Jean estaba con las manos atadas detrás de su espalda, sus pies estaban de igual manera, y su boca tenía una mordaza que no lo dejaba ni decir dos palabras. Lo habían capturado por ayudar a un niño humano, sólo por un simple error. Ahora era iba a ser vendido a un hibrido que por ley debía de ser su esclavo.
Lo bajaron a la fuerza de la camioneta en la que estaban otros humanos, que tenían más pinta de ser sumisos que él, sólo esperaba que ningún alfa quisiera comprarlo porque no estaba seguro de querer que lo toquen demás.
— Camina, humano — un zorro lo empujó hacia el interior — Apesta a muerto.
Dijo un insulto a través de la mordaza, pero sólo escuchó la risa por parte de éste. Su ropa fue alejada de su cuerpo, quedando sólo en ropa interior y colocando en la pared junto con los demás. El agua fría fue echada sobre los diez cuerpos que fueron capturados ese día, para quitar cualquier germen que pudiesen tener por pasar tanto tiempo en las calles.
En más de una ocasión quiso caer en el piso porque su cuerpo no resistía mucho, pero no podía hacer nada más que rogar a los dioses y a Satanás que todo terminara rápido. Después de eso, fueron desnudados por completos y fueron secados por los guardias que eran zorros engañosos porque tomaban la ventaja de que estaban amarrados e indefensos para poder tocarlos demás.
Una bata fue dada a todos los esclavos y fueron dejados en la habitación para esclavos.
— Aquí estarán, al aparecer son los esclavos del vicepresidente — dijo el guardia — Espero que les vaya pésimo.
— A ti que te dé diarrea — murmuró Jean, por lo bajo cuando el guardia cerró la puerta.
— Soy Luca, ¿Y tú? — preguntó el chico, que estaba en la cama de arriba de la suya.
— Soy Jean — se acostó en la cama — Somos esclavos y estamos en la enorme casa del vicepresidente.
— Sí, pero no es malo...
— Es horrible — terminó a su manera la oración — Es un asco de lugar, y lo peor de todo es que somos esclavos de híbridos.
— Eres de los que piensan que los híbridos deben de ser los esclavos — miró, a todos a su alrededor — También pienso igual que tú, pero tengo que decirte que eso no nos llevará a nada más que a ser castigados.
— No me quedaré aquí para toda la vida — frunció el ceño — Y menos para ser dominado por un alfa hijo de puta que debe de ser mi esclavo.
— Eres divertido — bajó de la cama de arriba se subió a la de él — ¿Podemos ser amigos?
— Sólo si no eres un sumiso de esos que andan por ahí...
— Sólo seré sumiso cuando sea necesario — se encogió de hombros — Deseo seguir viviendo.
— Si tú lo dices.
A la mañana siguiente, fueron levantados a la seis de la mañana por un guardia para que comenzaran sus labores en la casa. Le dieron ropa nueva... con eso sólo fueron unos pantalones y unos bóxer... y lo peor de todo eso, eran los collares que debían de usar y que tenían unos rastreadores.
Fueron divididos en secciones en la enorme casa, por suerte le había tocado con el único amigo que había hecho. Odiaba tener que cocinar, sino hubiese sido por los híbridos que miraban cada movimiento que hacían. Sólo le echó un poquito, demás, de sal a lo que estaba haciendo.
La comida fue llevada por algunos humanos hacia el comedor. Cuando ya estaban solos, se dispusieron a comer de las sobras que quedaban. Se subió en la encimera con los pies encima de esta.
Casi se atraganta con la comida cuando el fuerte grito se escuchó por todo el lugar, por lo que su comida se cayó al piso. Todos los humanos se colocaron a cada lado. Estaba jodido, fue lo que pensó en el momento que el aire se sintió tenso; todos bajaron la cabeza, y si no hubiese sido por el único amigo que tenía, hubiese estado con la frente en alto.
— ¿Quién cocinó la carne? — preguntó el hibrido, encargado de la cocina, pero nadie habló — Nadie quiere decir nada, señor.
— Entonces castíguenlos a todos — Jean apretó los puños detrás de su espalda cuando escuchó esas palabras.
— Yo lo hice, señor — Jean dio un paso hacia delante, sin levantar la cabeza... tragándose su orgullo — La sal se me resbaló de las manos y no tenía mucho tiempo cuando ya habían entrado a buscar la comida...
— Llévenlo al calabozo — ordenó — Me encargaré de su castigo personalmente.
— Pero si no fue mi culpa — levantó la mirada hacia él... y como la mierda que era caliente.
