Mario no podía estar más resentido en ese momento, porque él en su mente si había pensado que ella después de todo lo buscaría. El asunto era que ella no estaba en los planes, el hombre tenía que asustar a Renzo de tal manera que no pueda ni siquiera pensar en acercarse a ella, mientras que Luisana debía enterarse de toda la vida de Renzo, era la única manera de espantarlo de su lado.Todo había salido mal y él sabía muy bien que ya no había marcha atrás con su relación.—¿Él te importa? —pregunta Mario mientras toma un hierro olvidado sobre la mesa de torturas—. Si él no hubiera aparecido entonces lo pensarías de nuevo. Sé que hubieras vuelto a mí, como la vez que te convencí de que no había estado con esa muchacha del café.—Ya no me importas —le dice ella, con total verdad—Ni él, ni ningún otro hombre va a quererte como te quiero yo.—Esa es la idea, Mario —el hombre sonríe y asiente—De todas maneras, no vamos a darle esa oportunidad.—¡No! —grita Luisana cuando ve sus intencione
Claudia se puso en alerta cuando escuchó las sirenas de la policía desde una distancia prudente, si salían ahora todavía estaban a tiempo de largarse antes de que los atrapen. Bajando el arma por un momento, mira hacia su hijo, quien está siendo ayudado por Renata y Lena, quien desata a Luisana de las cuerdas apretadas.—Todo el mundo listo para salir —anuncia ella mientras ve que los oficiales están cercaElla no podía relajarse ante esto porque sabía que tenía a los federales encima, estar en medio de una pila de muertos y un evidente secuestro sería el principio del fin para ella.Lena aún temblaba por el acertado balazo que recibió Mario por su parte, ella se sentía con los nervios de punta por lo quehabía ocurrido, pero ahora mismo estaba más dispuesta a sacar a los dos de allí que de pensar en lo que había hecho.—Estoy bien —dice Renzo mientras su hermana acaricia su rostro—Espera un segundo, quédate quieto —le dice Renata mientras saca lo último que retiene su muñeca—Lu, ¿C
Renzo y Claudia entraron en la habitación que él ocupaba junto con uno de los médicos que Claudia había pedido. La mujer no sabía qué hacer ante la situación, por lo que comenzó a dar vueltas por el pasillo, esperando novedades.—Nos e preocupe, señorita. La bala solo le rozó, estará bien —le dice uno de los médicos a Lena—Llama a Luisana, por favor —le pide a Lucho cuando lo ve a su lado—. Francisco tiene que verla también.—Enseguida, señorita.Lucho atiende las ordenes de Lena y sale al pasillo, viendo como Luisana está tomando su cabeza mientras está sentada en uno de los sillones de allí. Él se aclara la garganta, acercándose a ella.—Señorita —él la mira—. La necesitan en la habitación.—¿Renzo?—No, la señorita Lena. Acompáñeme, por favor.Tomando una larga bocanada de aire, ella se pone de pie para acompañar al hombre. La habitación de Lena estaba solo a unos pocos pasos, por lo que no tardó demasiado en llegar allí.Las lágrimas comenzaron a bajar con lentitud por su mejilla
La tensión que había en el ambiente podía cortarse con una tijera, Claudia en ese momento deseaba terminar todo esto de la manera que a ella más le gustaba, pero lamentablemente no podía hacerlo. Era la hija de Mariano y eso pesaba mucho en la mujer, aún no había tenido tiempo para lamentar todo lo que había pasado con él.Ella no podía asumir culpa de lo que había pasado con Ruko, nunca admitiría en voz alta que la probabilidad de que todo haya sido por ella era alta. En cambio, prefería aprovechar la situación y cortar toda su relación de raíz, estando segura de que aún podía recuperar a Renzo.—Te voy a ser muy clara. Quiero que te alejes de mi hijo.Luisana pestañea algunas veces, incrédula por sus palabras. No precisamente porque le haya pedido que se aleje de Renzo, sino porque la mujer ni siquiera era capaz de pedir disculpas. El hombre dijo específicamente que esto tenía que ver con una venganza personal que tenía con Claudia y no específicamente porque haya tenido la culpa al
Lena tenía muy claro que eso no podría olvidarlo jamás, disparar y quitarle la vida a un hombre fue lo más horrible que había hecho en toda su existencia. Al menos, ahora había una explicación de quién era.—Cuando te estaba ayudando a escapar había un hombre que te estaba apuntando. No sé cómo lo hice, no preguntes, pero logré dispararle antes de que él lo hiciera.—Lena...—Lo maté —dice ella con la voz ahogada—. Maté al exnovio de Luisana.—Ay hermana.Renzo se sentó en la cama y la abrazó, sabiendo lo que sentía Lena exactamente. A ella jamás le gustaron las armas, Claudia y José le habían enseñado a manipularlas solo por protección, pero ella se negaba a tener que usarlas en algún momento.Él sabía que, si ella se había atrevido a ir allí con una pistola y encima disparar, era solo para salvarlo a él. Y esa culpa ahora estaba atormentándolo.—Perdóname.—No fue tu culpa, yo lo decidí —le responde con la cara contra su hombro—. Solo... me gustaría no tener que usar más esa mierda.
