Umara dormía intranquilamente, su sueño era incoherente y violento, causándole estremecimientos.En sueños veía a Alessia transformada en lobo y sangrando de un costado, terriblemente mal herida. El colchón sobre el que reposaba se hundió, bajo el peso de otro cuerpo y automáticamente abrió los ojos, sentándose sobre la cama, con el corazón acelerado y sufriendo un terrible pánico.—¿Qué sucede? Llorabas en tus sueños, repitiendo el nombre de nuestra hija una y otra vez.- susurró Alessios acercándose a ella.A pesar de que compartían aposentos, hacía semanas que él no la abrazaba mientras dormían, no la besaba al despertar, no le hacía el amor…Umara liberó un sollozo de dolor, lanzándose contra el fornido pecho de su esposo.—No lo permitas Alessios, no permitas que nuestros hijos se enfrenten a duelo. ¿Qué será de Assian si por su testarudez asesina a su mate? ¿Quién consolará a Alessia si su orgullo la lleva a asesinar al amor de su vida?Al verla tan angustiada y llorosa, Alessios
Amaneció un sol sangriento aquella mañana. Alessia se bañó antes del amanecer en la piscina interior del pabellón, mientras Assian la observaba con indiscutible interés. —Aun estamos a tiempo.- susurró él. —No sabía que eras tan cobarde.- se burló ella. Él achinó sus ojos, levantándose de sobre los cojines y descendiendo lentamente a la piscina con ella. Al llegar cerca, la tomó de la nuca, tirando de ella hasta subirla a su regazo. —¿Cobarde?- masculló él, colérico.- ¡ven aquí, que voy a ensenarte un cobarde! Alessia rió, en lo que sus labios chocaban y comenzaban a besarse con desesperación. —Vamos a llegar tarde.- suspiró ella, abriéndose de piernas y ofreciéndole sus pechos. —Si por mí fuera, no saldríamos nunca de este sitio.- sollozó él, adentrándose en ella. *** Umara estaba nerviosa. Mucho dependía del resultado del enfrentamiento esta mañana. A diferencia de Alessios, ella no compartía una expectativa optimista, si lo más mínimo salía mal, podría perder a su hija y
Antes del duelo, en el pabellón de los invitados: —En el fondo lo sospechaba.- susurró Assian, inclinándose para besar su hombro desnudo, mientras la estrechaba entre sus brazos.—¿Hmm?- preguntó ella adormilada.—Desde que te conocí sospeché que podíamos estar emparentados. Era imposible que hubiera otros lobos en el Continente sin que fueran parte de mi familia.—No somos hermanos.- masculló ella irritada.—Y doy gracias a los dioses por ello, pero si somos una especie de primos.—Lejanos. Muy, muy lejanos.- protestó ella.Asian sonrió.Alessia se giró, acomodándose sobre su pecho y finalmente después de mucho tiempo, el príncipe se sintió completo.—Siempre supe que no encajaba del todo aquí. El emperador nunca me ha tratado como a un verdadero hijo y ahora comprendo por qué. La verdad es, que siempre vio en mí a un bastardo y no a su heredero legítimo.- el muchacho frunció el ceño.- no es que me maltratara, en sí, sino que más bien…no sé. Creo que verme le recuerda a mi madre y
Una semana después:Territorio de las tribus rebeldes de Este:—Hijo mío, esa forasteros es peligrosa. Viene de los territorios de nuestros enemigos y me temo que podría ser una espía.Karman, líder de las tribus rebeldes y último draggar, bebía su mejunje en silencio, en lo que prestaba muy poca atención a los quejidos de su madre.La forastera…sí.Una mujer intrigante.Un grupo de sus explotadores la habían encontrado desfallecida al borde de su frontera y se la habían traído como obsequio. Sin embargo, no desmerecía las sospechas de su madre del todo.Aquella muchacha tenía todo el porte y físico de una guerrera, era atlética y musculosa y poseía una belleza feroz.¿ De qué otra manera se podría describir ese rostro de asesina, marcado por una pequeña cicatriz que la hacía lucir extremadamente peligrosa?Hacía ya un tiempo, que su cuerpo no reaccionaba de forma violenta a la cercanía de una hembra. Tenía decenas de mujeres en su servicio, y sin embargo, hacía meses que se sentía ab
