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MATRIMONIO POR CONTRATO

Amaranta subió a su auto dejando a Salvatore ahí parado en el estacionamiento, llegó al hospital y empezó con su día de labor, revisar a sus niños, darles el alta así como el ingreso.

El día fue como cada día, de emergencias y consultas.

— ¿ Como está la doctora más linda del hospital general GEMELLI?

Entró hablando Emiliano, y con una gran sonrisa.

Amaranta miró a todos lados como buscando a alguien.

— No la veo por ningún lado. ¿De quién hablas?

Emiliano se acercó, dio un abrazo y respondió.

— Para mi tu eres la más linda del mundo, no hay otra.

Amaranta lo miró apretó sus labios  e hizo una línea en forma de sonrisa. Algo en ella no permitía que las palabras de Emiliano atravesaran esa barrera que con los años formó para no dejar entrar a nadie, siempre esperó el regreso de su Tritón. Pero con Salvatore era diferente, era como si con su mirada derribara esas barreras.

— Hoy no iré contigo, viene Salvatore por mi.

Emiliano la miró, y achicó los ojos .

— ¿Ese desconocido derribó las barreras.?

— No lo sé, pero lo único que sé, es que si quiero estar con él, a pesar de..

Emiliano esperó las palabras que no salieron de los labios de Amaranta.

— ¿A pesar de que?

— De que tengo muy poco tiempo conociéndolo.

Salvatore se acercó rodeó su cintura y dio un beso que fue correspondido por Amaranta.

Emiliano aclaró su garganta y se despidió de ellos.

Amaranta se perdió en esos ojos de Salvatore. El la miró con determinación.

— Eres mía, nunca lo olvides.

Amaranta abrió y cerró la boca al escuchar esas palabras, miró a Emiliano y bajó la mirada.

Emiliano se despidió y fue al restaurante del hospital.

— Salvatore, no hace falta que seas tan posesivo delante de mis amigos.

— ¿Acaso eres ciega? El tipo te coquetea.

— Soy libre de andar con quién yo desees, y si te voy a ayudar, no quiero que sigas con esta actitud.

— Solo quiero que vean que eres mía, tiene que ser creíble. ¿No crees?

— Lo sé, por favor está actitud tuya no me gusta.

— Amaranta. — La voz de una de sus hermanas menores les llamó la atención.

— Gianna. ¿ Que haces aquí? ¿Te sucede algo?

- No, solo venía a invitarlos a almorzar a Emiliano y a ti.

Amaranta achicó los ojos y  miró los de Gianna  como escudriñando la verdad en ellos .

— Gian, yo tengo una cita con mi novio, y..... — Sus palabras fueron interrumpidas por un casi grito de alegría.

— ¿¡Novio!? — La impresión, sorpresa y emoción no pasaron desapercibidos para Salvatore al igual que para Amaranta.

— ¿En verdad es tu novio? ¿No me estás mintiendo?.

— Primero no te estoy mintiendo, segundo ni tengo por qué hacerlo, y tercero, ¿Por qué tanto el interrogatorio y la alegría?.

Gianna formó una enorme línea de sonrisa  en sus labios mientras pestañeaba.

— Entonces váyanse que yo invitaré a Emiliano.

Gianna salió corriendo en busca de Emiliano.

Salvatore y Amaranta se miraron y sonrieron.

— Parece que a tu hermanita le gusta mucho tu amigo. — Expresó con sorna 

— No puede, es mucho mayor que ella. Mi hermana tiene veinte y el treinta y uno.  —Habló Amaranta mirando la lo feliz que iba.

Caminaron en dirección al auto y salieron al restaurante donde Salvatore tenía una sorpresa para ella

El trayecto fue entre conversas y risas, Salvatore era un hombre diferente, Amaranta lo miraba y le gustaba su forma de ser, caballeroso, alegre, no tenía idea de la amargura que tenía dentro.

El restaurante estaba reservado para ellos dos, estaba decorado con girasoles y rosas blancas

Al momento en que Amaranta puso un pie del restaurante, una lluvia de pétalos cayó sobre ella.

Amaranta lo miró  sonrió y le preguntó.

— ¿Para que todo esto? Si yo sé que será solo un matrimonio de mentira.

Salvatore la miró sin responder, fue hasta el anfitrión, quería saber quien ordenó todo eso.

— Señor alguien ordenó todo lo que usted esta viendo y sucediendo. ¿ Como es que usted no sabe?

— Yo solo pedí reserva no flores ni lluvia de pétalos. — Dijo algo molesto.

— Debe haber una confusión. Me disculpo señor por el mal entendido. — Expresó el anfitrión algo apenado por el mal entendido.

Salvatore se acercó a Amaranta.

— Esto no lo ordené yo, se han equivocado de pedido.

—¿Entonces nos vamos de aquí.?

— No, mi sorpresa era presentarte a mi .

 El sonido del teléfono de Salvatore lo interrumpió.

— Madre. ¿Cómo estás?.

Amaranta lo vio alejarse, mientras ella caminaba al auto.

Salvatore la siguió, al verla subirse al vehículo.

— Amaranta, creo que tendremos que apresurar nuestros planes.

— ¿¡Que!? ¿Por qué?

— Después te lo explico, solo dime si lo ¿harás o no?

Amaranta sintió un escalofrío recorrer su espalda.

— Yo, está bien, acepto ayudarte,  seis meses en lo que no sabré que hacer

— Tenemos que salir ya.

— ¿Ya? Estás loco, que le diré a mi familia.

— Que te vas con el amor que siempre esperaste.

