Lena estaba destrozada por dentro, solo pensar que Claudia y su padre habían estado 13 años casados para que ella después de un mes ya estuviera con alguien más era algo que no podía procesar. Si no lo hubiera visto en aquella fotografía entonces pensaría que no era cierto, que Claudia aún extrañaba a su esposo como para pensar en tener una relación con alguien más.Entonces cada día había algo nuevo sobre ella que la decepcionaba más. Es como sacarte la máscara frente a la persona que amas, comenzando a ver todo lo que hay detrás de ese cariño. No había podido evitar tomárselo personal, después de todo se trataba de su familia.Ella pensaba que todo se acabaría allí, sin embargo, la llamada que tendría segundos después le cambiaría todo el panorama al asunto.—¿Hola?—Señorita Antana. Es bueno escucharla de nuevo, porque he querido comunicarme de usted desde hace días —Lena abrió la boca, dándose cuenta de que las llamadas perdidas eran suyas—. Si aún no reconoce mi voz, soy el ofici
Lena había pasado los dos siguientes días encerrada en su casa. Pensó en muchas posibilidades sobre que ello fuera cierto, las pruebas de que su padre había colaborado con la policía ya no se discutían, pero si el hecho de las acciones de Claudia.Ella decidió darle una oportunidad, al menos hasta que la verdad sea descubierta. No había sido fácil pensar que pudiera ser verdad que la persona que fue su madre por más de 13 años pudiera hacer algo en contra de su familia, incluso si su padre la había destruido en primer lugar.Entonces pensó que su padre pudo sentirse acorralado por la policía también, él era su esposo y todo estaba en camino para que su arresto fuera pronto. Si José había firmado aquel trato que implicaba que tanto Renzo como ella pudieran salir ilesos de allí, es porque no tenía otra opción legal para escapar.Entonces su padre estaba dispuesto incluso a ir a prisión en el lugar de ambos.Sabía que, en otras circunstancias, él nunca hubiera traicionado a Claudia. Desp
No quiso darle demasiada importancia porque las palabras de ellas le habían quedado en la mente, por lo que prefería ir detrás de Lourdes para poder aclarar las cosas de una buena vez.—Ahora vuelvo —dice LenaLena podía estar muy impresionada por lo que había escuchado, pero le importaba una mierda. Lourdes era más importante de lo que sea que haya hecho, y tampoco era la más indicada para estar juzgándola.La vio cerca de la puerta del patio, apoyada sobre una columna y con una copa en su mano. La mujer estaba pensativa, pero en cuánto vio a Lena puso los ojos en blanco y comenzó a caminar hacia afuera.—Espera, Lourdes —le dice la mujer mientras la sigue—Es mejor que no me hables —le advierte—Por favor, escucha.—¿Qué mierda vas a decirme?Lourdes se gira cuando están lo suficientemente lejos, y entonces la mira con la peor ira que podía tener en ese momento. Se sentía una idiota, principalmente por todo lo que había pasado entre su padre y esa mujer.—Perdón —dice mirándola mien
La fiesta había dado otro maravilloso encuentro, donde una de las partes no quería saber absolutamente nada. Claudia había tenido que dejar a Javier con su esposa, no es que le importara, pero tampoco quería levantar sospechas y tener un enfrentamiento.No sentía nada por Javier, solo había sido un encuentro casual donde ambos fueron a hacer lo que querían hacer, pero sin involucrarse sentimentalmente. Y para ser sincera, Claudia no tenía idea de que si alguna vez pudiera reconstruir esa parte de su corazón después de la traición de José.Pero allí estaba, angustiada porque Mariano la haya estado evitando. Ellos eran amigos incluso mucho antes que José llegara a su vida, ese hombre era importante para ella, incluso el único hombre que realmente quería. Claro está, más allá de su hijo.—No te vayas, hablemos —le dice la mujer mientras toma una cosa—No sé cómo podés pedirme eso después de todo lo que pasó entre nosotros, Claudia.—¿Cómo hago para que me disculpes por cómo te traté? —Mar
