Greco Morelli. Día de la bodaDesde que llegué aquí hace dos días he tratado desesperadamente de encontrar a Alexandra, obviamente lo primero que hice fue buscarla en el departamento que estaba a su nombre, para mi sorpresa este se encontraba en venta.La fui a buscar a casa de sus padres, pero nadie nunca me abrió la puerta, cuando pregunté por ella me dijeron que de ella no se sabía hace varios meses y que, los demás, habían tomado vacaciones en las islas griegas.La última opción que me quedaba era ir a casa de mi querida prima, Raquel. Alexandra seguramente se quedaba allí, pero incluso mis tíos se negaban a darme información de mi chica, ¿Por qué estaba siendo tan difícil poder encontrarme con ella? Necesitaba que me dijese de frente que estaba por casarse con otro hombre, porque seguía sin poder creerlo.Dos días atrás.Di con la casa de Gabriel y me paré frente a su puerta esperando que saliese de su cueva.─Señor, debe irse. ─mencionó el hombre que custodiaba la entrada a la
Tres años después.La luz comenzó a entrar por la habitación, el olor a alcohol entró por mis fosas nasales y sentí mi brazo más pesado de lo que debería, algo o más bien, alguien lo estaba cargando.Abrí los ojos encontrándome con una chica pelirroja, me levanté abruptamente de la cama despertándola también.─Conoces las reglas, ¿No? ─pregunté mirando a la chica quien tenía una expresión de miedo en sus ojos y rostro─. ¿Y bien? ─pregunté cabreándome.La chica asintió. ─Sí, sí señor. ─dijo tartamudeando.─Entonces, ¿Por qué mierda te quedaste en mi cama? ─pregunté acercándome a ella y jalando de su cabello la saqué de mi cama y mi habitación─. Qué quede claro para que no lo vuelvas a hacer.Cerré la puerta con fuerza, el sonido resonó en mis orejas llegando a mis tímpanos, el dolor de cabeza aumentó producto del alcohol que ingerí la noche anterior. Entré en la ducha y dejé que el agua fría calara hasta mis huesos, tratando así de quitarme el malestar, cómo cada mañana, desde hace tre
Alexandra GuzmánHoy celebrábamos nuestro aniversario número tres de matrimonio y no tengo más que agradecer por los cuidados y atenciones que Gabriel ha tenido con mi hija y conmigo.Nuestra relación tardó exactamente un año en ser un matrimonio real, luego de nuestro primer aniversario todo pareció mejorar entre nosotros y no es que estuviésemos mal, pero nos volvimos más unidos, más felices y la tensión incómoda que se formaba entre nosotros lentamente fue desapareciendo.Cómo pude creerlo en ese entonces, mis padres cuando se enteraron de mi matrimonio y de mi embarazo se volvieron locos, tanto así que me echaron de la casa y me negaron la entrada de vuelta, por lo menos tenía a mis amigos, Dante, Raquel y mi hermano de otra madre, Leandro.El último se ha despedido de mí hace dos semanas diciendo que tiene que hacer un viaje importante para cerrar algunos negocios, una parte de mí se alegró pensando en que por fin arreglaría sus diferencias con Greco, pero con su despedida no pud
Desperté con dolor de cabeza, un fuerte dolor de cabeza y también malestar en todo el cuerpo, me costaba abrir los ojos, supongo que se debía a la alta iluminación del lugar en el que me encontraba. Traté de incorporarme a la vez que, lentamente, trataba de pestañear y que mis ojos se adaptasen a la luz.Frente a mí se encontraba Raquel junto a Dante, ambos despertaron con el pitido de las maquinas que se encontraban conectadas a mí, ¿Qué había pasado?─¿Dónde estoy? ─pregunté cuando ambos se me quedaron viendo como si yo misma me tratase de un fantasma─. ¿Qué pasó con Andrew? ¿Dónde está Gabriel? ─pregunté nuevamente, recordando que fue el último rostro que vi antes de desmallarme.De pronto gritos fuera de la habitación comenzaron a escucharse más cercanos a la habitación.─¡No me puede venir a decir que no hay nada que hacer! ¡Le exijo que haga algo por ellos! ─gritó una voz, ¿Gabriel? La puerta de la habitación se abrió dando paso al doctor y a varias enfermeras. Detrás de ellos i
