Desperté con dolor de cabeza, un fuerte dolor de cabeza y también malestar en todo el cuerpo, me costaba abrir los ojos, supongo que se debía a la alta iluminación del lugar en el que me encontraba. Traté de incorporarme a la vez que, lentamente, trataba de pestañear y que mis ojos se adaptasen a la luz.Frente a mí se encontraba Raquel junto a Dante, ambos despertaron con el pitido de las maquinas que se encontraban conectadas a mí, ¿Qué había pasado?─¿Dónde estoy? ─pregunté cuando ambos se me quedaron viendo como si yo misma me tratase de un fantasma─. ¿Qué pasó con Andrew? ¿Dónde está Gabriel? ─pregunté nuevamente, recordando que fue el último rostro que vi antes de desmallarme.De pronto gritos fuera de la habitación comenzaron a escucharse más cercanos a la habitación.─¡No me puede venir a decir que no hay nada que hacer! ¡Le exijo que haga algo por ellos! ─gritó una voz, ¿Gabriel? La puerta de la habitación se abrió dando paso al doctor y a varias enfermeras. Detrás de ellos i
Días después Luego de una semana o poco más, la verdad había perdido la cuenta, mi mente divagaba en las posibilidades de lo que hubiese pasado si mi bebé siguiese con vida, todas parecían ser algo agotadoras, pero felices… recordé la vez que Gabriel parecía un loco cuando le dije que había roto fuente, estuvo dos noches sin dormir junto a mí, a la espera de que mi bebé naciera.En la manera en que su mirada se llenó de amor y nerviosismo cuando la enfermera le preguntó si quería sostener a Emma en sus brazos, mi corazón se rompió unas mil veces cada que lo recordé y en pensar en cómo hubiese reaccionado al ver un hijo de su propia progenie en sus brazos.Tantas eran las posibilidades, pero una a una fue declinándose cuando el doctor me indicó que volver a ser madre no era una opción, si volvía a quedar embarazada tanto el bebé cómo yo correría peligro y no fue solo por el aborto espontaneo, al parecer la vida no estaba de acuerdo con que este bebé llegase a término, mi embarazo era
─Es un buen hombre, a veces creo que no lo merezco. ─mencioné siendo sincera.─El que no te hayas casado enamorada no significa que ahora estén mal, Alexandra. Las cosas ahora se ven mal para ustedes porque la pérdida de su bebé es reciente, pero, eventualmente, mejorarán. ─comentó abrazándome y yéndose junto a Dante.Dentro de la sala me estaba esperando Gabriel con una leve sonrisa en el rostro, la cual correspondí con otra.─He extrañado tanto no verte en casa, amor. ─mencionó mirándome─. Lo que Raquel dice es verdad, hemos podido hacernos felices, nos hemos sentido amados durante estos dos últimos años, Alexandra. Me mereces, te merezco y será así hasta nuestra muerte.─Quiero creer que es verdad, Gaby. Es solo qué… a veces, es complicado. ─respondí. ─Vamos a la cama. ─mencionó acercándose a mí para besar mis labios, me alzó en sus brazos cómo si no pesase nada y subió las escaleras─. Siempre evitaré tu dolor, amor. ─agregó.Cuando llegamos a la habitación me dejó cerca de la cam
Greco Morelli Sentado sobre un sofá viejo, en un cuarto oscuro, en un edificio que no merece mi presencia, me encontraba viendo la noticia del accidente de Alexandra. En mi mano un vaso de coñac Pierre Ferrand, se suponía que era uno de los mejores; prefería otra marca, pero fue lo único que mi incompetente empleada encontró, según ella.Había estado pendiente de lo sucedido desde que la nota salió en el periódico hace algunos días:“Atentado en contra de la familia Smith Guzmán, según los informes médicos la esposa de uno de los empresarios más jóvenes del país sufrió un altercado, su chófer terminó muriendo a mano de los asaltantes mientras que la señora Smith lucha por su vida dentro de los confines del Hospital General de Massachusetts, luego de ser trasladada desde el CHA Cambridge Hospital. Según nuestros reporteros que se han encontrado en las inmediaciones desde el accidente, siguiendo paso a paso toda la nota, hemos podido confirmar que la señora Smith se encontraba en esta
