Ni siquiera sabía que tenía que hacer, únicamente se encontraba en el baño del avión, escuchando el sonido de la ligera música mientras todo a su alrededor parecía un huracán.
Sentía que su día se estaba convirtiendo en un desastre. Mejor dicho su día ya había sido un desastre y lo que estaba apunto de hacer le terminaba por dejar en claro que todo había sido un desastre. Frente a ella se encontraba una prueba de embarazo, nueva, sellada. Aún en su caja mientras que Victoria únicamente la observaba con firmeza. No quería ni siquiera tocarla porque sentía que el simple hecho de tocarla y abrir aquel empaque, le dejaba claro lo que estaba sucediendo.Las piernas le temblaban, las palmas de las manos le saludaban y sus ojos no dejaban de soltar lágrimas. Simplemente estaba aterrada, no había otra mejor manera describir lo que estaba sintiendo enDanilo abrió sus ojos por un momento antes de volver a cerrarlos. Levantándose de golpe al recordar lo que había sucedido aquella noche. Un fuerte dolor recorrió su abdomen antes de jadear con fuerza. Tocándose con delicadeza el abdomen mientras veía a su alrededor la gran habitación del hospital. Mirando a los hombres que había a su alrededor. Todos completamente heridos.Un fuerte escalofríos le recorrió el cuerpo cuando su mirada se encontró con el calendario que había en la pared. Habían pasado casi tres semanas desde lo que había sucedido. Tres semanas inconsciente en las cuales no había sabido que había sucedido con su abuela, con Victoria y con todo el mundo a su alrededor rededor.Se sentía terriblemente débil, cansado y sabía que su cuerpo aún no se había recuperado por completo de la golpiza que había re
Luis podía ver como el papel que había dentro de las manos de Danilo temblaba con fuerza. Ese temblor se debía que las manos de Danilo temblaban. Podía entender a la perfección porque creía que en sus manos temblorosas, en aquellas hojas viejas se encontraba lo que posiblemente era la verdad de la vida de Danilo. Desde que había conocido a Danilo creía que algo en su vida no encajaba. Siempre había sentido que algo estaba siendo ocultado y sabía que la única persona que podría ocultar eso era su abuela así que sabía a la perfección que dentro de aquellas hojas se encontraba lo que realmente era su vida, posiblemente había un gran secreto que por años había tenido que ocultar pero, su cabeza no dejaba de pensar en que si realmente existía un secreto, ¿Qué clase de secreto era como para que la abuela de Danilo tuviera que ocultar la durante
Danilo únicamente seguro ambas manos hacia la cabeza mientras caminaba por el jardín, se sentía cansado y los puños le dolían más que nunca. Se sentía completamente confundido y ni siquiera sentía que tenía una identidad completamente real. Aunque en realidad también apareció una completa estupidez soltarte a buscar tu verdadera identidad porque durante toda su vida ya había sido Danilo y cerrar mente se enteraba que Danilo no era la versión original de sí mismo, terminaría por volverse loco.No quería saber nada, absolutamente nada de su verdadera familia, de su pasado. Estaba viviendo completamente feliz a su manera y no quería tener que volver a lo mismo. Estaba ligeramente molesto con su abuela por haber recibido tantas mentiras pero final de cuentas se daba cuenta que todo había sido por su bien. Lo había protegido a su manera, como podía y eso siempre se lo agradecería. Pero incluso hubiera preferido toda la verdad. Hubiera preferido que ella le recordara su nombre.Su nombre.
