Tras comprobar que su mánager no estaba rondando cerca, Leo regresó sus pasos y comenzó a caminar por la acera para distraerse. Mientras avanzaba, a su mente venían recuerdos de los momentos que había pasado con Maddie y Claire, las discusiones con su padre, así como los incidentes ocasionados por su torpeza e inmadurez. En el momento en que pasó frente a una parada de autobuses, vio que la estructura tenía colocada un anuncio publicitario ilustrado con su rostro. A primera vista, la imagen proyectaba un aura radiante, completamente distinta a la realidad, que lo hizo sentirse asqueado de tener que fingir ser alguien que no es. «¡Ah! Esa persona parece tan segura de sí misma. ¡Lo detesto! ¡No soy yo, es solo un espejismo! ¡Lo odio tanto, que deseo destruirlo para no seguirlo viendo!», pensó al tiempo que apretaba el puño de impotencia. De pronto, una mujer que se encontraba esperando el autobús se percató que el modelo del anuncio era Leo e inmediatamente dijo en voz alta. —¡Oh! ¡U
Con la poca ecuanimidad que le quedaba, Leo escribió rápidamente a su padre dónde se encontraban y luego le envió la dirección dónde estaban cenando. Mientras hacía esto, Helena volvió a hablar. —¿Te vas a comer eso? —preguntó señalando la hamburguesa que estaba frente a Leo, la cual no había sido tocada por él. —No, cómela tú —ofreció gentilmente. —Gracias —sonrió la mujer, tomando inmediatamente el plato. —Espero que lo disfrutes —comentó el chico pelirrojo, tratando de ser lo más amable posible con la mujer que tenía enfrente. Helena notó que el muchacho actuaba bastante nervioso, así que decidió encauzar la conversación hacia el tema que competía a ambos. —Parece que tienes muchas preguntas, pero no te atreves, ¿verdad? —observó Helena, mientras se chupaba los dedos que estaban manchados de salsa catsup. Este señalamiento dejó en blanco a Leo, ya que no estaba seguro qué preguntarle a esa mujer quien afirmaba ser su progenitora. «¡Cielos! Sé que dije que le pagaría la com
Jacob casi se fue de espaldas al reconocer que la mujer de la fotografía era Helena, su primer amor. Pero mayor era su asombro al enterarse de que su hijo estaba con ella, por lo que inmediatamente le pidió que le dijera dónde estaban. Cuando recibió el mensaje con la dirección, se levantó de la mesa y corrió hacia su camioneta para encontrarse con ellos. «¿Cómo es que Helena encontró a Leonard? ¿Acaso ella lo buscó luego de saber que él se volvió famoso? Aunque lo dudo, ha pasado tanto tiempo que jamás se interesó en buscar a su hijo. ¡Ah! No estoy seguro sobre qué hacer cuando la vea, tengo tantas preguntas que hacerle», pensó el nervioso hombre mientras conducía desesperado. Cuando finalmente llegó, se bajó rápidamente para buscarlos entre los comensales. Al encontrarlos, se dirigió a la mesa donde su hijo y esa mujer, sin tener idea de cómo abordarlos. Mientras se acercaba, notó que ellos estaban hablando de algo serio, por lo que supuso que Helena le estaba contando sobre lo ocu
El encuentro con su madre biológica significó para Leo un alivio a su atribulado corazón, que luego de despedirse de sus padres, pudo regresar a su departamento con un peso menos encima. Mientras caminaba, empezó a pensar en una forma de cómo hacer las paces con Claire y, quizá, adaptarse a su nueva realidad como padre. Aunque no estaba entre sus planes formar una familia, realmente quería mantener una relación cordial con la mujer que daría a luz a su hijo. «Quizá las cosas hubieran sido diferentes si nos hubiéramos conocido antes», pensó con amargura, mientras miraba a una pareja joven disfrutando de jugar con sus hijos en el parque. Cuando finalmente llegó a su departamento, sintió tanto cansancio, que decidió darse una ducha rápida e irse a la cama pronto. Al día siguiente, notó que había dormido tan bien, que se levantó con ánimos para ir a trabajar. Tal como Luis le había indicado, a las 10 de la mañana llegó por él. Incluso este notó su buen humor e inmediatamente lo señaló
