Marissa se encontraba en su despacho revisando unos documentos, cuando fue interrumpida por su asistente, que luego de entregar su tablet, dijo seriamente. —Señora Kim, ¿ya vio esto? Intrigada, la mujer dejó lo que estaba haciendo para revisar lo que se mostraba en la pantalla. Cuando leyó las múltiples publicaciones negativas en contra de Leonard Brown y la abogada Claire Johnson, alzó las cejas de asombro y preguntó confundida. —¿Qué es esto? —Tal parece que el señor Hong está detrás de todo esto —comenzó a explicar su asistente—. Desde hace unos días, los nombres de Leonard Brown y la señorita Claire Johnson se encuentran en tendencia. Aunque las cosas por las cuales se les señalan no parecen motivo para dañar su imagen, sospechosamente hay cientos de comentarios negativos demeritando su trabajo. Al escuchar esto, Marissa apretó los puños de impotencia y, tras revisar detenidamente las publicaciones, mencionó furiosa. —Vaya, James es un idiota. Haciendo esto solo se expone má
El taller de Jacob Brown comenzó a resentir los estragos de la mala reputación recibida en redes sociales, puesto que la mayoría de los pedidos que habían recibido durante el mes fueron cancelados repentinamente y, por consiguiente, los anticipos tuvieron que ser devueltos. Incluso, algunos clientes que habían comprado con anterioridad, comenzaron a llegar para devolver sus muebles, por las razones más absurdas. En algunos casos, Helena se encargó de convencer a las personas de que el producto era de excelente calidad y hasta les ofreció cupones de descuento para su siguiente compra, con tal de conseguir que ellos se quedaran con el artículo. Sin embargo, no todos aceptaron ese trato, por lo que ella tuvo que devolver el dinero. Por su parte, Jacob lidiaba con los muebles a medio trabajar, abandonados por los clientes que pidieron su reembolso, con la intención de terminarlos rápidamente y ponerlos a la venta, aunque fuera menor precio, y así poder recuperar un poco el costo de los
En el momento en que esa persona se marchó, Leo y sus padres quedaron congelados. La noticia de que el taller había sido clausurado los impactó tanto, que apenas podían pensar con claridad. —Que… ¿Qué haremos? —preguntó Helena afligida. En ese momento, Jacob estaba tan consternado, que apenas pudo balbucear. —Yo… creo que debemos acomodar las cosas e ir al Ayuntamiento. Leo no aguantó más y estalló furioso. —¡No puede ser! ¡Esto es absurdo! No pueden clausurarte por una denuncia poco verídica. ¡Todos los químicos que usas son seguros! Esto… esto… esto no tiene sentido. Además, ¿quién podría denunciarte por algo así? Todos los vecinos te conocen y jamás se han quejado por lo que hacemos. Jacob estaba de acuerdo con su hijo, pero como se sentía aturdido con esta noticia, solo pudo responder. —Ya… no importa… Antes de terminar con la frase, el hombre se desplomó ante los ojos atónitos de Helena y Leo. —¡Jacob! —¡Padre! Gritaron al tiempo que corrieron para auxiliar al hombre i
El vídeo de Leonard consternó a la comunidad gamer, que hasta este momento permanecía ajena de la situación real por la que “El Caballero Rojo” estaba pasando. De inmediato, los usuarios de redes sociales se volcaron para respaldar o cuestionar sus declaraciones, mientras que otros comenzaron a revivir los casos de los gamers que habían sido “borrados” del mundo, esto tras su paso en Master Games. Marissa, quien acababa de salir de una junta y no estaba enterada del asunto, fue interceptada por su asistente, quien le mostró la transmisión. Luego de mirar la reproducción, solicitó con seriedad. —Investiga dónde está internado el padre de Leonard. Quiero hacerle una visita. —Por lo que vi, la transmisión se hizo desde el hospital de ciudad M, pero lo confirmaré con mis contactos —respondió diligentemente su empleado. —Bien, cuando tengas ese dato, me notificas, por favor. Mientras avanzaba por los pasillos, apareció otro empleado, quien al ver a la señora Marissa, exclamó angustiado
