Leo frunció el ceño al ver que Jonathan le llamaba e inmediatamente contestó. —¡Amigo! Finalmente contestas —exclamó entusiasmado. —¡Ah! ¡Hola! —respondió Leonard un tanto confundido. —¿Cómo has estado? Desde la última vez que te ayudé a escapar de tu acosadora, ya no supe nada de ti. El pelirrojo se dio un golpe mental al recordar que no se había puesto en contacto con Jonathan para agradecerle por su ayuda en aquella ocasión. Así que respondió avergonzado. —Lo siento, pasaron muchas cosas, que no tuve tiempo de ponerme en contacto contigo. —Me imagino, supongo que ya se resolvió ese asunto, ¿no? —Bueno, algo así. ¡Ah! Creo que necesito ir a tu bar para tomar un trago y contarte con más calma. Al otro lado de la línea, Jonathan percibió que el tono de voz de su amigo era un poco amargo y supuso que en ese momento estaba pasando por algunos problemas. —Bueno, en ese caso, ¿te parece si vienes a visitarme esta noche en mi bar? —propuso —¡Oh! Me parece excelente idea, aunque… e
Como no quería arruinar la cena, Leo prefirió esperar a que se encontraran en la habitación para hablar con calma con Claire sobre lo ocurrido con Rose. Una hora después, cuando ella estaba acostando a Maggie, el pelirrojo se acercó y dijo seriamente. —Claire, tengo que decirte algo. Ella lo miro extrañada y preguntó rápidamente. —¡Oh! Claro, ¿pasa algo raro? Ante esto, Leo hizo una pausa y luego respondió con incomodidad. —Rose apareció en el taller. Cuando escuchó ese nombre, Claire tuvo un extraño presentimiento. —¿Esa mujer fue a molestarte? —Algo así —comenzó a explicar manteniendo su expresión incómoda—. Supuestamente llegó a pedir un mueble con mis padres, pero cuando se despidió, me dijo que no se había rendido conmigo y luego salió con el cuento de que le debía una cita, cosa que escucharon mis padres. —Después de esto, suspiró y continuó hablando con malestar—. ¡Ah! Fue demasiado vergonzoso, incluso tuve que explicarle todo a mi madre y ella se ofreció a ayudarme con
Tras una jornada intensa en el hospital, Mike se encontraba listo para dormir, sin embargo, como no le venía el sueño, comenzó a revisar sus redes sociales para entretenerse. Fue así que luego de bajar por varias publicaciones, notó que la etiqueta “carpintero” era bastante popular en las tendencias. —¿Carpintero? ¡Qué extraño! —meditó intrigado al tiempo que accedía al link para revisar de que trataba. Para su asombro, la etiqueta ligaba a múltiples post que hablaban sobre su amigo Leonard y “su nueva vida” como carpintero. Entre las publicaciones, algunas eran de burla por “la decadencia” de su carrera. “Era de esperarse. Ese sujeto no era buen jugador y lo demostraba siempre que podía”. “¡Vaya! Tan mal terminó, que ahora es un carpintero. Ojalá no sea igual de manco en eso como en los videojuegos”. “Si es igual de inútil en las competencias en línea, de seguro lo será con la madera”. “El título de ‘Caballero Rojo’ le quedaba muy grande, ni siquiera es la sombra de lo que fue e
Al ver que la llamada entrante era de James Hong, Leo sintió una descarga eléctrica por la espalda, que lo paralizó. Claire notó la angustia en su mirada, que le hizo un gesto para que le dijera lo que pasaba. Haciendo un enorme esfuerzo por recuperar la compostura, respondió nerviosamente. —Es… James… Hong. Claire dirigió su vista la pantalla para confirmar lo que había escuchado e inmediatamente sugirió. —Contesta, ahora mismo grabo esto con mi celular. —¿Qué? —respondió aturdido. —Sí, responde normal y trata de que esa persona se exponga sola —insistió Claire al tiempo que sacaba su teléfono móvil y buscaba la aplicación de grabador de vídeo. —Bien —dijo Leo no muy convencido. Tras respirar profundamente, contestó la llamada, al tiempo que Claire comenzaba a grabar la conversación. —¿Quién habla? —preguntó neutralmente, aunque en el fondo temblaba de nervios. —¿Cómo? ¿Ya te olvidaste de mí? —respondió James cínicamente. —¡Oh! Creo que ya recordé —señaló Leo, fingiendo rude
