Todo había terminado de la manera más genial del mundo, tanto así que me encontraba más que fascinada, mientras observaba aquel “gato” y el enorme baúl lleno de oro, no podía créelo, era rica, muy rica, bueno no tanto como mis padres o ese estirado de mi supuesto prometido, pero si era rica, más que en mi vida pasada, en aquel entonces solo tenía mi pequeño cuarto de la universidad y lo que ganaba por trabajar medio tiempo en el jodido bar de la universidad, todo para poder costear mis gastos, después de aquella pelea tan grande que tuve con mi padre en la que le dije unas cuantas verdades y con ello deje usar sus fondos y solo decidí ignorarlo, incluso sus llamadas y demás, no quería nada de su parte, no quería tener que agradecerle nada a alguien quien odiaba y por esa razón solo lo deje de lado y ahora debe estar más que satisfecho con mi muerte.
Un gesto amargo lleno mi rostro, por lo que solo di un largo suspiro y observe al baúl de oro, aquel que ahora estaba en mi habitación mostrándose en todo su esplendor, por lo que di una pequeña sonrisa y sin más inicie a tomar las monedas en mis manos y a grandes puñados las lanzaba a mi cama con mucha motivación, tanto así que cuando menos espere ya tenía mi cama cubierta de monedas de oro y esta relucía radiante, de un dorado tan brillante que yo nunca avía contemplado, por lo que di un gritó y me lance a la cama e inicie a hacer un ángel de oro, mientras reía como demente, estaba satisfecha, todo era mejor con dinero en tu bolsillo, al carajo el que dice que el dinero no compra la felicidad, yo no vivo solo de amor, nunca lo he hecho y el que no piense así le agradezco que se vaya al cuerno.
Pero entonces mi mirada se fue directo hacia el gato, aquel que ahora me observaba fijamente después de acicalarse, aquel gato de pelaje amarillo, que yo sabía perfectamente que no era un gato, aquel que era uno de los premios más triunfantes del protagonista masculino, aquel que lo ayudaría a ganar la guerra al pelear con él durante la guerra en un año y con ello darse a conocer como héroe de guerra, ahora era mío, lo había conseguido tal cual como lo hizo Vincent en el libro, esta había ido a la fiesta del Marqués Finscher y al escapar del lugar se encuentra con un gato hambriento, Vicent sabe lo que es y planea asesinarlo, pero entonces este al ver que solo es un cachorro y que es indefenso decide darle comida y cuidarlo por un tiempo en caso de ser peligroso él lo asesinaría, pero la diferencia es que estos se unen tanto el uno con el otro, que Darvin se vuelve un pilar fundamental en la guerra y con ello este logra ser un héroe de guerra, ahora es mío, no iré a la guerra ni nada, pero algo me decía que le sacaría provecho, por esa razón camine hacía él y lo cargue en mis brazos, mientras lo atraía hasta la cama y me recostaba con mi fabulosa recompensa por haber trasmigrado a este libro de m****a, tenía oro y a un mostruo milenario que era del protagonista, ¿Qué más podía pedir?, veía la gran ventaja de aver leído algo del libro y pensaba aprovecharlo al máximo aunque todavía tendría que averiguar como diablos fui a para a este libro.
—Mucho más, aún quiero mucho más…—Solté una gran carcajada en lo que el pequeño gato solo se acurrucó aún más en mi pecho, mientras yo extendí mis brazos y reí como una verdadera demente, tanto así que no note cuando la puerta fue abierta y sin más de allí note como la mirada de Anya estaba completamente sorprendida al verme allí recostada en el oro que había recibido de Vincent, como si jamás hubiese visto tal cosa, la verdad es que en mi vida pasada soñaba en hacerlo en dinero, pero nunca tuve la oportunidad y morí con ese deseo, ella no puede culparme, esto es algo que debía hacer, aunque fuese oro, que es mucho mejor que unos papeles.
—Bien… Esto es nuevo, jamás había visto que alguien normal o racional hiciera algo como eso…
—No me importo, ella tenía que acostumbrarse a muchas cosas más, de hecho, lo estaba haciendo antes de despedirme del oro, pues planeaba hacer algunas cosas con él, tanto así que me levante de la cama aun con mi gato en las manos y me senté en el escritorio dando un gesto de una mujer interesante.
—Sí que puedo decir, cuando dicen que tienes que hacerte uno mismo con tus cosas, yo lo tomo muy en serio…—El rostro de Anya era todo un poema, pero no me importo, solo busque en mi escritorio mi cuaderno, aquel que no había dejado de llenar con todos los detalles del libro, aquellos que me serian de importancia, pues ya tenía un plan.