Alexandra GuzmánCon el paso de los días me he sentido más abrumada, dejé postergadas las clases en la universidad, el solo hecho de salir me estaba aterrando, ni siquiera hablar de las salidas de Emma a su guardería, mi temor a perderla era tanto que le imploré a Gabriel que trajese una maestra particular a la casa para que nuestra hija no se quedase atrás.─No puedo seguir viéndote así, cariño. ─dijo Gabriel entrando en la habitación y mirándome aún entre las cobijas─. Dime, ¿Qué puedo hacer por ti y lo haré?─Solo quédate conmigo y abrázame fuerte. ─respondí, Gabriel tenía que irse a su trabajo con urgencia, lo llamaron temprano por ello, sin embargo, escuché cómo caminaba hacia mí.Él se recostó a mi lado abrazándome con fuerza.─Solo dos minutos, Alexandra. ─mencionó besando mi nuca─. Tengo trabajo pendiente en la empresa y requiere mi supervisión. ─agregó y asentí─. Prometo que volveré temprano, iremos a la playa, te subirá el ánimo la brisa marina.Volvió a levantarse pasado al
Greco Morelli. Luego de presentarme en las oficinas de Guzmán Enterprises and associates; para una cita con Esteban Guzmán, padre de mi exnovia y uno de los principales motivos de mi regreso, decidí averiguar que estaba haciendo mi querido amigo Leandro en las bodegas y si lo estaban tratando cómo merecía.Me subí en mi Corvette de última generación, color negro, cómo casi toda mi gama de autos, el color es clásico, con estilo, jamás pasa de moda, además de hacerme ver aún más imponente a todos los lugares en los que aparezco.─Buenos días, viejo amigo. ¿Cómo te encuentras hoy? ─pregunté sonriendo mientras miraba las precarias condiciones en las que se encontraba─. Alexei, mandaste buscar el médico, no quiero que la estadía de Leandro con nosotros sea tan corta, desearía que viese todo lo que hago con los suyos antes de que muera. ─agregué.Alexei era uno de mis hombres de confianza, junto a Octavio y Diego, el primero asintió e hizo pasar al médico que atendería las heridas de Leand
─Buenos días, ¿Cómo te sientes hoy? ─pregunté centrando mi vista en las cajas a una esquina de la habitación.─¿Qué te pasa? ¿Dejaste de comportarte cómo un maldito cabrón? ─preguntó él─. ¿O es que te diste cuenta de que el único desleal todo este tiempo has sido tú? ─agregó.─No lograrás sacarme de mis casillas, Leandro. ─dije seriamente─. Tampoco lograrás que mis hombres te maten, así que deja de buscarte golpes innecesarios, al menos hasta que llegue tu hora. ─agregué─. Sabes, ayer fui a la playa…El rostro de mi examigo palideció en ese momento y supe que sabía lo que me iba a encontrar allí.─Le dije que dejase de ir. ─masculló en un susurro, pero logré oírlo.─Así que la mentirosa de Alexandra iba seguido a ese lugar, ¿No? ─pregunté─. Por tu cara, supongo que también lo sabías.Pregunté, pero no obtuve respuesta de él. Su cuerpo se encontraba tenso, su mandíbula parecía que pronto se quebraría de tanto que apretaba los dientes, aun así, se las ingenió para dar una profunda bocan
—Lo solucionaré. —dije a Leandro mientras volvía a recostarlo en la cama—. Tú preocúpate de descansar y mejorarte, Raquel, Alexandra y Emma no deben verte así, además, seguramente Gabriel piensa que estás muerto. —agregué—. Es mejor que se mantenga así, estoy seguro de que no sabe que estoy en la ciudad, aún.—¿Qué harás? —preguntó mirándome minuciosamente.Dejé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón cerciorándome de que todo estaba a mi favor este día.—Iré a encarar el mayor de mis miedos. Y sí, se trata de ella, sólo deséame suerte. —mencioné esbozando una sonrisa.Salí del edificio y caminé hasta mi auto, allí conduje lo más rápido posible hasta la dirección que me habían mandado, el corazón me latía fuerte en el pecho, podía sentir cómo retumbaba en su cavidad queriendo salir corriendo.Este camino era bastante conocido, sentí que mis manos temblaban conforme la distancia entre nosotros se acortaba. Estacioné y caminé hacía aquel lugar que tantas veces me trajo paz, qué ironía