Capítulo 8

El verde se extiende tan rápido en mi campo visual que no logro discernir donde comienza una planta y donde termina la otra. Los disparos cesaron después de que perdí la planta purificadora de vista, pero seguí corriendo, con las ramas golpeando la máscara y arañando mis brazos, con el fango adherido en las botas y el sudor pegándome la ropa al cuerpo.

Exhausto me detengo en un enorme árbol, me recuesto en él, está demasiado húmedo y me moja más la espalda, pero no me importa. El sudor que expulsa mi cara se amontona en la parte baja de la máscara formando un pequeño charco. Aguanto la tentación de quitármela y dejar que el aire me refresque. Respiro bocanadas de oxígeno, aunque sé que no es buena idea, no sé cuánto tiempo tendré que estar aquí y cuanto dure el oxígeno. Me rasco con frenesí los brazos, las rama

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP