Antes del duelo, en el pabellón de los invitados: —En el fondo lo sospechaba.- susurró Assian, inclinándose para besar su hombro desnudo, mientras la estrechaba entre sus brazos.—¿Hmm?- preguntó ella adormilada.—Desde que te conocí sospeché que podíamos estar emparentados. Era imposible que hubiera otros lobos en el Continente sin que fueran parte de mi familia.—No somos hermanos.- masculló ella irritada.—Y doy gracias a los dioses por ello, pero si somos una especie de primos.—Lejanos. Muy, muy lejanos.- protestó ella.Asian sonrió.Alessia se giró, acomodándose sobre su pecho y finalmente después de mucho tiempo, el príncipe se sintió completo.—Siempre supe que no encajaba del todo aquí. El emperador nunca me ha tratado como a un verdadero hijo y ahora comprendo por qué. La verdad es, que siempre vio en mí a un bastardo y no a su heredero legítimo.- el muchacho frunció el ceño.- no es que me maltratara, en sí, sino que más bien…no sé. Creo que verme le recuerda a mi madre y
Una semana después:Territorio de las tribus rebeldes de Este:—Hijo mío, esa forasteros es peligrosa. Viene de los territorios de nuestros enemigos y me temo que podría ser una espía.Karman, líder de las tribus rebeldes y último draggar, bebía su mejunje en silencio, en lo que prestaba muy poca atención a los quejidos de su madre.La forastera…sí.Una mujer intrigante.Un grupo de sus explotadores la habían encontrado desfallecida al borde de su frontera y se la habían traído como obsequio. Sin embargo, no desmerecía las sospechas de su madre del todo.Aquella muchacha tenía todo el porte y físico de una guerrera, era atlética y musculosa y poseía una belleza feroz.¿ De qué otra manera se podría describir ese rostro de asesina, marcado por una pequeña cicatriz que la hacía lucir extremadamente peligrosa?Hacía ya un tiempo, que su cuerpo no reaccionaba de forma violenta a la cercanía de una hembra. Tenía decenas de mujeres en su servicio, y sin embargo, hacía meses que se sentía ab
Umara:—Debemos atacar a los rebeldes de inmediato.- propuso Zai.—Un ataque relámpago y sorpresivo, sería lo mejor.- comentó Mem.—¿Y si dejamos que Assian la traiga de vuelta? – preguntó Cítiê.- estoy convencida de que ha salido a rescatarla.—Con todo necesitará apoyo. ¡Es un guerrero cambia formas pero el enemigo es un ejército de miles! – chilló Burya.—¿Qué piensa de todo esto, Señor?- preguntó Cítiê dirigiéndose a Alessios, quién se sentaba entre ellas, en el salón del té.—Lo que yo crea no es relevante, sino lo que opine Umara al respecto. Nadie conoce mejor que ella a nuestra hija.Umara se secó el rostro cubierto de lágrimas con un fino pañuelo. Miró lentamente a los miembros del concilio y suspiró.—Si mi hija pide que no hagamos nada, eso es precisamente lo que debemos hacer.Cítiê palideció, Zai y Mem se miraron la una a la otra y Burya cruzó sus brazos sobre su pecho.—Las gentes del Este están reunidas demasiado lejos. Recoger provisiones para la campaña contra ellos n
El campamento era increíblemente grande. Había tantas tiendas, que Alessia se maravilló de que su captor no se perdiera entre todas ellas. Por doquier había rebeldes, quienes detenían su ir y venir e incluso sus conversaciones al verla pasar. Sin dudas, su presencia entre ellos era un espectáculo, sobre todo porque Karman la llevaba, tirando de ella con la cadena, como si fuese una perra. —¿Qué te parece, forastera?- farfulló Karman.- has despertado la curiosidad de mis súbditos. —¿ Súbditos?- bisbiseó ella.- ¿es te crees una especie de rey? Él rió entre dientes. —No me lo creo, lo soy.- masculló él.- soy el rey de mi gente. Caminaron por horas, a Alessia le pareció que caminaban en círculos pero finalmente llegaron al centro del campamento, dónde había un terreno escarpado en el que al menos diez grupos de mujeres entrenaban, luchando unas contra otras. Su mentón se desencajó. ¿Mujeres guerreras? Bueno, sí. Ella era una y en Tarmén había conocido a las gemelas, las cartagi