Amaranta se subió al auto y se fueron a la mansión Pierre.

El trayecto fue en completo silencio.

Salvatore la miraba con el rabillo del ojo, mientras Amaranta iba con los pensamientos en mil cosas.

" Mi Tritón. ¿Por qué nunca llegaste a nuestro encuentro? ¿Por que olvidaste nuestra promesa? Te olvidaste de mí.

Ahora estoy aquí, con mi palabra empeñada en un matrimonio de mentira."

Sin darse cuenta, estaban en los portones de la mansión de su padre.

— Tranquila, si no estás segura, no le pido tu mano en matrimonio.

Amaranta lo miró sorprendida por sus palabras.

— ¿Matrimonio? ¿Le dirás a mis padres?

— Es lo que se acostumbra, no.

Entre la pedida de mano de Amaranta anuncio del compromiso, la firma del contrato de matrimonio, y la boda, transcurrió un mes.

— Los declaro marido y mujer, puedes besar a la novia.

Fueron las  palabras del juez que celebró la ceremonia.

Sin fiesta de bodas ni brindis fueron directo al aeropuerto, para salir directo Andalucía España.

— Todo a sucedido tan rápido que nunca imaginé que mi boda sería asi de  relámpago, que locura.

— Cuando te cases de verdad te regalaré la boda más espectacular que pueda existir.

— ¿Tu? ¿Será como parte de pago al favor que te estoy haciendo.?

Amaranta rió por sus palabras mientras Salvatore la miró muy serio.

— Mi boda soñada sería en la playa, donde conocí a mi amor.

— ¿Tu amor?. — Pregunto extrañado Salvatore mientras conducía el vehículo de camino a la hacienda De la Rosa.

— ¿ Donde viviremos? — Interrogó Amaranta mirando la extensión del camino.

— En la hacienda de mi abuelo. — Salvatore  respondió sin mirar.

Llegaron a la gran hacienda, el mayordomo lo recibió como siempre lo hacía.

— Joven Salvatore, qué gusto tenerlo por aquí, el señor Don..

— Indica la habitación a la señora Chemo.

— Si joven, enseguida. — Chemo lo miró algo sorprendido por su reacción, y obedeció. Llevó las maletas de amaranta a la habitación principal.

— ¿Por que tratas al señor así? Se ve muy amable y no respondiste a su saludo.

Salvatore miró a Amaranta, respondiendo muy fríamente, apretando sus dientes y sus manos.

— Te dejaré algo muy claro Amaranta, de papel eres mi esposa, y eso no te da derecho a opinar en absolutamente nada aquí.

— Disculpe señor De la Rosa, mi intención no era contradecir te, ni mucho menos, no volverá a suceder.

Amaranta subió las escaleras y fue a la que sería su habitación, quitó su ropa y se dispuso a darse un baño.

Amaranta no tenía idea de lo que le esperaba viviendo ahí, en la hacienda de la Rosa.

Metida bajo la lluvia artificial, sus pensamientos fueron a Hawaii.

— Donde estarás Tritón. ¿Por qué carajos no dejo de pensar en el?.

Se cuestionaba mentalmente.

— No tengo oportunidad con Salvatore, decidí ayudar lo con esto de la herencia, pero creo que cometí un gran error, era tan amable que a este no lo reconozco.

Amaranta salió del baño secándose el cabello y completamente desnuda, Salvatore subió a su habitación quitó su ropa quería refrescar su vida, tenía algo nuevo que empezar, su objetivo era vengarse de la familia que humilló a su madre, quedando en boxer, caminó al cuarto de baño y justo en ese momento Amaranta salía del baño, Salvatore  al verla desnuda, se quedó petrificado, la recorrió con la mirada, y sus ojos se posaron sobre esas dos cúspides blancas, bajó su mirada por su vientre, y por un momento se olvidó de su objetivo. Amaranta al darse cuenta de que estaba frente a Salvatore, cubrió su cuerpo con la toalla que tenía sobre sus cabellos, fue con tanta rapidez que se le cayó al suelo y Salvatore la recogió, la envolvió en el cuerpo de ella sin quitar la mirada de sus ojos.

Amaranta reaccionó al tacto de sus manos al rededor suyo.

—  ¿Pero que carajo haces en mi habitación? ¿Acaso no te enseñaron a tocar antes de entrar? o peor aún a no entrar en habitaciones ajenas.

— Esta es mi habitación, eres tú la que está invadiendo mi espacio.

— Esta es la habitación que me dio tu empleado, yo no sabía, te das vuelta por favor, me cambiaré y me iré a otra habitación.

Salvatore entró al baño, mientras Amaranta se cambiaba rápidamente para salir de ahí.

En el baño el recuerdo de su mente no salía, la imagen del cuerpo desnudo de Amaranta era una tortura.

— Será una tortura tenerla cerca, no puedo desviar mi objetivo, ella pagará por todo lo que le hicieron a mi madre.

Mientras se cuestionaba mentalmente, Salvatore miró hacia abajo y vio la enorme erección que tenía a causa del recuerdo del momento vivido.

— ¡Rayos! Será posible que solo recordarla me provoque esto.

Salvatore se metió bajo la lluvia artificial fría, para bajar la reacción caliente que provocó Amaranta sin siquiera proponérselo.

Amaranta salió de la habitación, pero sus pensamientos se quedaron en ella, ver a Salvatore en ropa interior fue todo un espectáculo ante sus ojos.

— Dios, será una tortura fingir, es tan atractivo que no creo pueda resistir, pero no debo olvidar que es un matrimonio por contrato.

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