A I L E E N
—Quiero un helado.
—Lo siento, no me quedan—se disculpó el hombre apenado.Fruncí el ceño de mala manera.—Por favor—supliqué no resignándome, miré hacia Sawyer, él blanqueó los ojos cansado.—Haga algo—lo miró con seriedad, tanta que incluso a mi me sorprende—Ya sabe, una mujer embarazada, totalmente loca, como todas—habla haciendo una pausa dramática mientras suelta sus palabras.El hombre lo mira con sorpresa mientras yo lo miro con mi peor cara, por el cambio de expresión en su rostro noto como incluso él nota ese cambio de actitud.—¿Qué te pasa?—pregunto yo incrédula.—Nada, solo estoy ayudando a que nuestro amigo este al tanto de tu situación—afirmo él encogiéndose de hombros finalmente como si fuese lo más nS A W Y E R¿Sabéis esa que dicen que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde? ¿Sí? ¡Y una mierda!Me niego a que esa frase sea cierta.Me niego a ser una hoja movida por la fuerza del viento.Me niego a ser ese imbécil que es incapaz de quedarse con la chica.Me niego a perder a pecas y sea lo que sea que este naciendo entre nosotros, me niego a conformarme con que ahora simplemente deba resignarme a no ver esos labios y brazos cruzados mirándome con desaprobación, creyéndose superiores a mi, un simple mortal. Me niego a tener que simplemente lidiar con que pueda perderla. Y como me niego a que todo eso pase, no pienso callarme. La única forma de poder amar es mostrarse vulnerable y por primera vez el miedo era menor a la necesidad de hacerlo. Por primera vez me importaba una mierda mi jodido ego con tal de poder hacer feliz a otra persona.Arranco el coche con fuerza.
A I L E E N Él sabe perfectamente el impacto que tienen su tacto en mi cuerpo. Me doy cuenta de ello por la forma peculiar que tiene de actuar, como si el resto no fuéramos más que meros peones en su tablero. Y es que de algún modo era así como me sentía. Intensidad, imprudencia y mucha adrenalina eran las tres palabras que definían y definen mi vida junto a él. Mi vida junto a él…Suena tan bien. Tanto que parece ser un oasis, un espejismo, algo demasiado bueno para ser cierto.Después de todo el era más de Kikas, Saskias y Colettes…¿Qué se puede esperar del chico estrella?Su expresión entre triste y seria esconde algo mucho más profundo de lo que yo creía que alguien como él pudiera cargar. Tal vez después de todo es cierto que he llegado a juzgar mal a Sawyer. Tal vez… Solo tal vez, él pueda llegar a sentir algo por mi, o al menos intentar sentir algo por alguien que no fuera mal. La criatura que cargo en el vientre no fue fruto de un amor incond
S A W Y E R—Hemos terminado todo.La voz cantarina de la abuela en el punto de encuentro hace que todos sonriamos orgullosos, no dudo en buscar con la mirada a Aileen. Sabía perfectamente que la escena que habíamos vivido horas atrás se quedaría impregnada en su retina, al menos estaba claro que en la mía sí lo estaría. Eternamente. No puedo imaginarme nada mejor que eso, ella vulnerable, a mi merced y yo explorando junto a ella todo lo que nuestros cuerpos podían ofrecer. Dios. Esa niñita me había vuelto loco. Tanto que por ella había podido coger el maldito coche. Conducir y no morir en el acto… Algo inimaginable, impensable. Imposible.—¿Y Aileen?—pregunto confundido a Malena.Ella frunce el ceño.—Le hemos dejado el catering pero no responde al móvil—refunfuñó ella con molestia miran
