He releído la carta muchas veces. Nada en ella me hace pensar que pueda ser alguien de la oficina.
Max nos lleva de vuelta a casa de Ian. La carta la he dejado en mi piso. Solo pensar que por casualidad la pueda encontrar y se entere de que no le he dicho nada ni a él ni a la policía... me pongo nerviosa.
Entramos en el garaje. Dentro de la seguridad del coche impone bastante menos. Todas las bombillas han sido cambiadas por nuevas, está totalmente iluminado. Los cristales del suelo han desaparecido y los coches con las pintadas y los faros rotos también, no hay ninguno a excepción de los dos nuevos que compró.
Me siento segura y tranquila. Me alegra ver que la Emma llorona a la que le daban ataques de ansiedad ha desaparecido.
- ¿Te sientes con fuerzas o prefieres que volvamos a tu piso? - pregunta Ian con su mano rodeando mi cintura.
Max está al otro lado, mirándome con cara de circunstancia.
- Estoy bien. Venga vamos.
Los tres nos montamo
Sentado en el asiento del conductor no aparta la mirada de la carretera ni un momento. Sigue enfadado aunque en mi opinión no es tan grave lo que ha sucedido.Esta vez, voy a dejar que el silencio sea nuestro compañero, por lo menos hasta que se le pase y pueda preguntarle sobre lo que pone en la carta que, aunque no me hará cambiar de opinión sobre lo que siento por él, para mi es importante que me ayude a comprenderlo.Como siempre que venimos de visita, la madre de Ian me recibe con un caluroso abrazo y un par de besos.- No estaré siendo muy pesada ¿Verdad? - Pregunta en broma - me gusta tanto que la familia se vuelva a reunir que os llamaría todos los días.Para todos los demás no se si han venido por compromiso, pero tener reuniones familiares a mi me encanta.- Y yo vendría todos los días. Muchas gracias por llamarnos.Helena y Will charlan con su padre. Aunque la conversación parece distendida y amena, Will de vez en cuando se encierra en
Sus manos rodean mi cadera. Sus dedos buscan con desesperación. Desciende hasta llegar al borde de mi vestido mientras deja un camino de besos por mi pecho. Pega sus manos a mis muslos. Cierro los ojos para sentirlo, para disfrutarlo. Levanto los brazos sobre mi cabeza y un gemido se escapa de entre mis labios sin que pueda hacer nada por contenerlo.Levanta la falda del vestido por encima de mi cadera y con violencia me da la vuelta, pegando mi cara contra la pared.No presto atención a nada más, solo al mar de sensaciones que me inunda cada vez que Ian me hace el amor.Cuando termina, continúo pegada a la pared hasta que mi respiración se calma y me siento con fuerzas de caminar hasta la cama. Él se está poniendo la ropa ¿Por qué tanta prisa?- ¿Por qué no te tumbas conmigo un rato? - le abrazo por la espalda y apoyo la mejilla sobre su hombro
La carta sigue en su sitio y yo en el mismo lugar que cuando la vi. Me da pánico acercarme a ella. Siento como si fuera el peor enemigo, como si pudiera destruirme por atreverme a posar mis dedos sobre ella.Quien la ha dejado, ha burlado a la policía. Entra y sale a su antojo sin llamar la atención, así que es imposible que sea Sarah, Leti o Toni. Entonces ¿Quién narices es?Me armo de valor. Adelanto un pie y después el otro. Cojo la carta haciendo un pellizco con dos dedos sobre una de sus esquinas. Quiero tocarla lo menos posible por si la policía puede sacar alguna huella.Tiro de la solapa y saco un hoja.28/03/2011Esta noche hemos quedado por primera vez ¡Creo que es el hombre de mi vida! Bueno... por lo menos de mis sueños.Hay tantas mujeres que suspiran por él, que me siento súper afortunada de que se haya fijado en mi.
