Mi cabeza palpitaba y el dolor era insoportable. Sentía mis ojos demasiado pesados para abrirlos pero aún así podía escuchar murmullos. El frío que sentía, el ruido de algo pitar cada segundo, el olor antiséptico y de medicamentos me hacían saber que me encontraba en un hospital. Una vez más intento abrir los ojos, esta vez lo logro con algo de dificultad y abriéndolos poco a poco. La luz llega a mi siendo un poco molestosa. Lo primero que veo es a un Damian en una esquina de la habitación con un semblante cansado y una sombra de barba lo cual me deja saber que no se ha depilado. Observo a mi lado y me encuentro con una Fara que sostiene mi mano mientras se encuentra recostada a la camilla que estoy con los ojos cerrados.—¿Qué hacen aquí? —Logró musitar apenas —. ¡Maldición! Tengo la boca completamente seca. —Lucia —Musita Fara sonriendo —. Finalmente despertaste. —Puedes darme un vaso de agua, nunca había sentido la necesidad de beber agua como ahora. Damian se acerca a la me
Me estaba volviendo completamente loca con este cabestrillo en el brazo que me lo inmovilizaba. Aparte de que la comezón era algo irritable y muy estresante. Tenía apenas unos días con esta cosa la cuál me evitaba trabajar, montar o hacer mis tareas diarias a la que me había acostumbrado. La parte buena de todo esto es que Paula estaba aquí en la hacienda conmigo pasando sus vacaciones y conociendo toda la hacienda y sus alrededores. —Nana Rosario, ¿Has visto a Paula? Entro a la cocina encontrándola cortando algunos vegetales y removiendo su cacerola con guisos que mantienen la cocina con un olor exquisito. —Salió está mañana a montar acompañada de José y la niña Fara —Me sonríe cálidamente —. ¿Cómo sigue tu brazo?—Bien nana, iré por ellos. Camino saliendo de casa en dirección a las caballerizas donde me encuentro a José hablando muy amenamente y entre risas con Paula. Al verme Paula se gira y se acerca a mi sonriéndome. —No sabes, conocí los alrededores de la hacienda y qued
Observaba el rostro de ambos esperando articulen alguna palabra pero ninguno lo hace. El ambiente parece volverse cada segundo más tenso y yo empiezo a desesperarme. La señora parece notarlo, da un paso acercándose y me mira curiosa. —¿Y esta hermosa jovencita quién es? —Me sonríe —. Eres muy jovencita, ¿Eres amiga de Fara supongo? —Mamá, ella es...—Si, soy amiga de ella —Interrumpo a Fara —. Soy Lucero Oliveira, mucho gusto señora. —¿Oliveira? —Asiento —. ¿Eres hija de Carlos Oliveira? —Si, soy hija de él. —¡Pero que belleza!. Has crecido un montón, la última vez que te vi eras una niñita, ¿Lo recuerdas Damian?"Golpe bajo" Este garraspea incómodo, Fara lo mira y luego a mi y interviene en medio tratando de calmar todo. —¿Cuanto tiempo te piensas quedar esta vez mamá? —Pregunta ella abordándola. —Aún no lo sé, eso lo decidirá Daniela. Se acerca a ella abrazándola y me doy cuenta que aquella tipa es muy especial para ella. —Buenas tardes —Aparece Paula con una sonrisa la c
Observaba detenidamente a mi madre la cuál sonreía junto a Daniela mientras la mirada de Fara era seria y la de Paula era de confusión. Apenas y tenían unas horas de haber llegado y ya me estaban trayendo problemas. Desde el momento que mi madre cruzó esa puerta con Daniela e hizo comentarios de que Lucrecia era "muy joven" y esta salió prácticamente huyendo supe que nada estaba bien. Me había estado esquivando de una o otra forma y eso me hacía sentirme ansioso y estresado. Era la hora de la cena y aún no bajaba y algo me decía que tampoco lo hará conociéndola perfectamente. —¿Qué esperamos para cenar? —Aún falta lulú mamá —Inquiere Fara —. Solo deba aguardar unos minutos, no seas impaciente. —Ya debería estar aquí, pero bueno sabrá qué tipo de crianza le habrá dado Carlos a esa jovencita. —Señora, le pido por favor que no hable así del tío Carlos o de mi amiga —La interrumpe Paula —. Le puedo asegurar que mi tío la educo muy bien. —Suficiente madre —Inquiero —. Ya nana Ros
—¡Mira nada más hasta donde has llegado Lulú por tu inmadurez!—Grita exasperado —. Terminar en la cárcel por alterar el orden público es lo ultimo y no te lo perdonó Lulú . —No exageres papá, solo fue un mal entendido —Ruedo los ojos restándole importancia —. Cero que fue nuestra culpa , esa bola de nacos fueron los que empezaron. —¿Qué no exagere? —La miraba su padre incrédulo por sus palabras y también molesto por su falta de madurez —. Estás en todas las páginas de chisme de la ciudad, ¡Por Dios Lulú! Eres mi hija , la hija de uno de los empresarios más importantes de la Ciudad de México, lo que haces me afecta en mis negocios, ¿Aún no lo terminas de entender? —Osea papá, stop con tus regaños a esta hora , estás heavy si piensas que con eso dejaré de salir con mis amigos .—Claro que lo harás niña ingrata —Espeta decidido —. Tus tarjetas de crédito quedan completamente canceladas , lo mismo los automóviles y colocaré un guardaespaldas que te vigilen día y noche si es necesario.
