Al día siguiente, en las agencias de noticias llegaron paquetes anónimos que contenían varias grabaciones y documentos relacionados con el desfalco a Master Games, orquestado por James Hong. De inmediato, las redacciones se volcaron para difundir esa información, en especial los audios donde el antiguo dueño de la compañía hablaba despectivamente contra Leonard Brown, llamándolo zanahoria. La noticia de las acciones perversas de James se volvió tendencia en redes sociales, convirtiéndose en el tema más hablado. Incluso, un canal de noticias logró conseguir una entrevista exclusiva con Xerox Game y la transmitió en vivo en el programa de la tarde. —Como les hemos informado —comenzó diciendo el conductor del noticiero—, esta mañana recibimos información bastante delicada sobre James Hong, el antiguo CEO de Master Games, quien hace unos días dimitió de su puesto por razones aún no claras. Aunque intentamos localizarlo para que nos diera su versión de los hechos, hasta el momento no hemo
Todos los reporteros y fotógrafos estaban atentos a la llegada de la dueña de Master Games, así que cuando abrieron las puertas, los flashes comenzaron a relampaguear al instante. La primera en salir fue Marissa Kim, acompañada de su asistente y su abogado. Pero quienes robaron los reflectores fueron Leonard Brown y Charles Chen, quienes aparecieron detrás de la imponente mujer, también acompañados de sus respectivos representantes legales. Cuando todos ocuparon sus lugares, el asistente de Marissa tomó la palabra. —Buenas tardes, distinguidos representantes de los medios de comunicación. Agradecemos su presencia a esta conferencia de prensa, en la que trataremos los recientes escándalos causados por el ciudadano James Hong… Nada más al mencionar ese nombre, los reporteros se desesperaron por soltar sus preguntas, las cuales se mezclaron entre sí. —¿Es cierto que hay una denuncia contra James Hong por presunto desfalco a la compañía? —Marissa… Marissa, ¿cómo va con su trámite de
Aunque Claire se encargó de responder a su nombre durante la conferencia, Leo se sintió bastante agotado de estar frente a tantas personas que demandaban de información para difundirla a su conveniencia en los portales de noticias. «Siento náuseas, quiero irme a casa», pensó, mientras lidiaba con el relampagueo constante de los flashes. Después dirigió su mirada hacia Charles Chen, quien lucía impávido ante el abrumador ambiente. «¡Wow! Este tipo es aterrador. Ni siquiera parpadea ante los flashazos. ¿De verdad terminó en el manicomio? ¿Qué tan grave fue lo que le hizo James para acabar así?», meditó. Para fortuna de Leo, la rueda de prensa no duró más de 30 minutos, así que cuando terminó, inmediatamente se resguardaron en un salón, para esperar a que los reporteros abandonaran el edificio. Mientras se encontraban ahí, Marissa dijo con seriedad. —Agradezco que hayan venido. Lamentablemente los demás se negaron a colaborar, pero confío en que al verlos a ustedes, ellos cambiarán de
El dolor hizo que Leo recuperara sus sentidos. Aunque en un principio se sintió perdido, a los pocos segundos se dio cuenta de que se encontraba en la habitación del hospital. En ese momento, su madre se levantó al ver que él había abierto los ojos y exclamó ansiosa. —¡Leonard! ¡Al fin despiertas! Como apenas comprendía qué estaba sucediendo, no supo qué decir, pero de pronto los recuerdos del accidente se proyectaron en su mente e inmediatamente preguntó. —¡Claire! ¿Qué pasó con ella? ¿Dónde está? Helena apretó los labios para contener las lágrimas, entonces Leo exclamó desesperado. —Madre, ¿qué pasó con Claire? Al no poder ocultarlo más, respondió con lágrimas en los ojos. —Ella sigue sin aparecer. Esta noticia congeló a Leonard, que apenas pudo reaccionar. Entonces Helena continuó relatando. —Cuando los paramédicos llegaron, solo tú te encontrabas en el vehículo. Debido a que el jefe de Claire advirtió a las autoridades de que ella iba contigo, de inmediato comenzaron a bus
