Los minutos pasan delante de mi cara. Miro fijamente la manecilla del segundero como avanza imparable, riéndose de mi. Tarde o temprano tendré que afrontar la situación, no puedo esconderme para siempre en estos baños iluminados por bombillas parpadeantes.
Abro el pestillo y salgo. Miro mi reflejo en el espejo. Tengo los ojos colorados e hinchados de llorar. Me devuelvo una mirada triste. Esa es la cara de una mujer que cree lo que ha leído.
No sé que voy a hacer si Ian me deja cuando nazca mi pequeña. Abro el grifo, ahueco mis manos bajo el agua y las lleno. Me refresco la cara y las muñecas. En estos hospitales siempre hace mucho calor, no lo entiendo.
Salgo del baño para hacer un papel, hoy tengo que ser actriz, y una de las buenas. Todo se arreglará, todo va a salir bien... la madre de Ian se va a recuperar, no me va a abandonar, no es cierto todo lo que hay escrito en las cartas...
Espero delante de la carretera a que uno de los pocos coches que pasan a estas horas sea un taxi. En cuanto veo un coche amarillo a lo lejos, levanto la mano. Si tengo la mala suerte de que no lo es, el conductor se echará unas cuantas risas a mi salud más tarde.Las luces de frenado se encienden conforme se va acercando a mí. Por lo menos una cosa me sale bien esta noche.- ¿A dónde Señorita? - pregunta el taxista colocando el brazo detrás del reposa cabezas del acompañante.-Baker street - se el número de la casa, pero prefiero que me deje al principio de la calle. Mientras menos pruebas haya, mejor.Sin decir ni una palabra, arranca. El corazón cada vez me late más deprisa. Miro por la ventanilla. Unos minutos y llegaré.- Pare -pido al conductor.Esto es una mala idea. No, una mala idea es beber un litro de agua justo antes de acostarse, esto es una locura. Pero... tengo que
Detengo mis pasos delante de la puerta del hospital. Detecta mi presencia y se abren.Sarah no me ha denunciado por algo que no he hecho y aun así, se supone que tengo que estar agradecida.Han pasado dos días desde que Ian me pidió que nos tomáramos un tiempo, desde entonces no he vuelto a saber nada de él. Will está todo el día pegado a mí como una lapa, supongo que Ian se lo ha pedido o simplemente le doy pena y se está apiadando. Ni lo sé ni me importa... puede que si me importe, pero procuro darle las menos vueltas posibles.Will y Helena me llevan a mi piso. Me siento detrás mirándome los dedos, con la cabeza gacha y el corazón encogido.- Me voy a quedar unos días contigo - se auto invita Helena.- Vale.Solo soy capaz de contestar con monosílabos. Lo cierto es que apenas presto atención a los que me hablan. Estoy sumida en
Helena se recompone al momento y suelta las bolsas. Corre hacia mí con los nervios perdidos completamente.- ¿Estás bien? ¿Qué te ha hecho? - pregunta paseando la mirada por todo mi cuerpo.- No me ha hecho nada.Se para en seco.- Entonces ¿Qué quería?El agente Harrison llega subiendo las escaleras con la mano colocada en la culata del revólver.- Ya se ha ido - informo.Es una suerte que justo hoy haya decidido venir y que tan solo se haya ido unos minutos antes de que llegara Toni.Soy incapaz de pensar con claridad. Todo lo que está ocurriendo pasa por mi cabeza como un torbellino: Sarah, Toni, Ian, las chicas de los anónimos.- ¿Qué ha ocurrido? - pregunta resollando.- Ne...necesito... - las lágrimas inundan mis ojos - dadme un mo...mento.Toni, ese chico risueño que conocí en el instituto. Si
Cuatro meses después...El tiempo ha pasado y nada ha cambiado...El mismo día que le dije a Ian que habíamos terminado, le pedí a Helena que se fuera a su casa. Si iba a estar sola no podía engañarme teniendo a alguien de forma temporal. Decidí coger el toro por los cuernos, y quitar la tirita del tirón. Todo a la vez.Al principio ella y Will me llamaban a diario varias veces para que nos viéramos, para charlar, para tomar una coca cola, en definitiva, para intentar animarme.Dejar a una persona queriéndole es lo más duro que he hecho en mi vida. Si él pensaba que lo mejor para mí era alejarme de su entorno, la decisión definitiva la tomé yo. No sé si acertada o equivocada, lo que si se es que ha día de hoy aun duele.La tripa que creía que nunca me iba a crecer se ha convertido en un gran huevo. Me he convertido en una persona torpe que, si logra atarse los zapatos, me dan g