— Has dicho que fue tu error y hasta que se demuestre lo contrario, irás al calabozo — le dio una mirada de boca cerrada — Llévenlo.
Jean apretó los puños a tal grado que parecía como si estuviese a punto de ponerse blancos. No opuso resistencia alguna cuando lo sacaron de la cocina y fue llevado hacia el sótano, seguido de eso entraron a varios pasillos en donde estaban celdas con varios esclavos que no se veían tan bien... él y su insolencia.
Su padre siempre le decía que debía de tener un zíper en los labios, pero eso era algo que nunca estaba en sus planes como ser humano que era. Su tobillo fue encadenado a la pared más cercana y la puerta luego fue cerrada.
— Mi primer día y ya estoy encerrado — se dejó caer en la dura cama que había ahí — Vaya mierda y el hijo de puta no llega a darme mi castigo.
— Tienes una boca demasiado asquerosa — Jean ni siquiera se movió de su lugar cuando vio a su supuesto dueño entrar — Por esa razón es que estás aquí.
— No es por eso que estoy aquí — se cruzó de brazos — Ni siquiera entiendo porque me tienen en éste lugar si dije que fue un error...
— No creo que haya sido un error, humano — le mostró el fierro con unas iníciales en él — Por sino sabias, hay cámaras en todas partes y justamente hay varias en la cocina — el menor tragó en seco — Por esa razón, tardé más en venir a visitarte.
— No se atreva a tocarme con eso — se puso de pie, y se pegó más a la pared — Ni se le ocurra marcarme con esa cosa.
— Esto te enseñará a no volver a hacer de las tuyas, mocoso — dio varias zancadas hacia el menor — Te recomiendo que no hagas esto más difícil...
— ¡Y una mierda, hijo de puta! — Gritó, furioso — ¡No me vas a poner eso!
— No grites — estampó su puño contra el rostro del menor — Esto es lo que te buscas por estar tratando de matar a tu dueño.
Jean cayó de rodillas cuando quiso correr de otro posible golpe que ese alfa le daría, pero éste aprovechó esa oportunidad de someterlo contra el piso sin importar que estuviese dejando salir sangre de su nariz. Puso el fierro contra la piel del menor, justamente en su espalda baja en el lado derecho, en donde se podía ver claramente las iníciales KV.
Una vez que su trabajo estuvo hecho, se quedó un momento encima del menor en lo que dejaba de patalear... y los insultos no se quedaron atrás. Tomó al menor del cabello, después de dejar a un lado el fierro y acercar sus labios al oído del menor.
— Para la próxima, humano asqueroso — dijo, despacio — Trata de no volver a matar a tu dueño y señor, porque si tu gente pudo decirnos en donde te encontrabas para deshacerse de ti, ¿Qué no harían lo que están aquí por algo llamado liberta si tienen que delatarte?
— Esto no se quedará así — escupió el menor — Juro por lo más sagrado que tengo, que esto lo pagarás, estúpido hibrido, que se cree la gran cosa sólo porque es dueño de éste lugar.
— ¿A caso no aprendes, humano? — Apretó más el agarre en su cabello — Las cosas en mi casa se hacen como quiero y tú debes de acostumbrarte si no quieres estar como los demás que has visto cuando venias.
— Que se acostumbre mi polla, hijo de puta — gruñó — Ojalá que te mueras.
— Descuida, que tengo más años de los que puedes contar en esta vida — lo soltó — En cambio tú, sólo vivirás para verme triunfar.
Jean se mordió la lengua tan fuerte que pudo hacerse pasado de la raya, pero ese estúpido híbrido, macho alfa, lo estaba sacando de sus casillas.
Él sabía que no podía mantener su boca cerrada, desde que tenía uso de la razón, escuchaba a los humanos que quedaban vivos decir que los híbridos habían mordido la mano que le dio de comer...
— Aquí te quedarás, hasta que aprendas que no eres más que un esclavo asqueroso que se merece algo peor a lo que nos hicieron pasar cuando nos usaban como esclavos sexuales — le escupió encima — Bienvenido, humano.
Jean se arrastró hacia la cama y abrazó sus piernas dándole la espalda tanto a la cámara como a la puerta. Odiaba ser una persona débil, odiaba el tener que recibirlas de ese ser vivo. Dos horas más tarde, estaba temblando y la fiebre estaba presente. Lo único que recordaba era a su familia antes de ser asesinados.
— No te ves muy bien que digamos — Jean escuchó una voz detrás, pero no sé movió de su lugar — Debo de curarte esa marca.
