Renzo sabía que la situación sería más fácil si estuviera saliendo con la hija de algún mafioso con los que su madre se frecuentaba. Ellas habían crecido en aquel mundo, al igual que él, y ni siquiera tendría que explicarles lo que ocurría. Luisana no era una de ellas, y jamás podría aceptar algo como eso. Y no porque ella estuviera mal, pero era su realidad. El hombre tenía claro que había muchos asuntos con los que no estaba de acuerdo, porque eran negocios, pero también había muchas cosas detrás. No se atrevió a mencionar ni una sola palabra. Y no tuvo idea de cómo su hermana apareció en ese momento para salvarlo, pero estaba llamando a su celular. —Qué milagro que estés llamando —dice él con una sonrisa— ¿Por fin te decidiste? —Algo así. Lourdes y su madre tienen que ir para un desfile, así que las acompañaré y de paso nos podemos encontrar. —Bastarda. Ahora porque es por ella venís —Lourdes comienza a reírse— ¿Te espero para la fiesta de Nicolás entonces? —¿Puedo ir con ella
La fiesta de Nicolás había comenzado y Renzo sabía muy bien que a su amigo no le gustaba hacer algo sencillo. Era un evento privado, pero aquel sitio estaba lleno de personas, muchos famosos, hombres importantes.Renzo la mira con una sonrisa en su rostro, detallando en su mente lo que aquella mujer traía puesto. Estaba claro que aquel vestido ajustado no iba a pasar por alto, ella tenía unas magníficas piernas para lucirlo y aquella actitud que lo sacudía.—¿Piensas mirarme por mucho tiempo más o iremos a la fiesta?El hombre sonríe de lado y le da una mirada antes de abrir la puerta del vehículo. Ella pensaba que quizás era muy torpe para disimular o no le importaba un carajo que ella supiera que le gustaba.Cuando ella rodea el auto para encontrarse con él, el hombre la espera con los brazos cruzados y una sonrisa en su rostro.—Estás preciosa esta noche —asegura—No te quedas atrás. Me gusta tu nuevo corte. ¿Sabes que sensación tengo justo ahora?—¿Qué sensación? —pregunta mientra
Luisana notó la tensión en sus hombros cuando él y Lena regresaron. Renzo estaba más preocupado por la seguridad de ella de lo que pudiera pasarle, porque él al menos sabía cómo defenderse. —¿Ocurrió algo? —pregunta Lourdes mientras mira a Lena —Oh, no. No te preocupes, solo estábamos hablando sobre algunos problemas del trabajo —ella sonríe —No, ni se les ocurra. Olvídense del trabajo, esta noche no es para estar con preocupaciones —Luisana le sonríe y lo toma de la mano—. Vamos a bailar un poco, la fiesta está buena. Renzo mira a su hermana y ella le hace señas para que se despreocupara. Después de todo, nada iba a pasar mientras estuvieran allí. Podrían lidiar con el problema después, estaban preocupando a las mujeres por algo que ni siquiera podían informarles. —¿Eres de esa clase que no puede dejar de pensar en el trabajo? —le dice la mujer con una sonrisa de burla —Eso es lo que soy, si. —él sonríe—. Aunque eso se me hace un poco difícil cuando estás. —Casi que te pierdes
No era la mejor situación para tener un hombre atado en una casa que no era suya, pero necesitaba saber qué carajo estaba pasando. Al menos agradecía que el lugar fuera grande, con suerte no se escucharía nada y podía salir ileso de esto. Luisana no tenía que enterarse de nada de lo que ocurría, las cosas podrían ponerse aún peor. Había una pequeña bodega a unos metros de la casa, el lugar perfecto para poder hablar sin que repercutiera afuera. Ismael consiguió una vieja silla allí, atando a aquel hombre. Renzo daba vueltas en el lugar, mirándolo con rabia. Ahora estaba seguro de que no venía de parte de su madre, por lo que le preocupaba aún más. —¿Qué m****a es lo que haces entrando en esta casa? —se acerca hacia él con el ceño fruncido— ¿Qué buscas? —Puedes irte a la m****a —murmura él con rabia El hombre sonríe ante sus palabras y su puño cerrado viaja directamente hacia su boca, provocando que la sangre comenzara a salir una vez más. No le importaba que tan prepotente sea él