—¡Bienvenidos a mi casa!Renzo tenía que admitir que el hombre tenía un buen sentido del humor, lo hacía sentir como en su casa. Todavía no lograba descifrar que era lo que no terminaba de gustarle con respecto a él, siempre había algo extraño que no terminaba de agradarle.Al contrario de Nicki, su hija siempre fue otra cosa. Ellos se conocieron cuando sus padres comenzaron a hacer negocios, al igual que Lena, aunque la mujer nunca le dio mucha importancia a todo lo que tenía que ver con ese mundo.El rancho de Carlos era parecido al de su madre, con grandes campos, hermosas estructuras, caballos, vaqueros y sin dudas, cámaras de seguridad en cada rincón.El hombre les recordaba con una sonrisa en el rostro cada rincón del rancho, ya que hacía mucho tiempo no viajaban y él había hecho una gran remodelación en el último tiempo.—Esto es toda una maravilla. No hay nadie a kilómetros y eso es lo que más me gusta —dice él con una sonrisa—. Cuando gusten pueden usar los caballos y pasear,
Era muy difícil que el comandante pensara que a esta altura Claudia realmente quiera a alguien fuera del círculo. En todos los años que la conocía, ni siquiera se había demostrado tan desequilibrada por alguien como lo hacía ahora por aquel tipo.Supo entender que quizás era un conjunto de sucesos, pero que de todas maneras no quería permitir que así sea.Ambos comenzaron a caminar por los grandes prados mientras eran seguidos desde lejos por las cámaras, el guardia tenía ordenes de hacerlo siempre con él, más aún cuando comenzaba a alejarse del resto.—¿Estás diciendo que lo buscaste ayer? —le pregunta con una ceja levantada.—Lo vi en la fiesta, él estaba ahí con su hija —le aclara mientras mira hacia adelante—. Entiendo que él no logre todavía comprender todo esto, pero no quiero que me tenga ese rencor. Somos amigos desde hace casi veinte años.—No creo que de verdad merezca ser tu amigo, Claudia. No entiendo por qué tanto revuelo con ese hombre no es más que común.—Bueno, pero y
Comandante no podía decir exactamente qué era lo que le desagradaba sobre Lena Antana. Quizás le guardaba cierto rencor por su padre, también porque veía ciertas cosas con respecto a Claudia que no le gustaba y también porque su hija se interesaba en ella.Él nunca había permitido que su hija le controlara la vida, y por lo visto tanto Renzo como Lena intentaban amoldar a su madre a su manera. Más allá de todo eso, no le gustaba la idea de que fuera exactamente la hija de José la que estuviera al lado de su hija, temía que tuviera que ver con lo que su padre había hecho, o que fuera capaz de hacer lo mismo también.Cuando vio a su hija sola en el exterior de la casa no dudó en hablar con ella. No la veía muy lejana a tomar las mismas decisiones que Renzo y eso lo inquietaba.—Pensé decirte que te alejaras de Lena —le dice mientas se acerca a ella—¿Hola? —hace una mueca—. Hace tiempo que no hablas conmigo como para que vengas a decirme qué hacer. ¿Por qué una charla ahora?—Acompáñame
El asunto de Renzo era parecido, pero en sentido contrario. Él hubiera deseado que su madre lo dejara fuera de su círculo y que pueda pensar en hacer algo más sin problemas, pero no era así. Intentaba encontrar la manera de zafar de toda la responsabilidad que querían ponerle encima y Nicki había buscado esa aceptación la mayor parte de su vida.Ella sabía que lo mejor que podía hacer era irse a la ciudad de México y comenzar de nuevo, olvidándose de todo lo que tuviera que ver con su padre e intentar ser feliz. Aunque le costaba, no era fácil tener que renunciar a lo que creía que siempre lograría, como que él la quiera y la acepte de una vez por todas.A veces los padres crean heridas que no se dan cuenta de qué tan profundas pueden ser. El rechazo incluso podría haberla llevado a otras circunstancias más horribles, pero hasta que ella entienda que en cierto punto lo mejor era tener sus cosas en otro lado, entonces tendría que pasar por un proceso.Renzo por otro lado había estado p