— Deja que me muera, desconocido — se abrazó con más fuerza — Después de todo moriré algún día y deseo que sea hoy.
— No puedo hacer eso, Jean — sintió el cuerpo del otro detrás de él — Soy un humano también, no hay nada de qué preocuparse.
— Deseo morirme — susurró — Estoy marcado por un hibrido que no pidió mi opinión.
— Te metiste con su comida, no vuelvas a hacerlo — abrió un pequeño botiquín de primeros auxilios — Tienes sus iníciales...
— ¿Cuáles son?
— KV — pasó algodón con alcohol por la herida — Lo siento.
— No importa — dejó salir un largo suspiro, al sentir el ardor en su piel — De todas formas voy a morir.
— No creo que vayas a morir — masculló — Eres una persona muy fuerte...
— Si no muero, le haré la vida imposible de ese estúpido macho alfa...
— Nadie se ha dirigido hacia Kros de esa manera — rió — Con más razón debes de quedarte aquí. Eres lo más divertido que tendremos.
— No, no me quedaré a que ese ser estúpido traté de quitarme la poca paz que me queda...
— ¿Por qué tanto odio hacia los híbridos?
— Porque ellos mataron a mi hijo.
El silencio que había en esa celda fue suficiente para que Jean se diera cuenta de que había abierto demás de la boca. Ese humano no necesitaba saber lo que no le había contado a nadie desde que tenía veinte años. El otro humano siguió curando su herida hasta que salió en silencio.Él, tomó la sabana y se tapó de pies a cabeza para quitar el frio que estaba sintiendo, odiaba mostrarse débil ante las personas... prácticamente odiaba a todo el mundo por ser débiles. Las horas pasaron, y sólo le habían llevado comida que no había probado por tener el orgullo en lo más alto. Aunque su estómago pidiera comida, no cedería, eso jamás.Se puso de pie con algo de dificultad y tomó el agua que le habían llevado, y la comida la lanzó por el mismo hueco por el cual la había entrado. Subió nuevamente en la cama y terminó por perder el conocimiento.Kros veía como el humano se movía por la habitación, con lo que le dijo no estaba seguro de si podía dominar a algu
— ¿No te arrepentirás después? — le preguntó Jean, con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios — No confío en ninguno de ustedes...— Tampoco tengo porque confiar en alguien como tú, humano insolente — golpeó su frente con dos de sus dedos — Ustedes no son de fiar... mírate en donde estas por confiar en los de tu especie.— Ellos tendrán sus rozones para entregarme...— El que los dejemos de perseguir por unos largos meses — se rascó la mejilla — Vístete, y largo.— Hijo de puta — masculló, colocándose la prenda que le había dado el alfa.El golpe que recibió en la boca lo mandó directamente al suelo otra vez. Le dio una mirada llena de odio al híbrido por tener tanta osadía en callarlo de esa manera. Dejó salir un gruñido colándose de pie.— Si crees que dándome golpes vas a lograr que sea tu puto sumiso estás equivocado — se limpió la sangre que comenzaba a salir de su boca — Me iré...— A cumplir con tus funciones d
Walid miró varias veces los pasillos que daban a la habitación del hermano de Kros. Karim no era la persona más sociable del mundo y él tampoco lo era, pero había visto muchas veces como ese híbrido se movía con sutileza por la casa, como estuviese buscando algo cada vez que iba de visita, pero nunca sabía lo que en verdad buscaba.Arrugó la nariz, al verlo entrar a su habitación y se quedó unos minutos mirando a ver si salía, pero nada sucedió. Con pasos vacilantes abrió la puerta de su habitación, con los nervios y el miedo deseando hacer de las suyas.Entró a la habitación, encontrándose con su cama intacta y ni señales había de Karim por ningún lado, hasta que la puerta fue cerrada de manera brusca y él no tuvo tiempo de moverse de su lugar.— Pensé que debía de ir a buscarte — Karim aspiró su olor, durante unos cortos segundos — Hueles a miedo, humano — una estúpidos sonrisa apareció en su rostro — ¿Acaso te doy miedo?— Sí... — tragó en s
