ALEXANDER: Poder tenerla de esta manera me hace alucinar, es más de lo que hubiera soñado. Pero un ruido llama mi atención, abrí mis ojos para ver pasar a uno de mis guardaespaldas, por lo que tengo que terminar este beso, muy a mi pesar.— Tus ojos me dicen lo que tú boca se niega a admitir.— Alexander...— Tranquila, sé que esto llevará tiempo.— ¿Esto?— Que reconozcas que me amas.— Eres... eres realmente arrogante. — La dejo en el piso y se da vuelta muy enfadada por mi afirmación, la veo entrar en casa, mientras mueve su cadera con ese estilo de caminar que solo un Ángel tendría.Dirijo mi atención al hombre que me interrumpió.— ¿Que sucede?— Vimos un reflejo desde la cabina de vigilancia señor, y debíamos revisar que era.— ¿Y que era?— No vimos nada fuera de lugar en el sitio.— Bien, solo sigan atentos, nada malo le puede pasar a ellas o los haré pagar a todos.— No se preocupe señor, nosotros cuidaremos de su señora y su hija.Y en ese momento me di cuenta de que los em
ALEXANDER: su mirada fija en mi me provoca querer besarla.— Si me sigues mirando de esa forma no me culpes por lo que pasará. —Le advierto ya que es la verdad. Ese color rosado que asoma en sus mejillas es realmente tentador, como el de una fruta prohibida. Será mejor que cure la herida de su espalda o haré una locura.— Una listo, ahora curare la de la espalda. — Pensé que esto sería fácil, pero en el momento que toqué la piel de sus hombros una corriente subió por mis manos directo a mi corazón. Trato de concentrarme mientras le quito la blusa.— Que... ¿qué haces?— Necesito limpiar bien esto, está más complicado que la de adelante, es un poco más grandes. — Se me hace inevitable acercarme a su oído para hablarle, la necesito, como el mismo aire.— Tranquila, déjame ayudarte.Limpio y curo su herida, ese maldito perro pagará por esto.Pero cuando termino, quedo deslumbrado con la perfección de su espalda, y como si mi mano tuviera vida propia recorro su columna, con la yema de mi
FLORENCIA: No puedo creer lo que le acabo de decir, DIOS, ¡me volví totalmente loca!— Querida amiga, dime que está pasando que tu cara parece un tomate.— Nada Amara, absolutamente nada.— ¡Mentirosa! Porque no quieres contarme que pasa. — ¡No puede ser que esté casada! ¡Se comporta como una niña!— Porque ni siquiera yo lo sé, esa es la verdad.— ¿Y qué esperas para averiguarlo?— Tiempo.— ¡¿Tiempo?!— No quiero... lastimar a tú hermano.— Ya es tarde para eso. — El reproche está a la luz, pero no entiendo porque me reclama, no le he dado esperanzas a Alex.— ¿A qué te refieres?— Acaso no vez que él solo vive para hacerte feliz, desde ...— ¿Que?— Cuando Alexander volvió de Argentina luego de irte a ver, algo en sus ojos había cambiado, tenía un brillo que jamás vi, ese día que me llamaste, cuando te perdiste en el bosque, Alexander estaba completamente loco, decía que Leonardo era un estúpido, que no sabía reconocer lo maravillosa que eras, yo estaba en shock, luego llamo a una
ALEXANDER:La tomé entre mis brazos, ya no soporto más este juego, si ella me detiene ahora, será todo, no le insistiré más, y permanecer a su lado como un amigo, un protector.Pero para mi sorpresa, ella no se resistió en lo más mínimo y eso era lo que buscaba, que se entregara a mí, que de una vez por todas aceptara lo que sentía por mí.Comencé a guiarla a la cama, ella me seguía entre besos y caricias, pero debía estar seguro de que ella estaba conmigo en ese momento y no recordando a Leo.— Te amo Florencia, ¿lo entiendes?— Y yo a ti Alex. — Me deleite mirando su rostro, brillaba de una manera única, y cuando menos lo esperaba ella me atacó.Me empujó sobre la cama y se colocó sobre mí, tenía una mirada feroz. Que no voy a mentir, me encantó.— A partir de hoy serás solo mío. — Y eso lejos de parecer una amenaza se me antojo a una dulce invitación.— Será todo como tú desees. Mi hermoso Ángel. — Trate de que escuchara mi juramento en esa frase, ella sería mi ama y yo su esclavo,
