Cuando al fin lograron que Maggie se calmara, Claire recordó que Leo estaba frente a ellos e inmediatamente se dirigió a él. —Siento que hayas tenido que ver esto —comenzó a disculparse—. Regularmente Maggie es tranquila. —¿Por qué te disculpas? Creo que es normal que los bebés lloren, de seguro se asustó con mi apariencia —bromeó Leo. Aunque esta respuesta parecía convincente, Claire sentía la necesidad de aclarar las cosas con Leo. —¡Qué dices! Ella no hace eso, de verdad, espero que no te hayas sentido incómodo. Mike notó que Claire actuaba muy extraño, ya que no habían hecho nada más que calmar a la bebé, pero luego cayó en la cuenta de que la actitud de ambos había sido la de una pareja velando por su hija. «Tengo que intervenir, para que Leo no piense que sigo interesado en Claire», pensó e inmediatamente añadió. —Bueno, como verás, ya me había acostumbrado a cuidar de Maggie, que es instintivo ir corriendo con ella cada vez que llora. ¿No crees? —¡Exacto! Los bebés tien
El comentario de Claire causó gracia en el grupo, en especial Luis, que siguió observando detenidamente el inocente rostro de la pequeña. —A pesar de que los genes del papá sobresalen —dijo en referencia al cabello rojizo—, reconozco que tiene la belleza de la mamá, ¿no lo creen? La forma en que su mánager se refería a su hija irritó más a Leo, que se interpuso para impedir que este siguiera observando a Maggie. —¡Basta! Pareces un pervertido mirando así a mi hija y coqueteando de esa manera con… —en ese momento miró a Claire, pero se contuvo. —¡Es cierto! —intervino Mike en modo papá celoso—. Tu presencia asusta a la bebé. El mánager hizo una mueca de gracia al escuchar cómo ambos hombres protegían a la bebé, así que se levantó y dijo burlonamente. —¡Oh! Mil disculpas, creo que Maggie tendrá unos papás bastante celosos. Claire también se sentía divertida con la escena, que siguió con el juego. —¡Ah! Será difícil para Maggie conseguir amigos, teniendo a un tío y a un papá bast
Cuando el señor Hong hizo mención de una condición para continuar en Master Games, Leo sintió escalofríos y dirigió una mirada confundida hacia su mánager, que también estaba sorprendido con lo que acababa de escuchar. —¿Cuál sería la condición para que Leonard extienda su contrato? —preguntó Luis, nervioso por lo que el CEO estaba a punto de decirles. —No será muy difícil —comenzó a decir con una sonrisa maliciosa—. Es sólo que sigas haciendo lo mismo, sólo necesito que ayudes a impulsar a alguien. Eso es todo. La ambigüedad con la que hablaba ese hombre puso en guardia a Leo y sospechó que esa condición podría perjudicar su vida si aceptaba. —¿Qué pasa si me niego? —preguntó repentinamente. Todos en la sala dirigieron unas miradas de severidad hacia el delgado muchacho, lo que le causó escalofríos a Leo y le hizo recordar sus años escolares, cuando sus compañeros de clase le lanzaban gestos de burla cuando se encontraba al frente del grupo. En tanto, la pregunta no agradó a H
Cuando James Hong señaló al pelirrojo, la sonrisa de Rose se congeló y por un momento se quedó sin palabras. Lo primero que atrajo su atención fueron las facciones juveniles, para después enfocarse en la expresión dolida que este proyectaba en su mirada. La suma de estas características, hicieron que su corazón temblara por primera vez y en su mente viniera una idea peligrosa: convertirlo en su amante. En tanto, Leo se mantuvo inmutable ante la presencia de la estridente joven, anticipándose a un posible desprecio, sin embargo, esto último no le importaba, ya que la relación era contractual. Como Rose no decía nada, el señor Hong rompió el silencio. —¿Qué pasa, querida? ¿Acaso no te gusta Leonard como novio falso? —Papi, ¿de verdad él va a ser mi novio falso? —preguntó ella con una radiante sonrisa. Al dueño de Master Games le sorprendió un poco la expresión entusiasta de Rose, pero lo dejó pasar y continuó: —Sí, justo en este momento estábamos firmando un acuerdo para ampliar s