Esa noche, Leo perdió el sueño debido a la angustia que le generaba esa situación y considerando la posibilidad de acercarse a Marissa para pedirle ayuda. Sin embargo, después de meditarlo por varias, desechó la idea debido a que esto incitaría más James Hong a continuar con sus ataques en su contra y, por consiguiente, perjudicar más a sus seres queridos. Al final decidió ser prudente y pensar con más calma su plan de ataque. A la mañana siguiente, Leo continuó con su rutina de siempre, solo que en esta ocasión Claire se despertó más temprano para prepararle el desayuno. Cuando él vió la mesa puesta, exclamó preocupado. —¡Cielos, Claire! No era necesario que te molestaras en prepararme el desayuno. Pude haber comido cualquier cosa antes de salir. Ella notó las ojeras en Leonard y sospechó que él no había podido dormir por culpa de las amenazas de James, así que respondió con dulzura. —Tranquilo, lo hice con gusto. Además, como hace rato se me quitó el sueño, pues no quería estar d
Marissa se encontraba en su despacho revisando unos documentos, cuando fue interrumpida por su asistente, que luego de entregar su tablet, dijo seriamente. —Señora Kim, ¿ya vio esto? Intrigada, la mujer dejó lo que estaba haciendo para revisar lo que se mostraba en la pantalla. Cuando leyó las múltiples publicaciones negativas en contra de Leonard Brown y la abogada Claire Johnson, alzó las cejas de asombro y preguntó confundida. —¿Qué es esto? —Tal parece que el señor Hong está detrás de todo esto —comenzó a explicar su asistente—. Desde hace unos días, los nombres de Leonard Brown y la señorita Claire Johnson se encuentran en tendencia. Aunque las cosas por las cuales se les señalan no parecen motivo para dañar su imagen, sospechosamente hay cientos de comentarios negativos demeritando su trabajo. Al escuchar esto, Marissa apretó los puños de impotencia y, tras revisar detenidamente las publicaciones, mencionó furiosa. —Vaya, James es un idiota. Haciendo esto solo se expone má
El taller de Jacob Brown comenzó a resentir los estragos de la mala reputación recibida en redes sociales, puesto que la mayoría de los pedidos que habían recibido durante el mes fueron cancelados repentinamente y, por consiguiente, los anticipos tuvieron que ser devueltos. Incluso, algunos clientes que habían comprado con anterioridad, comenzaron a llegar para devolver sus muebles, por las razones más absurdas. En algunos casos, Helena se encargó de convencer a las personas de que el producto era de excelente calidad y hasta les ofreció cupones de descuento para su siguiente compra, con tal de conseguir que ellos se quedaran con el artículo. Sin embargo, no todos aceptaron ese trato, por lo que ella tuvo que devolver el dinero. Por su parte, Jacob lidiaba con los muebles a medio trabajar, abandonados por los clientes que pidieron su reembolso, con la intención de terminarlos rápidamente y ponerlos a la venta, aunque fuera menor precio, y así poder recuperar un poco el costo de los
En el momento en que esa persona se marchó, Leo y sus padres quedaron congelados. La noticia de que el taller había sido clausurado los impactó tanto, que apenas podían pensar con claridad. —Que… ¿Qué haremos? —preguntó Helena afligida. En ese momento, Jacob estaba tan consternado, que apenas pudo balbucear. —Yo… creo que debemos acomodar las cosas e ir al Ayuntamiento. Leo no aguantó más y estalló furioso. —¡No puede ser! ¡Esto es absurdo! No pueden clausurarte por una denuncia poco verídica. ¡Todos los químicos que usas son seguros! Esto… esto… esto no tiene sentido. Además, ¿quién podría denunciarte por algo así? Todos los vecinos te conocen y jamás se han quejado por lo que hacemos. Jacob estaba de acuerdo con su hijo, pero como se sentía aturdido con esta noticia, solo pudo responder. —Ya… no importa… Antes de terminar con la frase, el hombre se desplomó ante los ojos atónitos de Helena y Leo. —¡Jacob! —¡Padre! Gritaron al tiempo que corrieron para auxiliar al hombre i