S A W Y E R
—¿No te vas a disculpar?—la voz de la abuela suena de la nada, de mala manera encima, pillándome totalmente desprevenido a lo que ella blanquea los ojos disgustada.Llevaba ya puesta una de sus clásicas mascaritas y un vestido vaporoso que usaba de pijama desde que se casó con mi difunto abuelo. Eso siempre había sido suficiente material para que mi cerebro tuviera tramas para elaborar pesadillas durante mucho tiempo. Me costaba horrores reconciliar el sueño cuando íbamos a casa de la abuela o ella venía a casa.—¿Des de cuando me espías?—le respondo poco después sin entender, además solo se disculpa quien ha hecho algo malo y yo no he hecho nada malo. Excepto ser tan idiota que intentando aliviar ese fuego que había dejado encendido ella acabé encendiendo uno mucho peor, ese había sido mi error—Abuela, te he dicho que esA I L E E N—No hace falta que hables, tus ojos ya me lo dicen todo—sus palabras son la última estocada que hace que todo mi autocontrol se hunda, rápidamente me lanzo a sus brazos, y ella me abraza con la misma fuerza.No había duda en las palabras de Malena, de lo que sí dudaba era de que alguien consiguiese conocerme con la misma perfección y de la misma manera que la dueña de ese pelo rubio rizado y esos ojos azules saltones. A veces desconocemos la necesidad real de un abrazo y menos aún su verdadero poder, nos olvidamos con que basta con un gesto tan pequeño, como el sentirse a salvo, para derrumbar paredes, para nada pequeñas, que asfixian… Pero ahí estaba, llorando en el pecho de mi mejor amiga cual niña pequeña en los brazos de su hermana mayor, sin que me importara nada más que saber que ella estaba ahí para mi, justo como yo lo estaría para ella de ser al revés.—¿Qué ha hecho ese hijo de p**a?—susurró ella sin apartarse de mi, en sus ojos veo la rabia y la impot
S A W Y E R Llegó la noche y las águilas salimos a cazar. Bonito inicio, me gusta. Tal vez haga una nueva canción con eso. Debería haberme traído la libreta para anotarla joder. Soy un jodido genio. Sí, señor. Un dios de la música y de la originalidad y de todo, soy Sawyer Reed. Lo que quiero decir en verdad es que soy un puto salido con problemas de autoestima, miedo al compromiso porque tengo miedo al abandono, el ego muy alto y una consciencia bipolar. Mi mirada se pasea por un edificio modernista, gris, alumbrado por focos, rodeado por una larga cola de invitados, música que dejaría sordo a cualquiera y guardaespaldas custodiando la puerta que ahuyentarían a todo el mundo excepto alguien que no tuviese más de dos millones en su cuenta bancaria. Nos encontrábamos en nuestra segunda casa, el gran y exclusivo club Jambo Stars, ahora que lo pienso no es muy buen n
A I L E E N El sonido insistente del timbre hace que vaya corriendo a la puerta, no eran horas. En mi trayectoria me encuentro a la abuela de Sawyer, me mira con la misma cara de pocos amigos que probablemente se había apoderado de mi rostro para finalmente bostezar y cerrar la puerta de su habitación de un portazo. Continuo caminando hacia la entrada, finalmente tomo las llaves de la entrada y abro la puerta encontrándome a un Sawyer totalmente borracho, ni siquiera se puede mantener de pie. Mis ojos se salen de órbita cuando este sonríe como el gato de Alicia al verme de frente con uno de los pijamas que habíamos comprados puesto, consistía en un short blanco de tela vaporosa y una camiseta fina de tirantes del mismo color. Rápidamente siento mis mejillas hervir al sentir sus ojos escanearme de arriba a bajo, probablemente de saber que dormiría en casa no me habría puesto esta ropa. —&iqu