5 AÑOS DESPUÉSSus pasos soñaban con fuerza por el pasillo del lugar. Cargaba con unas cuantas carpetas mientras avanzaba por el pasillo, una pequeña sonrisa fría salió de su rostro cuando se encontró con una mujer rubia. La mujer rubia algunos y entonces camino rápidamente, tratando de evitar su mirada.Todos conocían perfectamente a Danilo, especialmente por su comportamiento completamente frío y duro. Llevaba más de dos meses trabajando de la empresa de Felipe y él ni siquiera lo sabía. Aún no había podido ver a Victoria pero sabía que en algún momento se cruzaría con ella.La única verdadera razón por la cual se encontraba trabajando en esa empresa, era para vengarse de Felipe. Estaba totalmente dispuesto a acabar lo que había empezado hace cinco años, aún mantenía un rencor vivo dentro
La oficina de lectores se encontraba por completo en un estado de soledad. Mientras ellos recargaba en la silla negra de cuero que mantenía tras su escritorio, podía sentir la soledad. La realidad era qué decir que se había casado con Felipe, su vida únicamente había sido de soledad. Hace años había creído que las cosas podrían llegar a cambiar pero después te voy a dar cuenta que todo eso sólo era una mentira, una mentira que se estaba inventando a sí misma para que todo estuviera bien. La única pequeña gota de felicidad de ir a su pequeño hijo, un pequeño niño que extrañamente podía sentir que la sangre de Felipe no corría por sus venas. Lo detestaba y siempre demostraba lo mucho que lo detestaba.Había escuchado una y otra vez como su pequeño niño le decía Felipe lo mucho que lo odiaba y a veces n
Lo único que pudiera escuchar Victoria era como Felipe se quejaba una y otra vez en la situación. Frente a ella se encontraba su pequeño hijo, jugando con unas pequeñas canicas de cristal rosado que le había comprado Felipe hace unos cuantos días. Sentía que le dolía la cabeza y cada vez que sonaba el celular o el teléfono sentía que le temblaba el pecho porque sentía que en cualquier momento Danilo volvería a solicitarla. No podía entender como el tiempo había pasado tan rápido, tampoco podía entender cómo es qué la personalidad de Danilo había cambiado tanto.Le dolió demasiado el hecho de saber que la persona que durante tanto tiempo quiso, ya no existía. Quería aferrarse a la idea de qué lo que estaba sucediendo con Danilo no era más que una mentira. Aunque sabía perfectamente que no era una mentira.—No puedo creer que ese imbécil se haya atrevido a regresar. Joder, pensé que se había muerto hace años y nuevamente aparece y todavía tiene el descaro de seguir coquete
Danilo caminó con sutileza por su consultorio. Observando el sobre de color negro que había sobre el cristal de su escritorio.Sin pensarlo dos veces tomó el sobre negro y comenzó a abrirlo para toparse con una pequeña carta que le hizo fruncir el ceño.“Danilo sé que volviste para una nueva vida pero lee esto con atención. Tienes que irte. Tu vida está en peligro, Felipe está dispuesto a esta vez asesinarte, en serio no estoy jugando. Hay algo en ti que él no tiene y nunca podrá tener. Es por ello que te pido que te vayas. Vete a donde sea que desees ir pero simplemente vete porque prefiero tenerte lejos a saber que estás muerto.Sé perfectamente lo que estás pensando, crees que esta carta la he escrito porque él me lo ha ordenado pero no es así, he escrito esta carta porque tengo miedo de lo que te puede llegar a sucede
Danilo se encontraba sentado en su asiento, revisando unos resultados médicos que le habían llegado hace unas cuantas horas. Mantenía la espalda totalmente recargada en las ciento, estaba cansado y ligeramente hambriento pero tenía tanto trabajo que hacer que ella ni siquiera le importaba tomarse un tiempo para ir a comer.Su mirada estaba fija en los documentos cuando una pequeña canica de color rosa chocó con sus pies. Por un momento ignoró aquella pequeña canica antes de qué una segunda canica golpeara sus zapatos negros. Inmediatamente deslizó su silla hacia atrás para poder ver las canicas que habían golpeado sus zapatos. Estaba confundido y por un momento recordó todas las películas de terror que había visto. —¿Qué es esto?—preguntó mientras se agachaba para poder tomar ambas canicas. Tenía años sin mirar canicas, mejor dicho tenía casi toda su vida sin ver canicas. La última vez que había visto una de ellas, era cuando estaba niño.—¡Oye eso es mío!—gritó el pequeño. Negando mi