Tras haber sido drogada, Claire no supo más de sí y después de varias horas, finalmente pudo recobrar la consciencia. Cuando abrió sus ojos, notó que su visión parecía estar nublada por el sudor y sangre. —¿Dónde estoy? —murmuró aturdida. Entonces sintió que sus labios habían sido inmovilizados con un trapo y luego se percató tus muñecas y tobillos. Asustada, se levantó de golpe y miró para todos lados, para después percatarse de que se encontraba en una habitación lúgubre. En ese momento vinieron a su mente los momentos del accidente y luego del momento en que aquellas personas la habían sacado a la fuerza del coche. «¿Quién me trajo aquí? ¿Dónde está Leo? ¡Ay! Me duele la cabeza», se quejó mentalmente. Sus respuestas fueron contestadas cuando la puerta se abrió repentinamente, deslumbrando su visión. Después esto apareció James, acompañado de dos secuaces, quienes tenían una expresión perversa. —¡Oh! Ya despertó la bella durmiente —dijo cínicamente el malicioso hombre. «¡M
—¿Qué es esto? ¿Estoy afuera de la casa de Claire? —se preguntó Leo, aturdido al ver que se encontraba frente a la casa de Claire. Aun sin tener idea de cómo había llegado ahí, el pelirrojo tomó la perilla de la puerta y abrió rápidamente, con la esperanza de que ella estuviera ahí. Cuando se encontró adentro, notó que la sala estaba iluminada y desde la cocina provenía un delicioso aroma. —¿Estofado? Claire… ¿Está cocinando? —murmuró confundido. Rápidamente, se dirigió a la cocina para comprobar con sus ojos que ella estaba ahí. Al llegar, vio que una pequeña niña pelirroja corrió hacia él, gritando con efusividad. —¡Papi! ¡Llegaste! Antes de que pudiera reaccionar, la niña abrazó sus piernas, dejando atónito al pelirrojo, que no entendía lo que estaba pasando. En ese momento, una voz familiar lo hizo volver en sí. —¡Oh! Llegaste temprano, en un momento está la cena. Leo alzó la mirada y vio que Claire estaba frente a él, portando un precioso vestido azul. Esto le causó una esp
Mike no se encontraba tranquilo con la aparente docilidad de su amigo, así que decidió volver a la habitación para ver cómo estaba. Sin embargo, se topó con la enfermera que salió asustada. —Doctor Davis, el paciente no está —dijo. —¿Qué? —Justo acabo de entrar con la comida, pero él no está por ningún lado. Al escuchar esto, el ex gamer entró rápidamente para comprobar lo que la enfermera le había dicho, pero al mirar para todos lados, gruñó furioso. —¡Carajo! ¿A dónde fuiste Leonard? Luego de esto, se dirigió a la enfermera. —Por favor, avisa a seguridad y que busquen por todos lados, no tiene mucho que estuve aquí, así que es probable que él aún siga en la clínica. La mujer asintió con la cabeza y salió corriendo. Entonces Mike sacó su teléfono móvil para llamar a Helena, cuando ella atendió, dijo nerviosamente. —Tía… Leo escapó. —¿Qué dices? ¿Cómo que Leonard escapó? ¿Cómo pasó eso?—preguntó la mujer sorprendida. Avergonzado por la situación, respondió: —Lo siento, ni y
Cuando llegaron al muelle, Jonathan suspiró pesadamente y se dirigió hacia Leonard. —Bien, ya estamos aquí, solo que tenemos que esperar media hora para que tu encuentro con James Hong, ¿estás seguro de ir solo? —preguntó ansioso. —Tengo que hacerlo, no puedo permitir que te expongas, ya bastante me ayudaste con traerme hasta aquí —respondió Leonard. Jonathan se sorprendió al escuchar al pelirrojo tan determinado, entonces suspiró pesadamente y dijo a modo de broma. —Bien, supongo que sabes lo que debes hacer. Si estás en problemas, no dudes en activar el dispositivo que nos dió Kuro, ¿de acuerdo? —Sí, no te preocupes —respondió Leo manteniendo su mirada fija hacia la fila de bodegas que tenía en frente. Ver a este hombre con tanta disposición a morir preocupó a Jonathan, pero antes de decir algo más, Jonathan escuchó que su teléfono móvil sonaba. Rápidamente lo revisó, pero al ver que el remitente provenía del hospital, sospechó que ya los habían descubierto. Con tal de no alter