Umara:—Debemos atacar a los rebeldes de inmediato.- propuso Zai.—Un ataque relámpago y sorpresivo, sería lo mejor.- comentó Mem.—¿Y si dejamos que Assian la traiga de vuelta? – preguntó Cítiê.- estoy convencida de que ha salido a rescatarla.—Con todo necesitará apoyo. ¡Es un guerrero cambia formas pero el enemigo es un ejército de miles! – chilló Burya.—¿Qué piensa de todo esto, Señor?- preguntó Cítiê dirigiéndose a Alessios, quién se sentaba entre ellas, en el salón del té.—Lo que yo crea no es relevante, sino lo que opine Umara al respecto. Nadie conoce mejor que ella a nuestra hija.Umara se secó el rostro cubierto de lágrimas con un fino pañuelo. Miró lentamente a los miembros del concilio y suspiró.—Si mi hija pide que no hagamos nada, eso es precisamente lo que debemos hacer.Cítiê palideció, Zai y Mem se miraron la una a la otra y Burya cruzó sus brazos sobre su pecho.—Las gentes del Este están reunidas demasiado lejos. Recoger provisiones para la campaña contra ellos n
El campamento era increíblemente grande. Había tantas tiendas, que Alessia se maravilló de que su captor no se perdiera entre todas ellas. Por doquier había rebeldes, quienes detenían su ir y venir e incluso sus conversaciones al verla pasar. Sin dudas, su presencia entre ellos era un espectáculo, sobre todo porque Karman la llevaba, tirando de ella con la cadena, como si fuese una perra. —¿Qué te parece, forastera?- farfulló Karman.- has despertado la curiosidad de mis súbditos. —¿ Súbditos?- bisbiseó ella.- ¿es te crees una especie de rey? Él rió entre dientes. —No me lo creo, lo soy.- masculló él.- soy el rey de mi gente. Caminaron por horas, a Alessia le pareció que caminaban en círculos pero finalmente llegaron al centro del campamento, dónde había un terreno escarpado en el que al menos diez grupos de mujeres entrenaban, luchando unas contra otras. Su mentón se desencajó. ¿Mujeres guerreras? Bueno, sí. Ella era una y en Tarmén había conocido a las gemelas, las cartagi
—¿Por qué sospecho que no soy la primera prisionera que pones a realizar esta labor?- farfulló ella, tirando de la cadena y mirando la mancuerna con odio.Karman la miró de soslayo.—Porque no lo eres. Y esa cadena es indestructible, al igual que el collar que llevas al cuello. Están hechas de cinabrio.—¿Cinabrio?Karman asintió.—¿Qué es el cinabrio?- insistió ella. El elevó su orgullosa cabeza, mirándola desde su impresionante altura.—Es la sangre de mis antepasados.***Una tarde, mientras estaba sentada en el brocal del pozo, llenando cántaros de los esclavos que se acercaban, notó que su pequeña amiga se acercaba acompañada por una mujer de aspecto delgaducho y enfermizo.—¿Desea agua, señora?- interrogó Alessia y la mujer asintió.—Hola.- verbalizó la muchacha, haciéndole señas a la niña quien le sonrió de regreso.—¿Te comunicas con Kyla?- interrogó la mujer, en un kurani bastante tosco.—¿Kyla?—La niña.—¿Oh, ese es su nombre? – sonrió Alessia.- Pues sí, así es, no es difí
Al abrir los ojos, Alessia se encontró con el perfilado rostro de su captor justo de frente.En algún momento durante la noche, Karman se había subido a la cama con ella.Intentó moverse, para crear espacio entre ellos, pero un fuerte cólico la tensó al momento, causando que liberara un chillido ahogado.Los oscuros ojos de Karman se abrieron, lanzándole una mirada inquisitiva.—¿Continúas con dolores?- interrogó.Involuntariamente, Alessia se encorvó sobre sí misma, sintiendo como toda la sangre abandonaba su rostro. Con lentitud, Karman se acercó aún más a ella, acariciando la piel de su brazo.—Sé de algo que podría ayudarte.- ofreció.- acuéstate sobre tu espalda y gírate hacia mí un poco.Alessia obedeció, ciega de la desesperación.Con lentitud, Karman descendió su enorme y tibia palma hasta depositarla sobre el adolorido vientre de ella. Simplemente dejándola allí, por unos instantes.El calor generado por su mano fue disminuyendo el dolor de ella poco a poco, y Alessia liberó