—¿Por qué sospecho que no soy la primera prisionera que pones a realizar esta labor?- farfulló ella, tirando de la cadena y mirando la mancuerna con odio.Karman la miró de soslayo.—Porque no lo eres. Y esa cadena es indestructible, al igual que el collar que llevas al cuello. Están hechas de cinabrio.—¿Cinabrio?Karman asintió.—¿Qué es el cinabrio?- insistió ella. El elevó su orgullosa cabeza, mirándola desde su impresionante altura.—Es la sangre de mis antepasados.***Una tarde, mientras estaba sentada en el brocal del pozo, llenando cántaros de los esclavos que se acercaban, notó que su pequeña amiga se acercaba acompañada por una mujer de aspecto delgaducho y enfermizo.—¿Desea agua, señora?- interrogó Alessia y la mujer asintió.—Hola.- verbalizó la muchacha, haciéndole señas a la niña quien le sonrió de regreso.—¿Te comunicas con Kyla?- interrogó la mujer, en un kurani bastante tosco.—¿Kyla?—La niña.—¿Oh, ese es su nombre? – sonrió Alessia.- Pues sí, así es, no es difí
Al abrir los ojos, Alessia se encontró con el perfilado rostro de su captor justo de frente.En algún momento durante la noche, Karman se había subido a la cama con ella.Intentó moverse, para crear espacio entre ellos, pero un fuerte cólico la tensó al momento, causando que liberara un chillido ahogado.Los oscuros ojos de Karman se abrieron, lanzándole una mirada inquisitiva.—¿Continúas con dolores?- interrogó.Involuntariamente, Alessia se encorvó sobre sí misma, sintiendo como toda la sangre abandonaba su rostro. Con lentitud, Karman se acercó aún más a ella, acariciando la piel de su brazo.—Sé de algo que podría ayudarte.- ofreció.- acuéstate sobre tu espalda y gírate hacia mí un poco.Alessia obedeció, ciega de la desesperación.Con lentitud, Karman descendió su enorme y tibia palma hasta depositarla sobre el adolorido vientre de ella. Simplemente dejándola allí, por unos instantes.El calor generado por su mano fue disminuyendo el dolor de ella poco a poco, y Alessia liberó
Encadenada a una pared, no había mucho que Alessia pudiese hacer. Le habían dado un palo con forma de espada y entrenaba con las principiantes, pero no protestó. A pesar de todo era bueno comenzar desde abajo, porque así podía medir las fuerzas y debilidades de sus compañeras, después de todo, había pasado de la sartén al fuego. O más bien, del invierno eterno al infierno congelado porque se vea obligada a dormía en una celda junto con otras cincuenta mujeres, prácticamente a la intemperie. *** Karman: Me arrepentí de enviarla al círculo en cuanto di la orden. En vez de obedecer la sugerencia de mi madre debí meditar las cosas con mayor calma y pensar en otro castigo para ella. La forastera desentona entre mis guerreras, no porque no tengo habilidad, sino porque simplemente no pertenece al montón. ¡Maldita sea! Cada vez que vengo a supervisar los entrenamientos se me aprieta el pecho. Comenzó desde abajo, entrenado con las principiantes, pero en cuestión de semanas se ha mov
La furia de Karman no conocía límites. La impertinente mujer había rechazado públicamente lo que le correspondía por derecho. Era una situación sin presentes, era inaudito y era una ofensa que no podía quedar impune. Cinco de sus guardias la condujeron a su tienda y la encadenaron a su cama, durante todo el proceso, la fuera pateó, mordió y arañó como toda una condenada, sin embargo, ahora estaba encogida, abrazando sus rodillas con los brazos y mirándome con los ojos de oro cargados de odio. —Has vencido, forastera. Es tu derecho y tu privilegio complacerme por el transcurso del presente mes. —¡Antes prefiero estar muerta!-Bramó ella, mostrándome los dientes. —No lo dices en serio, y lo sabes. Tuviste la oportunidad de acabar con todo y rendirte ante Xenia pero no lo hiciste, triunfaste. Y eso, te convierte en mi hembra. Con cuidado y sigilo, Karman se acercó a ella, pero ella le escupió. Una risa siniestra salió del pecho del Voor. Llevaba demasiado tiempo deseando a aquella