A I L E E NDe mi mente no podía salir la sensación de estar totalmente a su merced, de tenerlo en ese sentido tan cerca, tan imponente.Dios, prefería no pensar en lo que hacía unas horas atrás había sucedido. Verguenza y deseo ardían dentro de mi por igual. Ni siquiera me reconocía. ¿Cómo me había podido dejar llevar de esa manera?Malena como era lógico se había encargado de todo los preparativos que no querían hacer los chicos, el resto; vestidos, lugar, decoración, y demás corrían bajo sus manos, era tal para cuál, trabajaba en perfecta harmonía con los distintos servicios.Mientras tanto yo, después de pasarme las últimas horas de manequí y de caminar y caminar por ese lujoso centro comercial lleno de luces y cristales decidí parar de seguirla. Seguramente ni siquiera note mi ausencia. Llegué
A I L E E NMe miro en el espejo observando el rastro del maquillaje ya corrido por mis mejillas, soy incapaz de reconocerme, completamente incapaz. Siento que la chica que hay en frente mío, no es la misma chica que empezó esto hace tres semanas casi atrás.No lo es, esa Aileen solía tenerlo todo organizado, solía contar los minutos de aburrimiento en su trabajo, solía estar en casa todas las noches, fines de semana, por si había que ir a buscar a su madre, solía ser una de las mentes brillantes, se metió en una de las travesuras con su mejor amiga de hecho por buscar un poco de emoción a su vida porque había vivido toda la vida evadiendo dicha emoción.Y ahora que la había conseguido, ahora que la había conocido y todo gracias a Sawyer Reed, ahora que todo lo que creí inimaginable sentir me estaba empezando a pasar factura. Debí saberlo, debí saber
S A W Y E RTodas aquellos castillos de naipes que coloqué con voluntad de crear una vida junto a ella se han derivado en cuestión de segundos. No hay rastro ya de lo que parecía ser un futuro junto a ella. No hay rastro de esperanza ni de luz. ¿Y cómo podría haberla sin ella a mi lado? No creo que pueda seguir viviendo así. No puedo creerme que la primera vez que decido priorizar a una persona que no soy yo todo salga del revés.Miro a mis mejores amigos, Jerome es el único que me mira con rabia, tiene los ojos rojos como si se hubiera pasado las últimas horas llorando y no drogándose.—¿Quieres una palmadita o qué?—bramó él de mala manera acercándose de forma violenta hacia mi.—¿Qué demonios dices?—pregunto yo de mala manera sin poder entender la situación.Byron mira serio la escena mientras Kasem to
A I L E E N —Agradezco mucho la hospit-—No es hospitalidad, es tu casa—se defendió el hombre prácticamente ofendido. —Exacto—sonrió Jax.—En ese caso quiero ir a ver a mi madre—solté sin más reparos. —¿A tu madre?—preguntan al mismo tiempo como si les hubiera quedado en la garganta.—Creo que Jax debería ir conmigo, es su madre y es lo justo después de tanta ausencia.Observo como el señor Caleb Hoffman nos mira con seriedad.Jax traga saliva con fuerza dejando su tenedor encima de la mesa. —¿Qué pasa? ¿No quieres conocerla?—pregunto con sorpresa.Honestamente yo también tendría miedo sobre todo cuando ya la conozco. —Mamá es un ser peculiar con muchos matices—me encogí de hombros—No esperes que te llore pero tampoco que te
S A W Y E RLa oficina de papá, el gran centro operativo de la empresa Reed, es de esos edificios arquitectónicos que llama la atención a primera vista cuando pasas en frente. Cuatro edificios grises, que terminaban en un mismo despacho, de altura mucho más que elevada, rodeados por ventanas de cristal que dejaban ver la recepción y las oficinas de arriba excepto la parte más elevada, la de mi padre Alan Reed.Tenía muchas preguntas y sentía que papá tampoco iba a poder respondérmelas aun asi me había citado por algo tan solo espero que al menos pueda responder alguna de las tantas dudas que me comen por dentro. —Hijo.—Papá—sonreí.Entonces vi la figura de John Peacher sentado al lado. —¿Cómo estás?—sonrío.—¿Cómo te atreves a plantarme tu cara, maldito cerdo?—bramo