Capítulo 33 Mio.

FLORENCIA:

No puedo creer lo que le acabo de decir, DIOS, ¡me volví totalmente loca!

— Querida amiga, dime que está pasando que tu cara parece un tomate.

— Nada Amara, absolutamente nada.

— ¡Mentirosa! Porque no quieres contarme que pasa. — ¡No puede ser que esté casada! ¡Se comporta como una niña!

— Porque ni siquiera yo lo sé, esa es la verdad.

— ¿Y qué esperas para averiguarlo?

— Tiempo.

— ¡¿Tiempo?!

— No quiero... lastimar a tú hermano.

— Ya es tarde para eso. — El reproche está a la luz, pero no entiendo porque me reclama, no le he dado esperanzas a Alex.

— ¿A qué te refieres?

— Acaso no vez que él solo vive para hacerte feliz, desde ...

— ¿Que?

— Cuando Alexander volvió de Argentina luego de irte a ver, algo en sus ojos había cambiado, tenía un brillo que jamás vi, ese día que me llamaste, cuando te perdiste en el bosque, Alexander estaba completamente loco, decía que Leonardo era un estúpido, que no sabía reconocer lo maravillosa que eras, yo estaba en shock, luego llamo a una
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