El hijo de perra de Mario había llegado demasiado lejos y él estaba realmente furioso. No tenía idea de porqué aquella obsesión de tener que seguirlos, el día de la fiesta ellos ni siquiera se conocían y él ya la había acusado de infidelidad, ¡Cuando él mismo había sido el desgraciado!Aquel hombre que había atrapado, ahora reconocido como Pablo, se encontraba escupiendo más sangre de lo que había pensado. Renzo se cansó de que intentara jugar con su mente, no quería hablar y le había hecho las cosas muy complicadas para tener tan poco tiempo y los problemas hasta el cuello.—Me vas a decir ahora mismo que quiere el imbécil que te envió —le dice mientras toma su cabello en un puñado— ¿Cuál era exactamente tu orden? ¿Hacernos daño?—Espiar —responde con la voz ahogada—. Solo quería que los siguiera—¿Y luego qué? —gruñe—Nada, no dijo nada más. Lo juro.—Nos sacaste fotos. ¿Se las enviaste?—Si, si —el hombre toma una larga respiración, sintiendo dolor en su estómago—Desbloque el mald
Lena había decidido alejarse de la casa, necesitaba tomarse un tiempo a solas. Se sentía una tonta por pensar que todos los problemas que tenían que ver con el mundo en el que estaban, se conectaba de alguna manera con la muerte de su padre. Nunca se había creído el cuento de un maldito robo, ni tampoco de algún ajuste de cuentas inexistente. En el caso de que fuera así, Claudia ya lo sabría. Sus sospechas comenzaban desde los contactos con la mafia, de los enemigos por poder, y por supuesto, de todo lo que tenía que ver con los negocios. Allí pudieron pasar muchas cosas, su padre manejaba mucha plata y sin dudas, ser el esposo de la jefa no era algo que pasaba inadvertido. No quería justificar el hecho de que le haya sido infiel, esa noticia no le había agradado demasiado. Y más allá de eso, pensaba en algo que prefería descartar con rapidez, pero que al menos tenía sentido. ¿Qué posibilidades había de que justo lo mataran cuando estaba con su amante? Ella podría arrancare el cor
Renzo no podía creerlo que su hermana le estaba diciendo. Por supuesto que no había pensado en una idea como aquella, ahora las dudas estaban en todas partes.—¿Estás segura de lo que me decís?—Estoy segura. No te voy a mentir, estuve pensando en ello durante todo este tiempo, sé que no tuvo que ver con lo que la policía dijo. Tiene que tener razón.—Bien. Digamos que tiene razón, ¿Cómo sabes que no te va a estafar de todas maneras? —Renzo frunce el ceño—. Esto podría ser una trampa para sacarte plata y después no decir nada. ¿Por qué alguien se preocuparía en que lo supieras? ¿Incluso diciendo que se arriesgaba a contarlo?—No lo sé. Al menos quiero pensar que por lo menos una persona me quiere decir la verdad, aunque esté buscando plata.—No lo sé, hermana. Todo esto es muy raro, ¿Por qué tendría esa información? ¿No crees que mamá te hubiera dicho si eso fuera cierto? ¿Que ella no lo sabría?—No puedo darte una respuesta de esto, Renzo. Lo único que sé, es que esta persona me está
No era un secreto para nadie que Nicki estuviera enamorada de Lena. La mayor parte de su vida estuvo encandilada por ella, pero la mujer parecía siempre estar atraída por la persona que menos le convenía y por supuesto, Nicki nunca se atrevió a decírselo. Cualquier persona podría darse cuenta de eso, menos Lena. —Mira donde vengo a encontrarte. Renzo aparece con una sonrisa en su rostro, hacía tiempo que no la veía. Ambos se dan un abrazo, haciendo que los ojos de Lena rueden hacia atrás. —No dijiste que vendrías. Me sorprende que estés en un lugar como este —menciona la mujer con una sonrisa—. Hasta estás más guapo. —Sabes cómo es esto —bromea con una sonrisa—. Decime que te vas a quedar unos días al menos. —No lo creo. Quizás un día como mucho, no puedo dejar la tienda por tantos días. ¿Quién es ella? —la mujer sonríe cuando nota la presencia de Luisana a su lado —Ella es Luisana Navarro, una amiga —el hombre guiña un ojo en su dirección—. Es la hija de Mariano, ¿Te acordás d