Martínez había llegado a su oficina mientras aún pensaba en Lena Antana, había visto su reacción, sabía de muy buena fuente que ella había gestionado para Claudia en el último tiempo, él mismo hizo el trato con José para que ella quedara fuera de todas las investigaciones, pero era muy difícil convencerla de que los ayudara.Lena estaba a la defensiva y la única esperanza que tenía era que leyera lo que le había dejado, allí explicaba bien que José había firmado un poder para que pudiera operar en contra de Claudia.Se sentía frustrado por todo el trabajo que había hecho con anterioridad como para que las cosas volvieran al principio otra vez. El círculo de Claudia Herrera era demasiado reducido y era muy difícil entrar, solo una agente pudo hacerlo hace menos de un año y todavía no había conseguido demasiado.—Lamento mucho decirte que si no se encuentras pruebas concretas, entonces tendremos que cerrar el caso—Señor, Gabriel. Por favor, estoy seguro de que podemos tener un poco más
Todo había quedado en completo silencio después de que los hombres de Ruko se hayan retirado al terminar la llamada. Todo había sido demasiado tenso, principalmente cuando Renzo comenzó a pensar que su madre nunca entregaría ningún negocio, por lo que ahí solo correría sangre,Si Ruko llamaba en la noche, entonces tenía que pensar en algo para que pudiera al menos tener con qué defenderse. Él sabía muy bien que su madre siempre tenía sus trucos para terminar de hallar una respuesta, por lo que seguramente interrumpiría el lugar cuando nadie se lo espere.El hombre se gira para mirar a Luisana, quien estaba con las rodillas arriba y la cara enterrada en ellas, esperando poder hacer que el tiempo pasara más rápido. Nunca había estado en una situación similar, todo era una completa mierda.—Perdoname.La voz de Renzo se escuchó, haciendo eco en aquel silencio tan atroz. Luisana pareció ni siquiera inmutarse con sus palabras, pero la realidad es que estaba aguantando las lágrimas mientras
Claudia estaba a punto de reunirse con su socio cuando escucha a su hijastra acercarse.—¿Por qué nadie me dijo lo que estaba pasando?Claudia se gira sobre sus pies cansada, esperando realmente tener una pizca de paciencia después de lo que tuvo que pasar en la noche. Hoy no estaba para los caprichos de la mujer, principalmente si sabía que su cabeza solo debía estar en lo que ocurriría en la noche.—Pensé que dijiste que querías deshacerte de nosotros. Eso incluye todo, Lena.—¿Me estás hablando en serio? Porque quiero creer que no —Lena frunce el ceño—Querida, ¿No te parece que hay demasiados problemas como para que comiences con uno más?Lena lo pensó de nuevo, creyendo que quizás lo mejor era entrar por otro lado. Había visto el rostro cansado de Claudia cuando entró, por lo que supuso que había dormido mucho menos que ella en la noche.La mujer dejó salir el aire contenido y bajó la guardia, mirando a su madrastra tomar un vaso de agua mientras caminaba hacia el comedor. Ella l
Todo estaba siendo demasiado bueno para ser verdad y Ruko lo sabía a la perfección. No es que fuera un hombre muy negativo, sino que se definía más como alguien realista.El asunto era que todo lo relacionado a Claudia le pareció precipitado, la mujer aceptó muy rápido el acuerdo y creyó por un momento que algo había detrás de ello. Si, era su hijo y lo quería demasiado, pero entregar todo el negocio sin titubear era algo que hacía mucho ruido en su cabeza.—¿Por qué estás haciendo esto si te dijo que aceptaba?Ruko no se había conformado con dejar las cosas así, tuvo que ir hacia el despecho y ordenar que sacaran a Renzo de donde estaba. Ya lo habían golpeado y maltratado cuando lo llevaron a almorzar, pero sabía que tenía que hacer algo más para presionar a Claudia desde ese lado.Ahora Renzo estaba colgado, con los brazos extendidos y el torso desnudo, siendo observado por Luisana que se horrorizaba cada vez más de todo lo que estaba pasando.—No sé por qué presiento que tu madre e
