy con un hombre —nadie te querrá como yo…— dice contra mis labios y se agarra con su otra mano de mi cadera, manteniéndola quieta para él —…nadie te cuidará como yo.
—Está molesto por lo de Alex y lo entiendo, confié demasiado en las palabras de Armand— pronuncio su nombre y siento calor en mi cuerpo, sacudo mi cabeza y trato de deshacerme de los escalofríos. —Armand es muy peligroso— Catalina se planta frente a mí, puedo ver la angustia en sus ojos. —Debes de tener mucho cuidado… ¿lo has visto después de lo de Alex?—, la pregunta me toma por sorpresa y no sé qué decir. —¿Por qué preguntas eso?—, me abrazo a la cesta y camino hacia el arbusto más cercano para colectar las bayas. —Damián me dijo que… cuando te encontró… olías a él… ¿te viste con Armand ayer?—, de nuevo los escalofríos, de nuevo mi estrés. —No… solo corrí por el bosque hasta que me cansé y me quede en esa caballeriza a dormir, quería estar lo más lejos de todo. —No me mentirías ¿verdad?, porque… Armand es primo de Elizabeth, la misma sangre corre por sus venas, si Elizabeth es una maldita cruel desalmada, Armand también, debes de tener cuida
—Brooke… ¿estás bien?—, se acerca lentamente, como si se acercara a un animal herido y no quisiera asustarlo. —¿Qué fue eso?—, lo volteo a ver aun impactada. —No séa qué te refieres… ha sido un día muy difícil para ti— se acerca aún más y yo quedo contra la pared, manteniendo mi distancia. —¡Dieter!, ¿qué era eso?, ¡no me mientas!, ¡yo fui sincera contigo!—, vuelvo a insistir y me siento traicionada, yo tuve que hablar con la verdad y él… él sigue escondiendo cosas. Baja la mirada, se acerca a su cama y se sienta, apoyando su cabeza en sus manos, escondiéndola. —No puedo decírtelo, tienes que irte de aquí… Armand dio su palabra y si eres parte de sus objetivos tienes que huir, él no parará, te matará, sal de la ciudad… sal del estado y del país… no hay más— voltea a verme con los ojos tristes y cansados. —No lo haré, si Armand lo intenta… veremos quién puede más— me despego de la pared, no pienso dejar el tema así como así —¿por qué no q
—Bueno, no es lo único de lo que podríamos hablar— se queda viéndome fijamente, esperando a que continúe —podrías contarme ¿por qué no sabía nada de ti hasta ahora?—, el tema es algo delicado, tuerce los ojos así como la boca, parece incómoda. —Tu madre decidió alejarse lo más que pudo de este mundo, pero seamos sinceras… no es que pudiera encajar entre los humanos como una buena ciudadana, una vez repudiada, siempre repudiada, ya sea como bruja o como ladrona, eso tú lo sabes. —¿Por qué nunca me buscaste? —Tu madre no quería que lo hiciera… —¿Así de simple?, sabías que posiblemente yo sería una hechicera y… ¿decidiste dejarlo así, que mi madre lo arreglara sola?, sabías que tu hija estaba en malos pasos… y… ¿la dejaste ahí, en ese nido de ratas? —Entiendo que surjan muchas ideas de esta índole ahora que me tienes frente a ti, pero, por favor… compréndeme… las cosas no son tan fáciles, ¿entiendes?, tu madre quiso hacer una nueva vida y me pid
—¡Clarice!, ¡querida!, que gusto que nos acompañes— tanto Tila como yo volteamos y vemos a Elizabeth, con un vestido que exhibe sus atributos, un corsé apretado y color rojo que combina con sus labios. —Armand me explicó que buscas una alianza entre tus amigos lobos y nosotros— se sienta a la cabeza de la mesa y muestra la silla contigua, invitándome a que me siente a su lado. —Yo…— no sé qué decir, estoy nerviosa y tengo miedo. —Tranquila, no pienso comerte— sonrío y veo sus enormes colmillos. —Brooke… regresa— escucho una voz, lejana, como un fantasma, volteo y no encuentro nada. —Por favor, Clarice… siéntate, quiero hablar contigo, con la futura esposa de mi primo, creo que eso sería lo primero que deberíamos de planear, tu boda con él— frunzo el ceño, me siento desorientada. —Mi boda— repito sin comprender. —Así es, no sabes la alegría que me da que por fin ese “eterno soltero”, haya encontrado a la persona correcta— sonríe malicio