Los días han ido pasando sin que ocurra nada especial. Ninguna carta, ni amenazas ni nada de nada. Tener un respiro de preocupaciones se agradece.La única noticia nueva es que la relación de Helena y Will no va nada bien. Lo siento mucho por ella, aunque Will ha cuidado mucho de nosotros ahora no está en su mejor momento.Mientras me arreglo para ir a la oficina, le escribo un mensaje a mi amiga para que nos veamos y charlemos.- ¿Vas a ir? - pregunta Ian.Se que no le hace gracia que me hayan llamado para ir a trabajar. Un miembro del consejo se ha involucrado y está inspeccionando personalmente cada mínimo detalle y como yo he hecho las últimas auditorías, tengo que ir.- Claro, no creo que tarde mucho.- Es sábado Emma. Ese hombre no tiene decencia... pedirte que vayas en tu estado...Pongo los ojos en blanco y le vuelvo a explicar los motivos a ver si esa cabez
El camarero nos guía hasta la mesa que tiene reservada para la cena. Ni Will ni Helena han llegado todavía.- ¿Quieren tomar algo mientras esperan? -pregunta atento.- Agua, por favor - es una lástima no poder pedir un buen vino.- Lo mismo que ella - pide apiadándose de mi.Que yo no pueda beber no significa que el no pueda disfrutar. Además, se que le encantan los vinos.- ¿Por qué no te pides alguno de estos vinos? -abro la carta por la parte de las bebidas. Tienen unos cuantos reservas que parecen buenos - No tienes que hacerlo por mi.- Hoy no es día para beber.Desenrolla con cuidado su servilleta hasta que la tiene totalmente alisada, para terminar soltándola sobre la mesa sin ningún cuidado.La misión de la cena es hacer las paces, hablar y charlar. Con un par de copas de vino hasta podríamos destensar la situación antes de tiempo. Si Ian no quiere beber es porque tiene algo en mente y quiere estar lúcido.-No vayas
Al final dejamos el coche aparcado y volvemos a casa dando un paseo. Los cuatro caminamos arrebujados en las chaquetas, pero vamos charlando y riendo, seguramente por las cervezas que se han animado a tomar los hermanos.- Si me quedo en el paro... - balbucea Will - me voy a vivir contigo Hermanito. Tendrás que darme la paga.Que bromee sobre su situación nos hace gracia a todos. No es como si no tuviera un dólar en el banco. Tienen terrenos, propiedades, una familia con mucho dinero y ceros en el banco. No está en la ruina.- Siempre te puedo contratar como mi secretaria - Ian le saca morritos tirándole besos.Estos dos están más locos de lo que pensaba. Helena ríe sin soltarse del brazo de Will.- ¡Claro! Y me pongo faldita para enamorarte. No te ofendas Emma.Lo miro de arriba abajo.- Las faldas jamás te quedarán como a mi, lo siento.Llega el
Los minutos pasan delante de mi cara. Miro fijamente la manecilla del segundero como avanza imparable, riéndose de mi. Tarde o temprano tendré que afrontar la situación, no puedo esconderme para siempre en estos baños iluminados por bombillas parpadeantes.Abro el pestillo y salgo. Miro mi reflejo en el espejo. Tengo los ojos colorados e hinchados de llorar. Me devuelvo una mirada triste. Esa es la cara de una mujer que cree lo que ha leído.No sé que voy a hacer si Ian me deja cuando nazca mi pequeña. Abro el grifo, ahueco mis manos bajo el agua y las lleno. Me refresco la cara y las muñecas. En estos hospitales siempre hace mucho calor, no lo entiendo.Salgo del baño para hacer un papel, hoy tengo que ser actriz, y una de las buenas. Todo se arreglará, todo va a salir bien... la madre de Ian se va a recuperar, no me va a abandonar, no es cierto todo lo que hay escrito en las cartas...
Espero delante de la carretera a que uno de los pocos coches que pasan a estas horas sea un taxi. En cuanto veo un coche amarillo a lo lejos, levanto la mano. Si tengo la mala suerte de que no lo es, el conductor se echará unas cuantas risas a mi salud más tarde.Las luces de frenado se encienden conforme se va acercando a mí. Por lo menos una cosa me sale bien esta noche.- ¿A dónde Señorita? - pregunta el taxista colocando el brazo detrás del reposa cabezas del acompañante.-Baker street - se el número de la casa, pero prefiero que me deje al principio de la calle. Mientras menos pruebas haya, mejor.Sin decir ni una palabra, arranca. El corazón cada vez me late más deprisa. Miro por la ventanilla. Unos minutos y llegaré.- Pare -pido al conductor.Esto es una mala idea. No, una mala idea es beber un litro de agua justo antes de acostarse, esto es una locura. Pero... tengo que