Mario no podía estar más resentido en ese momento, porque él en su mente si había pensado que ella después de todo lo buscaría. El asunto era que ella no estaba en los planes, el hombre tenía que asustar a Renzo de tal manera que no pueda ni siquiera pensar en acercarse a ella, mientras que Luisana debía enterarse de toda la vida de Renzo, era la única manera de espantarlo de su lado.Todo había salido mal y él sabía muy bien que ya no había marcha atrás con su relación.—¿Él te importa? —pregunta Mario mientras toma un hierro olvidado sobre la mesa de torturas—. Si él no hubiera aparecido entonces lo pensarías de nuevo. Sé que hubieras vuelto a mí, como la vez que te convencí de que no había estado con esa muchacha del café.—Ya no me importas —le dice ella, con total verdad—Ni él, ni ningún otro hombre va a quererte como te quiero yo.—Esa es la idea, Mario —el hombre sonríe y asiente—De todas maneras, no vamos a darle esa oportunidad.—¡No! —grita Luisana cuando ve sus intencione
Claudia se puso en alerta cuando escuchó las sirenas de la policía desde una distancia prudente, si salían ahora todavía estaban a tiempo de largarse antes de que los atrapen. Bajando el arma por un momento, mira hacia su hijo, quien está siendo ayudado por Renata y Lena, quien desata a Luisana de las cuerdas apretadas.—Todo el mundo listo para salir —anuncia ella mientras ve que los oficiales están cercaElla no podía relajarse ante esto porque sabía que tenía a los federales encima, estar en medio de una pila de muertos y un evidente secuestro sería el principio del fin para ella.Lena aún temblaba por el acertado balazo que recibió Mario por su parte, ella se sentía con los nervios de punta por lo quehabía ocurrido, pero ahora mismo estaba más dispuesta a sacar a los dos de allí que de pensar en lo que había hecho.—Estoy bien —dice Renzo mientras su hermana acaricia su rostro—Espera un segundo, quédate quieto —le dice Renata mientras saca lo último que retiene su muñeca—Lu, ¿C
Renzo y Claudia entraron en la habitación que él ocupaba junto con uno de los médicos que Claudia había pedido. La mujer no sabía qué hacer ante la situación, por lo que comenzó a dar vueltas por el pasillo, esperando novedades.—Nos e preocupe, señorita. La bala solo le rozó, estará bien —le dice uno de los médicos a Lena—Llama a Luisana, por favor —le pide a Lucho cuando lo ve a su lado—. Francisco tiene que verla también.—Enseguida, señorita.Lucho atiende las ordenes de Lena y sale al pasillo, viendo como Luisana está tomando su cabeza mientras está sentada en uno de los sillones de allí. Él se aclara la garganta, acercándose a ella.—Señorita —él la mira—. La necesitan en la habitación.—¿Renzo?—No, la señorita Lena. Acompáñeme, por favor.Tomando una larga bocanada de aire, ella se pone de pie para acompañar al hombre. La habitación de Lena estaba solo a unos pocos pasos, por lo que no tardó demasiado en llegar allí.Las lágrimas comenzaron a bajar con lentitud por su mejilla
La tensión que había en el ambiente podía cortarse con una tijera, Claudia en ese momento deseaba terminar todo esto de la manera que a ella más le gustaba, pero lamentablemente no podía hacerlo. Era la hija de Mariano y eso pesaba mucho en la mujer, aún no había tenido tiempo para lamentar todo lo que había pasado con él.Ella no podía asumir culpa de lo que había pasado con Ruko, nunca admitiría en voz alta que la probabilidad de que todo haya sido por ella era alta. En cambio, prefería aprovechar la situación y cortar toda su relación de raíz, estando segura de que aún podía recuperar a Renzo.—Te voy a ser muy clara. Quiero que te alejes de mi hijo.Luisana pestañea algunas veces, incrédula por sus palabras. No precisamente porque le haya pedido que se aleje de Renzo, sino porque la mujer ni siquiera era capaz de pedir disculpas. El hombre dijo específicamente que esto tenía que ver con una venganza personal que tenía con Claudia y no específicamente porque haya tenido la culpa al