Vuelven a leerlo de nuevo para comprobar que estoy de acuerdo con el documento que acaban de rehacer.- Mi cliente no le deja nada, pero tiene libertad para darle a su hija absolutamente todo lo que quiera -asiento con la cabeza, conforme con lo que estoy escuchando - de igual modo y hasta que la hija de ambos cumpla la mayoría de edad, podrá disfrutar de los regalos que el señor Ian Garret decida hacer.Me tienden el papel para que lo lea. Los abogados tienen una actitud más tranquila y menos agresiva. Seguro que están contentos, para ellos esto es una victoria.Dejan un bolígrafo a mi lado. Respiro hondo antes de cogerlo. Si esto es lo mejor ¿Por qué es lo último que quiero hacer?- Tiene que firmar aquí - uno de los abogados coloca un dedo justo donde tengo que firmar.Coloco la punta. Solo tengo que ir arrastrándolo hasta que ponga Emma. Antes de escribir mi nombre lev
La persona que inventó la epidural debería tener una estatua con una plaquita.Después de dieciocho horas, por fin le vi la carita. Tan redondita y perfecta como me había imaginado. La tengo entre mis brazos, dormidita y tranquila. Ahora es cuando te das cuenta de que todos los dolores merecen la pena.La familia de Ian al completo aparece por la puerta, junto con Dorotea y Max. Traen flores, bombones y un par de peluches gigantes que no sé donde voy a meter. Estoy agotada por todo el esfuerzo, pero los echaba tanto de menos...- Emma, cariño - Emily se acerca para ver a su nieta de cerca - es una preciosidad como tú.Will y Helena caminan hasta la cama. Espero que no me guarden rencor por apartarlos de mi lado.- No podías tener un embarazo normal de nueve meses ¿Verdad? - Bromea - tu lo haces todo a lo grande.Helena le da un codazo en broma.- Déjala en paz ¿C
Ian todavía no ha vuelto, sigue buscando a mi niña, lo que no sabe es que no la va a encontrar. Sarah sabe bien lo que hace y lleva demasiado tiempo preparándolo y perfeccionándolo.- Vas a buscar a tu maridito - comienza a decirme lo que tengo que hacer - le vas a culpar de todo y le vas a decir que te arrepientes de haber vuelto con él - su risa cantarina suena de fondo - lo vas a destrozar. Recuerda que estaré observando así que hazlo bien, princesa.Destrozarle el corazón a Ian. Puedo decirle cosas horribles que le provoquen pesadillas, pero es por su hija. Tengo que recuperarla como sea.- ¿Qué más quieres? - no me lo pondría tan fácil una enferma como ella.- Chica lista. Te voy a mandar una dirección en un mensaje. Vas a ir completamente sola ¿Está claro?Ian entra por la puerta como alma que lleva el diablo. Se pasa las manos por
Viene decidido hasta mí, me agarra por el brazo y tira para que le siga. Da grandes zancadas.Entramos por la puerta metálica a una especia de almacén abandonado. Estaba tan segura de que me las tendría que ver con Sarah, que no había pensado en Toni. Mis posibilidades contra él son menos de cero.- ¿Por qué? - pregunto dando un tirón para soltarme.- ¿¡Por qué!? - Grita pegando su cara a la mía - me engañaste. A mí nadie me engaña, puta.Así de simple y fácil. Decides destrozarle a alguien la vida porque te ha engañado.- ¿Pues sabes qué? No cambiaría absolutamente nada - le escupo esas palabras que se que le duelen - te engañaría mil veces.Tiembla de pies a cabeza por la rabia que siente. Esperaba que suplicara, que le pidiera perdón por el error que cometí ¡Pues no pienso hacerlo!Solo tengo una única posibilidad de salir de aquí, y es que el taxista cumpla su palabra y busque a Ian. Si el hombre que me ha traído hasta aquí piensa