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Bono de Lydia y Dalton.

Pedro Américo Vieira. ¿Alguna vez has oído hablar de ese nombre? ¡Suspiro! Es claro que no. Conocí a este chico vivo de Minas Gerais hace unos ocho años y me enamoré por completo de su manera irreverente y vivaz. Soy vivaz y muy activa, entonces, en la locura de mi corazón, dejé todo atrás y me vine a vivir con él a Monte Verde, aquí en Minas Gerais. A Pedro le encantaba la pasta y le encantaba hacer y crear pasta aún más, y de él aprendí a amar este papel. Así nació Quitanda da Lídia. Romántico, ¿no? De todos modos, el romanticismo duró unos cinco años y luego, el hijo de puta pensó en caer en favor de una cola de falda, y me engañó con un turista caliente. No es que yo sea feo. Puede que no sea alta, pero soy hermosa y fabulosa. La pelea fue fea e incluso rodó una sartén de hierro sobre la cabeza del desafortunado. Al día siguiente vino a verme con un ojo morado y un parche en la frente pidiéndome perdón. El bastardo hasta se abrió diciendo que el amor se hab
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