Desde que volvieron de la luna de miel ambos se estuvieron quedando en un apartamento del amigo de Joel, ya habían decidido que no se quedarían con sus padres. Nada del otro mundo, simplemente ganas que comenzar a interactuar como esposos, pero ya era momento de instalarse en la nueva vivienda, que sería el hogar de ambos. Era una casa muy bonita; su fachada era sencilla, pero elegante, el tono azul del techo combinaba a la perfección con el amarillo mostaza de las paredes y el blanco de los detalles en las columnas. De lado derecho estaba el garaje y de lado izquierdo había un pequeño jardín con la grama muy verde y unas cuantas macetas. En la parte trasera unos arbustos florales separaban el terreno con el de los vecinos más próximos; una pareja joven adulta que tenían una hija de dos años. En la sala de la casa había finos muebles muy bien distribuidos igual que en la cocina, el comedor, las dos h
Yelina se despertó temprano y preparó desayuno para dos, Joel aún dormía, pero ella estaba segura que despertaría en cualquier momento. Amaneció con muchas ganas de café así que empezó por ahí; preparando aquella deliciosa bebida. El aroma llegó hasta la habitación y sacó a Joel de la cama.—Mi amor, has visto mi camiseta blanca —preguntó incluso antes de asomar por el pasillo.Llevaba puestos unos pantalones de tela bastante holgados que dejaban al descubierto sus marcados bíceps. Cuando llegó a la cocina encontró lo que buscaba. Su esposa cocinaba al mismo tiempo que movía sus caderas al ritmo de una canción que tarareaba; se veía sexi con el cabello suelto y sin peinar, los pies descalzos y la camiseta de Joel como único vestuario. Él se la comió con la mirada; la observó de pies a cabeza
Después de un día largo y agotador para Joel. Tranquilo y relajante para esposa ambos se sentaron en el comedor para disfrutar de una rica cena que envió la suegra de Yelina.—Tu madre me sorprende cada vez un poco más. Cocina delicioso.—Es verdad, a ella le queda muy bien todo. Creo que mi comida favorita siempre será la que ella prepare. En ningún otro lado he comido tan exquisito, creo que nadie cocina tan bien como lo hace mi mamá.Yelina se puso un poco molesta con el comentario que hizo Joel.—Espero que mis hijos piensen igual un día, ya que quizá será a los primeros que les guste como cocino. —dijo y se levantó de la mesa.—Él comprendió que había metido la pata y se quedó pensando como remediarlo. Después fue hasta la habitación y se disculpó.—Escucha, lo siento. No fue e
Después de unos meses de haber contraído matrimonio el papá le pidió a Yelina que trabajara para él como asistente de finanzas en la empresa exportadora de frutas congelas. De algún modo tenía que conseguir ingresos para su hogar, no pretendía dejar en manos de Joel todas las cuentas de la casa. Joel por su parte decidió aceptar la empresa de chocolates que le había heredado su papá; era muy buen administrador y conocía perfecto el rubro. En aquella compañía empezó sus inicios como empleado desde que tenía catorce años, habían pasado dieciséis años desde entonces. Cada cargo que tuvo dentro de la misma se lo ganó con esfuerzo y dedicación hasta que un día obtuvo el cargo de gerente general, mismo que seguía cubriendo con la diferencia que ahora también era el dueño.Así pasaron varios d&iac
Susan no tenía ánimos para nada; lloraba y lloraba recordando lo que había sucedido horas atrás, eran cerca de las dos de la madrugada y recién habían terminado de ver «Un verano en pantalones» las tres amaban aquella película, ya la habían visto muchas veces junto a «Un verano en pantalones dos» hasta las habían bautizado como las películas oficiales del grupo.—Ya queda poco refresco —dijo Yelina.—Voy por más —respondió Romina—. ¿Quieres más palomitas? —le preguntó a Susan.—No quiero nada —contestó con la voz un poco extraña a causa de su llanto.—¿Dejaras de llorar ya? Mira que Rubén no vale la pena. No merece que te desgastes así por él —habló Yelina.—Ya saben que esto no durará más de tr
El día en que murió Leandro.Romina se había quedado escondida entre los estantes, estudiando para los exámenes que tenía en las próximas horas. No tenía mucho de haberse acomodado ahí, pues había estado con su novio en el parque frente a los baños de los chicos.—Cálmate —le dijo Romina a su novio.—¿Cómo me pides que me calme? Esa muchachita me tiene cansado —se refería a Susan. —Y de su primo ni hablar —decía haciendo pequeñas pausas para tomar aire. —Un día de estos me van a encontrar ya verás —agregó.—Ven aquí —dijo Romina y lo tomó entre sus brazos para darle un beso después.—Escucha; te amo —le dijo él. —y te amaré todos los minutos que me restan de vida.—Te resta toda una vida llena
La conversación sobre aquel día en la secundaria parecía haber distraído a Susan de lo que sucedió horas atrás con Rubén. Era un tema que no tocaron nunca y que habían respetado en silencio porque al final de cuentas las había marcado a las tres y además fue el inicio de lo que eran ahora.Con el paso de los años Yelina fue cultivando amor propio y comenzó a ponerle mucho interés a su cuidado personal, así mismo aprendió a maquillarse y a vestirse de acuerdo a su edad. Susan estuvo en terapias con un psicólogo y eso le ayudó a cambiar su manera de actuar al mismo tiempo que sus padres decidieron llevarla a vivir con ellos ya que sufría maltrato en casa de sus tíos con quiénes vivía por aquellos años. Romina era la que llevaba la vida más normal en su adolescencia hasta que la muerte de su novio descontroló toda
Al paso de algunos meses se celebró la boda entre Romina y César. Cuando sucedió lo de Leandro, ella pensó que jamás volvería a amar del mismo modo. Siempre creyó que su primer novio sería el amor de toda su vida. Imaginó muchas veces que se iba a casar con él y que vivirían felices para siempre, pero alguien le dañó aquel cuento perfecto que inventó cuando tenía catorce años, desde entonces no quiso ser la novia de alguien más. Estuvo respetando la memoria de Leandro por mucho tiempo era como si estuviera esperándolo. Vivía aferrada a una persona que ya no se encontraba en este mundo, su dolor fue tan fuerte que creyó que iba a volver en cualquier instante y ella deseaba estar sola para cuando eso sucediera.Cuando conoció a César en un grupo de ayuda al que ambos asistían, comprendió que era tiempo de avanzar. Las terapias le hicieron dejar atrás el pasado que traía atado junto a ella. La primera vez que entabló una conversación con él se dio cuenta que aquel muchacho estaba
Yelina llegó a casa de sus padres y se acomodó en la habitación que le pertenecía; durante toda la noche no quiso hablar con su familia y lloró hasta el cansancio, le dolía saber que todo estaba a punto de terminar. Tanto tiempo en vano pensaba, ¿Será que al final elegí mal? se preguntaba. Había muchas dudas e interrogantes dando vueltas en su cabeza. Pensó en todos los posibles escenarios que resultarían de haber tomado diferentes decisiones y al final eligió no darle vueltas al asunto con los posibles «si hubiera» ella tenía que avanzar con su vida hacia adelante, sin mirar atrás, porque ya había decidido y no era tiempo para cambios, aunque el recuerdo de aquel bonito amor hacía ruido en sus pensamientos constantemente, no sería quien saliera a buscar a un hombre que había llegado tan lejos, no después de tantas promesas de amor sin cumplir. Además, aquel amor ya no existía, ya no era bonito, hace mucho dejó de serlo. Yelina estaba segura que algo había pasado entre Joel y su ex