FLORENCIA:Giré para ver de dónde provenía esa voz que tanto conocía y lo vi, hacia tanto que no veía su rostro, los años se dejaban ver en su pelo y el paso del tiempo dejaba surcos en su cara. Aun así, no era un anciano, solo un hombre de edad avanzada, que destilaba poder y fuerza por cada poro, mi corazón se calentó, con la misma alegría de mis recuerdos.— ¡DON SÁNCHEZ!me liberé de Alex y corrí a sus brazos, yo quería a este hombre como si fuera mi padre. Me abrazo tan fuerte que me di cuenta de que los años no lo debilitaron, a sus 58 años tenía la misma energía que a los 30.— Mi niña, siento mucho lo que pasó con Leonardo, pero ahora todo estará bien, vine por ti y Agustina, yo las cuidaré. — estaba tan sorprendida que se tomara tantas molestias por mí.— ¡NO! ¡usted no se llevará a ninguna de las dos! — Alexander estaba furioso, mientras Vincent miraba la escena con más que curiosidad.— ¿Y tú crees que vas a impedir que me lleve a Florencia? La gente de Tu amigo no pudo lle
Florencia:Al fin llegamos al campamento, sé que tengo que hablar con Alexander, pero la noche anterior no dormimos por estar al pendiente de Esteban, más las horas del viaje, nos están afectando ahora y siento que en cualquier momento caeré dormida, por lo que no creo que ninguno de los dos podremos decir mucho.— Alexander, ven vamos a descansar y luego hablamos. — Lo tomo de la mano, y no me pasa desapercibida la mirada de todos sobre nosotros. No me importa, esa es la verdad, ellos serán mis amigos, pero no son mi familia.— Pero Agustina....— Tranquilo Alex, en verdad, ella está bien, la cuidarán mientras descansamos.No pregunto nada a nadie, porque sé que aquí siempre tendré mi pequeña cabaña, conocía muy bien el lugar donde estábamos, era la base de Don Sánchez, él poseía muchas estancias, donde tenía pequeñas mansiones, pero aquí en el corazón de la selva tenía su refugio y base principal, era una Aldea con nombre propio, Aldea la emperatriz, las chozas se alzaban construida
Alexander:Esto es una verdadera locura, a medida que escucho las preguntas que el Don le hace y veo como Flor le contesta sin ninguna duda, entiendo que ella ha tenido toda la información para desarmar de una vez por todas esta gran organización, solo que ni ella lo sabía. Mi corazón se relaja al igual que mi alma cuando ella se niega a tomar el lugar para el que la prepararon aun si su consentimiento. Pero luego cuando Sánchez le ofrece la cabeza del cuervo siento como su voluntad flaquea. No lo puedo permitir, ella no será una narcotraficante.— Florecía debemos hablar.— ¿Tan ansioso estas de hablar?, pues habla Alexander, pero lo harás en frente de la familia, porque te guste o no, ella es mi hija y la sangre pesa más que el agua. — Debí suponerme que planearía algo así, no solo está jugando con la lealtad que ella tiene, también quiere dejarme a merced de todos sus hombres de confianza con un único objetivo, convencer a Florencia que no le conviene tenerme a su lado, pero ellos
Florencia.Estaba a pocos metro de donde se encontraba el hombre que no solo a cuidado de mí y de mi hija, sino también de Leonardo, él me amaba desde mucho antes de ser el amigo de mi Leo, sin embargo, jamás hizo un movimiento, él nunca tuvo la intención de intervenir o alejarme del primer hombre que ame, porque descubrí que es así, ame a Leonardo y ahora Amo a Alexander, un suspiro grande sale de mí, es un peso enorme que me acabó de sacar, lo amo, y no pienso ocultarlo por más tiempo, pero entonces mi corazón se detiene al ver a Diana apuntar la cabeza de Alexander, sin pensarlo demasiado, saco mí arma y disparo al cielo, una advertencia, un aviso.— Flor. — dice la morena al tiempo que se pone pálida, sabe que tengo buena puntería, por lo que deja de apuntar a Alex, quien me está mirando sorprendido.— Si alguno vuelve a amenazar a mi hombre, se muere. — mi padre me ve ¿con orgullo?— Eres igual que mi Catalina, eres la digna hija de tu madre. Ya escucharon a la emperatriz, nadie