Observaba el rostro de ambos esperando articulen alguna palabra pero ninguno lo hace. El ambiente parece volverse cada segundo más tenso y yo empiezo a desesperarme. La señora parece notarlo, da un paso acercándose y me mira curiosa. —¿Y esta hermosa jovencita quién es? —Me sonríe —. Eres muy jovencita, ¿Eres amiga de Fara supongo? —Mamá, ella es...—Si, soy amiga de ella —Interrumpo a Fara —. Soy Lucero Oliveira, mucho gusto señora. —¿Oliveira? —Asiento —. ¿Eres hija de Carlos Oliveira? —Si, soy hija de él. —¡Pero que belleza!. Has crecido un montón, la última vez que te vi eras una niñita, ¿Lo recuerdas Damian?"Golpe bajo" Este garraspea incómodo, Fara lo mira y luego a mi y interviene en medio tratando de calmar todo. —¿Cuanto tiempo te piensas quedar esta vez mamá? —Pregunta ella abordándola. —Aún no lo sé, eso lo decidirá Daniela. Se acerca a ella abrazándola y me doy cuenta que aquella tipa es muy especial para ella. —Buenas tardes —Aparece Paula con una sonrisa la c
Observaba detenidamente a mi madre la cuál sonreía junto a Daniela mientras la mirada de Fara era seria y la de Paula era de confusión. Apenas y tenían unas horas de haber llegado y ya me estaban trayendo problemas. Desde el momento que mi madre cruzó esa puerta con Daniela e hizo comentarios de que Lucrecia era "muy joven" y esta salió prácticamente huyendo supe que nada estaba bien. Me había estado esquivando de una o otra forma y eso me hacía sentirme ansioso y estresado. Era la hora de la cena y aún no bajaba y algo me decía que tampoco lo hará conociéndola perfectamente. —¿Qué esperamos para cenar? —Aún falta lulú mamá —Inquiere Fara —. Solo deba aguardar unos minutos, no seas impaciente. —Ya debería estar aquí, pero bueno sabrá qué tipo de crianza le habrá dado Carlos a esa jovencita. —Señora, le pido por favor que no hable así del tío Carlos o de mi amiga —La interrumpe Paula —. Le puedo asegurar que mi tío la educo muy bien. —Suficiente madre —Inquiero —. Ya nana Ros
Me encontraba ansiosa porque finalmente me encontraba en la clínica a unos minutos de que el doctor me quitara esta cosa de mi brazo quemé hace ver sumamente extraña. Me encontraba en compañía de Damian el cuál observaba cautelosamente como el doctor terminaba de retirar el cabestrillo y movía lentamente mi hombro dándole movilidad. —¿Qué tal? —Excelente doctor —Sonrió —. Finalmente me siento alivianada de no cargar mi brazo todo el tiempo en esa cosa. —Aunque la recuperación fue un éxito, aún debe mantener mucho cuidado y reposo con su hombro señorita Oliveira. —¿Puedo retomar mis tareas de trabajo? —Por el momento un corto lapso y evitar cerrar cosas pesadas. —Yo me encargaré de eso doctor —Interviene Damian —. Me encargaré de que siga cada una de las indicaciones. Al salir del consultorio subimos a su camioneta y deja un beso en mi mano. —Me quédate en el pueblo atendiendo algunos asuntos y a reunirme con los veterinarios de la clínica, ¿Quieres venir? —Pasó. Qui
—Mamá, ¡Por favor! Necesito que me expliques qué fue todo eso allá abajo. —Es mejor dejar las cosas del pasado en su lugar cariño. Removerlas traería problemas y no quiero causarlos. —Ya lo removiste mamá, ahora necesito saber a qué te referías o no tendré paz y me obligarás a rebuscar por mi cuenta. —Es un tema muy delicado Lucrecia —Suspira negando —. Yo no debería de hablar de esto. —Pues ya lo hiciste y te pido me lo cuentes mamá. No puedo quedarme con la duda de que fue eso tan grave y asqueroso que hizo la mamá de Damián hace años. —Hilda fue amante de tu papá. —¿Qué?—Así como lo acabas de escuchar. Yo era una jovencita enamorada que por su cabeza jamás pasó ni siquiera la idea de que el me fuera infiel; se supone que si me había hecho su esposa era porque era la única mujer que le importaba pero no era así. —No, me niego a creer lo que acabas de decir mamá. —Yo también me negué cuando en ese entonces Nancy, la secretaria de tu padre me lo confesó —Me sonríe con nostalg