Nada había sido fácil desde que ella se fue. Renzo había desistido a la idea de salir corriendo a buscarla mientras su destino seguía siendo el mismo, él tenía claro que, si la quería mantener a su lado, entonces tendría que ofrecerle algo mucho mejor.Estando dentro de la mafia, ser alguien que posiblemente te lleve a secuestros y la muerte, no era algo que planeaba para ella. Entonces comenzó.Él se presentó en al menos cinco castings que encontró en la ciudad, sabía que el asunto de tener un guion y presentarlo era mucho más difícil que solamente ser actor. Por algo se empezaba, él tenía que comenzar a construir el camino que creía correcto para sí mismo.A pesar de eso, también estaba el asunto de averiguar todo sobre la muerte de José, nunca había quitado la duda que Ruko sembró en su cabeza. Todo parecía estar totalmente cuadrado, si no fuera porque había encontrado en las cámaras de seguridad del hotel el auto del hombre en el estacionamiento unas horas antes de que fuera asesi
Lena estaba destrozada por dentro, solo pensar que Claudia y su padre habían estado 13 años casados para que ella después de un mes ya estuviera con alguien más era algo que no podía procesar. Si no lo hubiera visto en aquella fotografía entonces pensaría que no era cierto, que Claudia aún extrañaba a su esposo como para pensar en tener una relación con alguien más.Entonces cada día había algo nuevo sobre ella que la decepcionaba más. Es como sacarte la máscara frente a la persona que amas, comenzando a ver todo lo que hay detrás de ese cariño. No había podido evitar tomárselo personal, después de todo se trataba de su familia.Ella pensaba que todo se acabaría allí, sin embargo, la llamada que tendría segundos después le cambiaría todo el panorama al asunto.—¿Hola?—Señorita Antana. Es bueno escucharla de nuevo, porque he querido comunicarme de usted desde hace días —Lena abrió la boca, dándose cuenta de que las llamadas perdidas eran suyas—. Si aún no reconoce mi voz, soy el ofici
Lena había pasado los dos siguientes días encerrada en su casa. Pensó en muchas posibilidades sobre que ello fuera cierto, las pruebas de que su padre había colaborado con la policía ya no se discutían, pero si el hecho de las acciones de Claudia.Ella decidió darle una oportunidad, al menos hasta que la verdad sea descubierta. No había sido fácil pensar que pudiera ser verdad que la persona que fue su madre por más de 13 años pudiera hacer algo en contra de su familia, incluso si su padre la había destruido en primer lugar.Entonces pensó que su padre pudo sentirse acorralado por la policía también, él era su esposo y todo estaba en camino para que su arresto fuera pronto. Si José había firmado aquel trato que implicaba que tanto Renzo como ella pudieran salir ilesos de allí, es porque no tenía otra opción legal para escapar.Entonces su padre estaba dispuesto incluso a ir a prisión en el lugar de ambos.Sabía que, en otras circunstancias, él nunca hubiera traicionado a Claudia. Desp