Días después Luego de una semana o poco más, la verdad había perdido la cuenta, mi mente divagaba en las posibilidades de lo que hubiese pasado si mi bebé siguiese con vida, todas parecían ser algo agotadoras, pero felices… recordé la vez que Gabriel parecía un loco cuando le dije que había roto fuente, estuvo dos noches sin dormir junto a mí, a la espera de que mi bebé naciera.En la manera en que su mirada se llenó de amor y nerviosismo cuando la enfermera le preguntó si quería sostener a Emma en sus brazos, mi corazón se rompió unas mil veces cada que lo recordé y en pensar en cómo hubiese reaccionado al ver un hijo de su propia progenie en sus brazos.Tantas eran las posibilidades, pero una a una fue declinándose cuando el doctor me indicó que volver a ser madre no era una opción, si volvía a quedar embarazada tanto el bebé cómo yo correría peligro y no fue solo por el aborto espontaneo, al parecer la vida no estaba de acuerdo con que este bebé llegase a término, mi embarazo era
─Es un buen hombre, a veces creo que no lo merezco. ─mencioné siendo sincera.─El que no te hayas casado enamorada no significa que ahora estén mal, Alexandra. Las cosas ahora se ven mal para ustedes porque la pérdida de su bebé es reciente, pero, eventualmente, mejorarán. ─comentó abrazándome y yéndose junto a Dante.Dentro de la sala me estaba esperando Gabriel con una leve sonrisa en el rostro, la cual correspondí con otra.─He extrañado tanto no verte en casa, amor. ─mencionó mirándome─. Lo que Raquel dice es verdad, hemos podido hacernos felices, nos hemos sentido amados durante estos dos últimos años, Alexandra. Me mereces, te merezco y será así hasta nuestra muerte.─Quiero creer que es verdad, Gaby. Es solo qué… a veces, es complicado. ─respondí. ─Vamos a la cama. ─mencionó acercándose a mí para besar mis labios, me alzó en sus brazos cómo si no pesase nada y subió las escaleras─. Siempre evitaré tu dolor, amor. ─agregó.Cuando llegamos a la habitación me dejó cerca de la cam
Greco Morelli Sentado sobre un sofá viejo, en un cuarto oscuro, en un edificio que no merece mi presencia, me encontraba viendo la noticia del accidente de Alexandra. En mi mano un vaso de coñac Pierre Ferrand, se suponía que era uno de los mejores; prefería otra marca, pero fue lo único que mi incompetente empleada encontró, según ella.Había estado pendiente de lo sucedido desde que la nota salió en el periódico hace algunos días:“Atentado en contra de la familia Smith Guzmán, según los informes médicos la esposa de uno de los empresarios más jóvenes del país sufrió un altercado, su chófer terminó muriendo a mano de los asaltantes mientras que la señora Smith lucha por su vida dentro de los confines del Hospital General de Massachusetts, luego de ser trasladada desde el CHA Cambridge Hospital. Según nuestros reporteros que se han encontrado en las inmediaciones desde el accidente, siguiendo paso a paso toda la nota, hemos podido confirmar que la señora Smith se encontraba en esta
Alexandra GuzmánCon el paso de los días me he sentido más abrumada, dejé postergadas las clases en la universidad, el solo hecho de salir me estaba aterrando, ni siquiera hablar de las salidas de Emma a su guardería, mi temor a perderla era tanto que le imploré a Gabriel que trajese una maestra particular a la casa para que nuestra hija no se quedase atrás.─No puedo seguir viéndote así, cariño. ─dijo Gabriel entrando en la habitación y mirándome aún entre las cobijas─. Dime, ¿Qué puedo hacer por ti y lo haré?─Solo quédate conmigo y abrázame fuerte. ─respondí, Gabriel tenía que irse a su trabajo con urgencia, lo llamaron temprano por ello, sin embargo, escuché cómo caminaba hacia mí.Él se recostó a mi lado abrazándome con fuerza.─Solo dos minutos, Alexandra. ─mencionó besando mi nuca─. Tengo trabajo pendiente en la empresa y requiere mi supervisión. ─agregó y asentí─. Prometo que volveré temprano, iremos a la playa, te subirá el ánimo la brisa marina.Volvió a levantarse pasado al