¡Porque estoy enamorado de ti, Eva!

- ¿Que cara es esa? – me pregunta André en cuanto los hombres abandonan la sala de reuniones. Sin entender su pregunta, solo arqueo mis cejas hacia él. “Erick, pasaste toda la reunión con esa estúpida sonrisa en tu boca. Por no hablar de esa mirada llena de brillo y completamente perdida. Y ni siquiera mencionaré que prácticamente dirigí toda esta reunión solo, porque no estabas exactamente aquí. Resoplo audiblemente y empiezo a enderezar unos papeles que están sobre la mesa porque quiero evitar su maldita mirada especulativa.

—Solo eres tú, André —lo regaño con desdén—. El caso es que mi hermano no está lejos de la realidad. Desde nuestra noche en esa cubierta, y eso fue hace dos días, no puedo dejar de sonreír como un tonto y joder, mi corazón nunca se detiene. Y todo porque tuve el coraje de hablarle de mis sentimientos.

(...)

"Um, ¿eso es una manta?" - Pregunta en cuanto pisamos el suelo infernal. A pesar de que Eva pasó por un momento extremada