No sabía que mierda estaba haciendo, pero ya no tenía vuelta atrás. Me encontraba en la habitación de un penthouse con un desconocido el cuál acaba de conocer y besado en la discoteca sin siquiera saber su nombre. Sabía que Paula me mataría cuando se enterará de la locura que había cometido, si es que ya no esta como loca buscándome. Observo el vaso de whisky frente a mi y es cuando me obligo a salir de mis pensamientos y lo veo frente a mí ofreciéndome el trago. —Gracias...—Es lo único que puedo decir. Observo cómo retira su saco quedando solo en una camisa blanca la cual le luce bastante bien, al observarlo mejor me doy cuenta que es un hombre de unos treinta y algo. —¿Estarás así toda la noche? —Finalmente musita tomando un sorbo de su trago.Se acerca a mi, me observa de arriba abajo; me sujeta por la cintura haciendo que mi cuerpo vuelva a calentarse ante su tacto. Humedezco mis labios y se acerca tomándolos con total posesión. Dejo caer el trago que sostenía y enrollo mis
Hace mucho años que no pisaba La Ciudad de México, estaba de vuelta gracias a nuevos negocios e inversiones.—Tengo una cita con el señor Oliveira.—¿Es usted el señor Damián Solís? —Así es. —Bienvenido señor —Se levanta sonriéndome —. Por favor sígame.Le sigo el paso hasta detenernos frente a una gran puerta, cuando está apunto de tocar la puerta se abre abruptamente saliendo una chiquilla de cabellera negra, hecha una furia.—¡Te detesto papá! Pasa a nuestro lado sin ni siquiera mencionar una palabra o dejar ver su rostro. La mujer a mi lado parece avergonzada y entra a la oficina seguida de mi. —Señor Oliveira, él señor Solís.—Gracias Marta, te puedes retirar. La mujer así lo hace, Carlos se levanta, me extiende su mano acompañado de un abrazo y una gran sonrisa.—Que bueno verte de nuevo Damian, hace años que solo sabía de ti a través de llamadas. —Era momento de reunirme con un gran amigo como lo eres tú, aunque creo que llegué en mal momento.—¿Lo dices por el drama de
—¿Te has vuelto loco papá? —En lo absoluto mi princesa, lo pensé mucho y finalmente tome la decisión. Trabajarás en la hacienda Solís . Se había vuelto loco si creía que aceptaría tal locura. En mis cortos años de vida jamás había pisado una hacienda y mucho menos sabía lo que era trabajar. —Me niego rotundamente, Mamá, ¿No dirás nada? —Lo siento nena, tu padre ha tomado la mejor decisión y yo lo apoyo —Acaricia mi mejilla —. Te hará bien un poco de aire fresco, ahora si me disculpan debo irme. Sale de la habitación dejándome con tremendo embrollo sola y completamente sin salida. —Papito, no pueden mandarme con un desconocido tan lejos. —No es un desconocido, Damian es un buen amigo en el cual confío y se que estarás en buenas manos. —¿Todo esto es por es una venganza por lo sucedido esa noche?—Eso y tu expulsión de la universidad.No es una venganza, es para que valores lo que hacemos por ti. —Pero, papá...—No está en discusión Lucia —Me interrumpe —. Mañana a primera hora