— Más... — gimió Jean, apretando los hombros de Kros — Más rápido, estúpido alfa...— No me insultes porque después te ando rompiendo el culo y dices que nosotros los híbridos somos unos malditos — lo embistió dándole justamente en su punto G — Soy un alfa muy condescendiente con su esclavo personal.— Sólo debes de serlo conmigo — arqueó su espalda — Debes de darme lo que te pida, tenemos un trato que podemos romper cuando deseemos.— Bien lo has dicho, humano — apretó más el cuerpo del menor — Es un trato que se puede romper cuando deseemos — apretó los dientes — Espero que aguantes...Se quedó quieto en el momento que el nudo se hizo presente en su interior y sus piernas dolieron por el dolor que comenzó a sentir en su interior. Mordió el hombro del alfa para que sintiera el dolor o una parte. Le dolía horrores, cerró los ojos para evitar que las lágrimas salieran sin aviso alguno. No iba a llorar por sentir ese leve dolor.Se dejó ca
Kros lo llevó a un centro comercial, en donde visualizó a los demás esclavos con sus amos como si fueran mercancía barata que las personas podían comprar en donde desearan. El enorme collar de perro fue colocado en su cuello y ni siquiera había tenido tiempo de protestar de que no quería esa basura.Sus manos picaban por desear golpear a ese híbrido que movía su cola de un lado a otro mientras caminaba delante de él. Sus guardias estaban rodeándolos para que no pretendiera escapar ahora que estaban rodeados de muchas personas.— ¿Por qué me has traído a ese lugar? — Jaló la chaqueta del mayor — Quiero volver...— No, comeremos aquí y luego iremos a otro lugar — le guiñó un ojo, y lo colocó delante de él — Te dije que si hacías todo lo que te pedía podíamos llegar a un acuerdo muy racionable para ambos — puso sus manos sobre los hombros del menor — Soy un alfa con gustos peculiares.— Espero que tus gustos no sean de esos sados...— ¿Qué
— ¡Y una mierda que haré eso! — Se soltó del agarre — Yo me voy de aquí.— No hay razón por la cual debas de irte de éste lugar — dijo Kal, mirando al otro híbrido — Es un cobarde que no está preparado para esto...— Lo sé — se cruzó de brazos — Es todo suyo — le hizo una seña al esclavo de Kal — Vamos, esclavo.— No puedes dejarme...— Soy tu amo — dijo, severo — No me interesa lo que tengas que hacer en éste momento — Jean iba a protestar — Harás lo que te ordene o créeme que la marca y el castigo que te hice el primer día quedará pequeño con lo que te haré si Kal no queda satisfecho contigo — lo miró, lleno de seriedad — Recuerda que nuestro trato se puede romper cuando yo desee.— Entiendo — se tragó su orgullo — Haré lo que me pida, señor.— Así me gusta — desarregló el cabello del menor — Nos vemos en unas horas en el estacionamiento...— Me parece perfecto — dijo Kal, colocando su brazo alrededor del cuerpo del human
Jean despertó de golpe en medio su sueño que deseaba volverse en una horrible pesadilla. Miró el techo de la habitación de Kros dándose cuenta de que ya había amanecido y que de seguro era pasado de la hora del desayuno.Se sentó en la cama, buscando su ropa, la cual se colocó lo más rápido que pudo... encontrándose con ese vibrador que Kros había usado con él hace poco menos de unas cuantas horas.El alfa no estaba en la habitación, por lo que supuso que se había levantado temprano... algo que hubiese sido mejor si fuese él quien no estuviese en la habitación. Ni siquiera saliendo de ahí dejó de estar nervioso de que alguien lo viera escabullirse hasta la de los esclavos con esa vestimenta, esperaba que todos los esclavos estén muy ocupados. Entró a las duchas con una toalla y sacó todo la ropa que pudo del armario, en donde metió la ropa que usó.Cuando estuvo presentable y caminó un poco salió de la habitación, tomando una escoba del armario de ute
Jean le decía palabras tranquilizadoras, que poco a poco iban calmando el llanto del humano que parecía una magdalena en apuros por seguir llorando. Ni siquiera podía imaginar lo que Kros hizo para que ese sujeto se desquitara de una manera tan vil con alguien que no podía defenderse.Ni siquiera cuando se puso de pie para buscar una toalla, Luca lo soltó, no podía hacerlo. Se sentía inseguro por lo que había ocurrido y su entrada al menos había dejado de dejar salir sangre. Lo envolvió con una toalla para que se mantuviese caliente.— Les dije que salieran de aquí... que se alejaran — le gruñó, a todos los esclavos que habían estado detrás de la puerta — ¿Qué tanto escucharon?— La puerta... no escuchamos nada — dijo uno de ellos, sintiéndose avergonzado — ¿Hay algo que podamos hacer?— Algo caliente, si van los tres tal vez lo que sea que hagan esté rápido — dijo, para que se perdieran — Deben de hacerlo rápido, antes que los de la otra habit