Claire se quedó en casa esperando noticias de la salud del señor Brown. Conforme pasaban los minutos, su ansiedad incrementaba y después de un rato decidió llamar por teléfono a Leo. Sin embargo, la llamada rebotó. —¿Qué pasa? ¿Por qué no contesta? —preguntó extrañada. En ese momento recibió una notificación de transmisión en vivo proveniente de la cuenta de Leo Brown. Intrigada, abrió el link y el video comenzó a reproducirse. Ver a ese hombre tan afligido consternó bastante a Claire, que esperó hasta que él terminara con la transmisión, para volverlo a contactar. Sin embargo, por alguna razón las llamadas con él no conectaban, así que llamó a Helena para saber de la situación. Afortunadamente, ella contestó. —¿Hola? Helena, ¿cómo siguió el señor Brown? —¡Ay! Lo siento, querida, se me había olvidado avisarte que Jacob ya fue estabilizado y lo acaban de pasar a su habitación —respondió agitada. —¿Qué le pasó? ¿Cómo está él? —volvió a preguntar Claire con ansiedad. —Bueno, el do
Los tres quedaron atónitos con la reacción de Helena, quien luego de tomar a Maggie entre sus brazos, dio media vuelta y comenzó a marcharse. —Helena, ¿qué haces? —preguntó Claire consternada. Ella se detuvo y dijo con frialdad. —Me llevaré a mi nieta al jardín para que tome aire fresco. Cuando se calmen, vienen por ella. Después de esto, la mujer comenzó a caminar apresurada hacia la salida. Avergonzados por la reprimenda, los tres se apartaron y no dijeron nada más. En el fondo, Leo se sentía mal por haber actuado tan groseramente con la madre de su hija, pero realmente estaba preocupado por su bienestar. «¡Maldita sea! ¿Por qué siempre arruino las cosas con Claire? ¡Detesto ser tan estúpido y que me pasen estas tonterías! ¡Arg! ¿Cuándo terminará todo esto?», pensó afligido. Por su parte, “Violeta” también se sentía incómoda por discutir con Leonard, pero le dolía mucho que la rechazara de esa manera, por lo que no podía perdonarlo fácilmente. En tanto, Maddie se sentía furiosa
Para asombro de Claire, Maddie lucía bastante afectada por el encuentro de Jonathan e inmediatamente le preguntó lo que le sucedía. —Maddie, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? Ella reaccionó y rápidamente se secó las lágrimas. —¿Eh? ¿Llorar? ¡No! Solo se me metió una basura en el ojo. Esto no convenció del todo a Claire, que volvió a insistir. —¿Segura? ¡Dime la verdad! ¿Te afectó ver a Jonathan? Al verse expuesta, Maddie aclaró la voz y decidió marcharse para no tener que responder. —Lo siento, creo que es mejor que me vaya también. —¡Maddie! ¡Espera! Aunque Claire intentó retenerla, su amiga corrió más que ella y ya no pudo alcanzarla. Consternada, pensó en voz alta. —¿Qué le sucede? ¿Por qué se pone así? Luego de esto, recordó que Helena había salido con Maggie al jardín, así que decidió dejar ese asunto por la paz e ir por su hija. Al mismo tiempo, Leo se encontraba en la recepción terminando de rellenar unos documentos, cuando vio que Jonathan se marchaba. Rápidamente entregó
Tras su encuentro con James Hong, Rose volvió a su habitación para comenzar a grabar. Se sentía miserable por ceder a sus presiones, pero tenía una deuda pendiente y debía continuar con el plan de destruir a Leonard. Así pues, en ese momento transmitiría en vivo para hablar sobre el “mal servicio” en el taller de Jacob. —¡Ah! Perdóname, Leo, yo no quería llegar a esto —dijo con culpabilidad. Después de esto, se palmeó las mejillas e hizo varias respiraciones antes de comenzar a grabar. Cuando se sintió lista, encendió la videocámara, la cual estaba conectada a la computadora, y comenzó a hablar. —¡Hola mis queridos rosilovers! ¡Ya volví como siempre! ¡Espero que estén muy bien! Al instante, los usuarios empezaron a saturar la transmisión con comentarios terroríficos. “¿Ya estás feliz con lo que provocaste?”. “¡Deja de fingir, perra! Nadie cree lo que dices”. “¿Qué se siente ser la puta de James Hong? Ojalá el karma llegue a ti”. “¡Deberías desaparecer! Es tu culpa que el padre