Tras acordar con el señor que firmarían un nuevo contrato, Leo y su mánager salieron apresuradamente de la oficina. —¿Tú sabías algo de esto? —cuestionó el chico pelirrojo con incomodidad. Luis estaba seguro de que su representado estaría enfadado por la situación y respondió con seriedad: —No, realmente, es la primera vez que James Hong pide algo de este tipo. Esto no convenció del todo a Leonard, que volvió a preguntar con incomodidad: —¿Conoces a esa tal Rose? No me inspira nada de confianza. Como ya se encontraba en el ascensor, Luis aprovechó la oportunidad de contestar esa incómoda pregunta:: —Si buscas en internet, es una streamer que empezó publicando contenido bastante sugerente para atraer seguidores, aunque en realidad no tenía idea de cómo jugar. Se volvió tan popular, que comenzó a ser invitada a los eventos de cosplay y gaming, hasta que en algún punto conoció al señor James Hong. Esta situación resultó bastante peligrosa para ambos, ya que su extraña relación se v
La amenaza de Rose no surtió efecto en Leo y esperó a que ella se alejara lo suficiente para poder salir del edificio. Mientras pensaba en lo que haría ahora que se encontraba en esa situación peligrosa, su mánager lo sacó de sus pensamientos. —¿Acaso me mentiste cuando dijiste que ibas a aceptar quedarte? Ante esto, el pelirrojo respondió con serenidad. —Realmente había considerado la posibilidad, pero no esperaba que las cosas terminaran de esta forma. —¿Qué tanto grabaste? —volvió a preguntar. —Lo suficiente como para manchar la imagen del señor Hong. —¡Estás loco! ¿Por qué quieres meterte con ese hombre? ¿Acaso no sabes que él puede destruirte si quiere? —exclamó Luis sorprendido por la arrogancia con la que Leonard hablaba. Leo sabía que era demasiado absurdo enfrentarse con alguien como el dueño de Master Games, pero si podía usar algo de la grabación para doblegarlo, estaría dispuesto a hacerlo. —Luis, ya no soy un ingenuo. Sé cómo se manejan ustedes en este negocio y p
Ante la insistencia de la mujer, Leo reprodujo el audio donde claramente podían escuchar toda la conversación que tuvieron con el señor Hong y posteriormente con Rose. Cuando finalmente terminó la grabación, ambos hombres se mantuvieron expectantes a la resolución de Marissa, quien parecía bastante pensativa. «¿Qué pasará por la cabeza de esa mujer? Aunque le he visto en pocas ocasiones, es la primera vez que trato con ella. ¿Será que la grabación que le mostré será suficiente para ella?», meditó Leo. Al poco rato, Marissa rompió el silencio. —Tienes razón, no dicen mucho, pero servirme para algo. ¿Cuánto pides por él? —preguntó con seriedad. —¿No habíamos acordado una suma mayor para ambos? —señaló Leo. La mujer lanzó una mirada fría a Luis, quien permaneció inmutable ante el aura sombría de su jefa. —¿Estás de acuerdo con cooperar conmigo? —preguntó. Al ver que se dirigía a él, Luis contestó con firmeza: —Hasta este momento he actuado conforme los intereses de la compañía y m
Cuando Leo se despidió, Claire y Mike se quedaron un rato mirando cómo este se marchaba apresurado. —No pensé que Leo se hubiera entusiasmado al conocer a Maggie —mencionó Claire repentinamente. Ante esto, Mike añadió: —También me sorprendió bastante. En realidad, es la primera vez que lo veo tan entusiasmado con una persona. Supongo que la sangre llama, ¿no? Este comentario consternó un poco a Claire, que luego de mirar a Maggie, señaló. —Puede ser, aunque también me sorprendió que Maggie no se sintiera incómoda con él, y es que los bebés siempre tienen la particularidad de atraer a las personas. En ese momento, su exmarido volteó a verla y le preguntó: —Claire, si Leo tuviera intenciones de acercarse a ti para que cuiden juntos a Maggie, ¿lo aceptarías? Claire parpadeó sorprendida con esta pregunta e inmediatamente respondió avergonzada. —¿Qué dices? ¿Por qué Leonard haría algo así? Además, no me parece correcto que él se obligue a estar conmigo sólo porque Maggie es nuestr