S A W Y E R —Sawyer—gimió ella moviéndose inquieta entre mis brazos, parecía posesa. —Hmmm…—le respondí yo sin abrir los ojos, no quería despertarme, aún era pronto. Me daba igual que los rayos de luz estuvieran iluminando nuestros rostros aun a través de las cortinas, me daría igual incluso que en ese mismo instante se formara un tsunami. No me despertaría por nada.—El telhfsno—volvió a responder ella en un idioma casi incomprensible sin querer abrir los ojos tampoco y moviéndose hacia otro lado en busca de calma. —¿El qué?—pregunté yo confundido sin prestarle mucha atención. —El telherno—respondió ella de forma insistente como si fuera obvio para volver a dormirse.Finalmente, sin más remedio, después de soltar un par de bufidos aparto mi cuerpo del suyo, e
A I L E E NVamos, Aileen. Sabes como son todos.Has convivido con la peor calaña de ellos.Todos los hombres son iguales, manipulan a su antojo para conseguir satisfacer sus deseos. No les importa mentir, no les importa tener que fingir. No les importa nada de eso. Esos ojos azules tan eléctricos que encienden cada pedazo de tu ser son una estafa. Esos brazos que te tocan como si fueras el mejor de los instrumentos y te hacen sentir a salvo como nunca antes son un delirio. Esos labios que claman tregua a tu guerra con el dueño son puro teatro.Solo piensa en el dolor que te ha causado saber a Sawyer en otros brazos. No te puedes permitir pisotear así.Recuerda que no quieres ser como tu madre, una mujer rota sin sueños ni aspiraciones.No tienes que bajar la guardia. No puedes bajarla. Ahora sois dos, piensa que pronto tendrás que ver por los intereses de ella o &eacu
S A W Y E RCamina con su nuevo vestido de color lila, se ve hermosa. Le queda genial esta tonalidad, encaja con ella a la perfección. Tiene el aspecto de la mujer que probablemente me vaya a romper el corazón. Se ha recogido el pelo en una coleta alta y lleva unos zapatos planos a conjunto con el vestido. Me gusta porque he descubierto que su pelo al natural no es liso, sino rizado. Me deleito ante la idea de que algún día podré peinarlos con mis dedos, tenerla entre mis brazos para el resto de mid dias. A pesar de que su radiante rostro estuviera mostrando preocupación y tristeza. Una punzada de culpa no tarda en invadirme, no sabía qué había hecho ya pero al parecer seguramente ya era obra mía, nadie en su sano juicio osaría en perturbar a un ser inocente y puro excepto alguien carecente de lo primero, de lo segundo y lo tercero.—¿Pasa algo?—pregunto, ella me mira por un par
A I L E E N—Quiero un helado. —Lo siento, no me quedan—se disculpó el hombre apenado. Fruncí el ceño de mala manera. —Por favor—supliqué no resignándome, miré hacia Sawyer, él blanqueó los ojos cansado. —Haga algo—lo miró con seriedad, tanta que incluso a mi me sorprende—Ya sabe, una mujer embarazada, totalmente loca, como todas—habla haciendo una pausa dramática mientras suelta sus palabras. El hombre lo mira con sorpresa mientras yo lo miro con mi peor cara, por el cambio de expresión en su rostro noto como incluso él nota ese cambio de actitud. —¿Qué te pasa?—pregunto yo incrédula. —Nada, solo estoy ayudando a que nuestro amigo este al tanto de tu situación—afirmo él encogiéndose de hombros finalmente como si fuese lo más n
S A W Y E R¿Sabéis esa que dicen que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde? ¿Sí? ¡Y una mierda!Me niego a que esa frase sea cierta.Me niego a ser una hoja movida por la fuerza del viento.Me niego a ser ese imbécil que es incapaz de quedarse con la chica.Me niego a perder a pecas y sea lo que sea que este naciendo entre nosotros, me niego a conformarme con que ahora simplemente deba resignarme a no ver esos labios y brazos cruzados mirándome con desaprobación, creyéndose superiores a mi, un simple mortal. Me niego a tener que simplemente lidiar con que pueda perderla. Y como me niego a que todo eso pase, no pienso callarme. La única forma de poder amar es mostrarse vulnerable y por primera vez el miedo era menor a la necesidad de hacerlo. Por primera vez me importaba una mierda mi jodido ego con tal de poder hacer feliz a otra persona.Arranco el coche con fuerza.