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Su boca se desliza con avidez sobre mi piel febril haciéndome soltar unos gemidos bajos, mientras una mano suya se desliza por mi espalda, apretando mi carne, y la otra me anima a mover mis caderas en su regazo. Sus promesas se deslizan en el sonido de la voz ronca que me lleva más allá del paraíso.

- ¡Erick! Susurro suavemente mientras un fuego se enciende desde adentro hacia afuera. Lo quiero, lo necesito dentro de mí ahora. pienso exultante. Sin embargo, algo extraño sucede y de la nada mi cuerpo comienza a congelarse, y mi fuerza se me escapa.

- ¿Víspera? Eva, ¿qué pasó? Su voz se vuelve distante y todo se oscurece de repente.

- ¡Mmm! Gimo, abro los ojos solo un poco y la figura de él paseando de un lado a otro aparece frente a mí. Un impulso me invade y encuentro la fuerza para correr al baño. Me inclino sobre el inodoro y empiezo a vomitar.

- ¡Maldición! Se queja y me ayuda agarrando mi cabello y masajeando mi espalda. “Respira, cariño, esto pasará pronto. - dice Erick tranquili
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