Curiosamente, al tiempo en que la empleada que atendía a Leo abrió la cortina, el cubículo donde estaba Claire también fue despejado, revelando a la futura novia portando un hermoso vestido de brillantes corte sirena, que acentuaba su silueta bien definida. El atuendo fue completado por un velo largo tipo catedral, que era adornado con una delicada tiara, lo que la hacía lucir como una princesa de cuento de hadas. En ese momento, Leo y Claire cruzaron miradas, visiblemente consternados al verse vestidos con esos trajes, en especial el chico pelirrojo, quien quedó boquiabierto por cómo lucía ella con el traje de bodas puesto. —Dios, es bellísima —dijo embelesado. En ese momento, una empleada que presenció el momento, confundió a Leo como el prometido de la novia y preguntó entusiasmada. —¿Qué le parece el vestido de su futura esposa? ¿Verdad que luce muy bonito? —Definitivamente, es preciosa —respondió sin pensar. Claire se sonrojó ante el atrevido comentario y su corazón comenzó
Leo tuvo que mantener la buena cara durante el tiempo en que estuvo probándose los trajes, aunque en el fondo ardía de rabia de solo recordar cómo Mike y Claire actuaban como una pareja real frente a las demás personas. A pesar de que hizo todo lo posible por ocultar su malestar, las empleadas notaron su mal humor y pronto empezaron a quejarse de la actitud poco desdeñosa de Leo, comentarios que llegaron a los oídos de Luis, quien se quedó atrás escuchando atento lo que ellas decían. —¡Ash! Ese tipo se cree importante solo por ser tan guapo, porque no dice nada y se viste de mala gana —dijo una. —¿Verdad? Tan bien que nos cayó la pareja de hace rato, como para soportar los desplantes del fulano ese —comentó la empleada más joven. —¡Ay sí! Ellos eran tan amables, aunque me parece que eran conocidos del dizque modelo —comentó otra más. —Ajá, como que algo se traen, porque el pelirrojo se comía con la mirada a la prometida del novio —sugirió la primera. —También lo notaste, ¿no? —d
La pregunta de Maddie sacudió bastante al chico pelirrojo, que lo dejó sin palabras. Al ver que este no respondía, la atrevida mujer volvió a cuestionar con la esperanza de que se sincerara de una vez. —¿Qué pasa? ¿Acaso no estás seguro de tus sentimientos? No me digas que te atreviste a acostarte con mi amiga, mientras aún sentías algo por mí. Este señalamiento irritó al joven pelirrojo, ya que lo que Maddie decía no era del todo cierto, así que respondió contundente. —¡Qué vanidosa eres! ¿Por qué asumes que aún sigo interesado en ti? Según recuerdo, lo nuestro fue casual y solo cometí el error de pensar que me sentiría bien en una relación sin compromiso. Maddie parpadeó asombrada al escuchar esto y pensó: «¡Increíble! Este hombre realmente no es el mismo que conocí en el pasado, cuando solo era un chico tímido». —¿En serio? —insistió en su cuestionamiento. Harto de ese asunto, Leo la miró con frialdad y respondió. —¿Quieres que te diga la verdad? —Sí —contestó ella con firm
En el jardín de un conocido hotel de Ciudad M, Michael Davis esperaba con ansias a que su amigo Leo apareciera en cualquier momento. «¡Arg! ¿Será que Maddie pudo convencer al tonto ese? No puedo creer que terminaré con mi eterna soltería de esta forma», pensó nervioso el muchacho. En ese momento, sus compañeros del “Escuadrón Rojo” se acercaron para preguntar cómo se encontraba. —Oye, ¿todo bien? ¿Estás nervioso? —preguntó Ian rudamente. —¿En serio vas a casarte hoy? —cuestionó Dan con incredulidad. —¿Eh? Chicos, no se preocupen, todo está fríamente calculado. Estoy seguro de que ese tonto llegará en cualquier momento —respondió Mike con seguridad, aunque en el fondo se estaba preocupando de que quedaba poco tiempo para que comenzara la ceremonia. —Y Claire, ¿está bien? —preguntó Jerry. —Sí, la vi hace rato cuando nos estábamos vistiendo. Ella está bastante tranquila y luce muy preciosa con su vestido —respondió Mike con entusiasmo. Sus tres amigos se miraron entre sí preocupad