—¿Estás segura de lo que quieres hacer? —Si. Y ya no cuestiones más mi decisión.—Está bien amiga —Me entrega el pequeño sobre y al revisarlo suspiró —. Esperemos esto te ayude. Le había pedido ayuda a Paula para tomar unos mechones de cabellos de Fara sin que lo sospechara. Acomodo todo cuidadosamente en mi bolso y salimos de la habitación bajando las escaleras. Quiero aprovechar que Damián no se encuentra en la hacienda y Fara se encuentra dando recorridos por los alrededores con mi mamá y Bri para salir sin preguntas. Al terminar de bajar las escaleras Paula me detiene. —Aguarda, voy rápido por mi móvil. Sube las escaleras con rapidez, suspiro negando y levanto la mirada encontrándome aquella mujer entrando a la casa. Su silencio no es de mi agrado. Actúa muy calmada cuando sus ojos gritan otra cosa y vaya que se de esas cosas. —Lulú , ¿cierto? —Lucrecia. Solo mis amigos me dicen así. —Respondo seca. —¿No te parece que eres algo joven? —¿Joven, para qué? —Para estar con
La tensión hace que fuera casi nulo respirar sin dificultad en esta habitación. Mi hermana llora desconsoladamente mientras que mi madre no articula ninguna palabra ante lo sucedido.Asfixiado y lleno de rabia abandonó la habitación con dirección a mi despacho encerrándome en el y tratando de entender todo lo sucedido. "Lo traicionaron" Carlos y mi madre traicionaron a mi padre sin escrúpulos. ¿Cómo pudieron hacerlo? Mi padre siempre fue un buen hombre y esposo. Le demostraba a mi madre de todas las maneras que la amaba y me inculcó a ser un hombre como él para que el día que tuviera una esposa la tratara igual; pero al parecer nada fue suficiente para ella y prefirió engañarlo. Unos toques en la puerta me hacen girarme y veo como José asoma su cabeza observándome. —¿Puedo pasar? —Asiento —. Fue inevitable escuchar toda la discusión y quería saber si te encontrabas bien hermano. —¿Cómo crees que estoy? Siento una repulsión grande al saber que mi madre le vio la cara a mi padre c
Pisar nuevamente la Ciudad de México me llenaba de muchas sensaciones pero la que mayor sentía era de desagrado. La principal razón de este viaje nos hacía sentir una sensación amarga a mi madre, a Damián y a mi. Fara no había querido acompañarnos y su madre había abandonado la hacienda sin dar explicaciones. Damián quería ir directamente a la oficina una vez llegamos; pero mi madre logró convérsenlo de ir a casa y solucionar toda duda allá. Al llegar Nando nos recibe en el aeropuerto para llevarnos a casa; durante el camino Damián permanece muy callado igual que mi madre mientras yo trato de entretener a Bri jugando y cantando con ella.Al llegar a casa mamá le pide a la nana que la lleve a su habitación para que pueda descansar algo y dormir su siesta. Damián luce estresado y bastante preocupado. Mi madre se disculpa un momento llenado hacia el despacho de mi padre dejándonos a solas. —Debes calmarte Damián —Sujetó sus manos —. Trata de mantener la calma o esto puede salir mal.
Al llegar a la casa, los gritos de mi madre se escuchan claramente, incluso desde afuera. Cada palabra cargada de desesperación resuena como un eco ensordecedor. En la entrada, Nando está de pie, con el rostro tenso y el cuerpo rígido, como si quisiera desaparecer del lugar.—¿Dónde está Bri? —pregunto con voz temblorosa, preocupada por lo que pueda estar presenciando.—La señorita Paula se la llevó al centro comercial junto con uno de los choferes —responde Nando con un susurro de alivio.En ese momento, agradecí más que nunca que Paula haya tenido la sensatez de sacar a Bri de la casa. Lo último que quería era que mi hermana escuchara la tormenta de reproches y dolor que estaba a punto de desatarse entre nuestros padres.Entonces, la voz de mi padre retumba en el interior de la casa, una voz cargada de rabia y control perdido, y Damián se lanza hacia adentro con pasos rápidos y decididos, como un guerrero dispuesto a entrar en batalla.Lo sigo de cerca, pero me detengo en seco al ll