Había decidido que si quería ser libre de esta historia, y hacer las cosas de manera diferente, yo tenía que hacer muchos planes todo para poder escapar del giro en el que me podía envolver mi muerte, ya que después de la guerra yo seré la esposa de ese degenerado, la protagonista entrara a la historia indicando ser la santa del dios del sol, aquella que será la guía entre la oscuridad, según la historia esta mujer es llamada un ser bondadoso y amoroso, tanto así que con sus palabras y acciones logra conmover al protagonista y con ello, la protagonista ingresa a la casa del Duque, debido a que este debe protegerla por petición del templo, pero entonces sucede todo lo malo, pues Elizabrth llena de odio y envidia al ver que su esposo le decida el tiempo que jamás le dedico a ella, al ver que sus atenciones y las sonrisas de su marido son para aquella desconocida, decide hacerle la vida miserable e incuso intenta asesinarla varias veces.
El protagonista principal, enojado con las acciones de su esposa, inicia una terrible de discusión con ella y un trato aún más frío, mientras aquellos dos se unen más hasta el punto que inician un amorío, incluso ignorado su matrimonio, aún no olvido los asquerosos comentarios en los que indicaban que Eluzabeth debería haber quedado sola, que ella no merecía nada, que no veían la hora de ver su final, pero ¿Por qué las personas son tan estúpidas? ¿Qué no se daba cuenta de que Elizabeth solo era una mujer herida? Puede que aquel matrimonio hubiese sido solo político, pero ¿acaso ella merecía tal humillación? Nadie lo merece, la verdad es que no es así y aquella perra rompe hogares por muy protagonista que fuera no dejaba de ser eso precisamente una rompe hogares, al carajo con el autor quien por mucho que intento poner Elizabeth como alguien despiadada y malvada, al carajo aquello de decir que, esa pareja se amaba y que el amor lo podía todo, no claro que no, ese maldito miserable del Duque tenía un compromiso con su esposa, él solo debía respetarlo ¿Por qué no hacerlo? Hijo de puta miserable, como te odio, como te detesto, eres igual a mi padre.
—¿Señorita? ¿Señorita? ¡Elizabeth! —Di un brinco al escuchar el grito Anya, quien me observaba al parecer sin comprender el por qué de mi actuación, además de que mi cuaderno era un desastre, por todos los santos, tenía toda rayada aquella hoja, no había hecho nada, solo estaba tan perdida en mis pensamientos que no note que efectivamente no estaba haciendo nada de lo que había planeado, pero no importa, era hora de concéntrame, tanto así que sonreí a Anya como si nada y hable con tranquilidad.
—Necesito algo Anya… quiero que compres las tierras del Marqués Moselay, además de que hay una pequeña tienda en la esquina del mercado principal donde los aristócratas compran, necesito que también las compres, todo esto debes hacerlo bajo un seudónimo, dirás que su compradora es Naomi y que ella será la dueña de todo ello ¿está claro? —Ahora si me observaba como una demente, tanto así que hablo un poco preocupada.
—¿Naomi? ¿Por qué con ese nombre mi señorita, además no sabía que la señorita quería invertir en las tierras del Marques Moseley, o en cualquier cosa, de igual forma, aquel Marques término en banca rota… ¿De qué le serviría eso? Están vendiendo una mina de diamante muy buena, esta tal vez podría…
—No quiero que sea las tierras del Marques Moseley, deseo que después de eso me contactes con el gremio, pues ellos tienen el poder para tomar las daciones de comprar las mejores cosechas de la región algo que necesito para el trabajo, todo esto lo harás en completo silencio y nadie puede enterarse de que soy yo quien lo hará, por esa razón lo harás con ese nombre…—De hecho ese era mi nombre original, o por lo menos en mi otra vida, pero no importaba, necesitaba todo esto, necesitaba poder asegurar mi futuro y poder escapar, ya que con ello poder liberarme de mi terrible final, por lo que si usaba mi nombre original, sería todo un problema si deseaba escapar más adelante.
No importa sé todo lo que haré por lo menos la gran mayoría y conseguiré todo lo que le perteneció al protagonista principal, pues según la historia, todas aquellas tierras pasan a ser del Duque cuando nadie las compra luego de tres años en venta por el rey, aun estando prácticamente en un precio relativamente bajo, pero nadie se atrevía a hacer una inversión según ellos tan mala, ya que las tierras del aquel Marques eran inhóspita y no salía la más mínima flor en ella, no eran tierras fértiles, pero lo que no saben es que de allí saldrán las piedras más costosas que harán aún más rico al protagonista, tanto así que crea un collar tan hermoso y digno de una reina, que Elizabeth estaba convencida de que sería suyo, pero al final del día en la fiesta del cumpleaños de la dichosa santa, esta se presenta con aquel collar indicando que el Duque se lo había regalado, aquello fue un golpe terrible para Elizabeth, tanto así que por esa razón contrata mercenarios y les paga para que la secuestre y la llevé lejos, algo que no sale nada bien para ella.
—Pero señorita, no creo que sea buena idea que tal si…
—Lo haremos tal cual, además del hecho de que necesito que el local sea precisamente ese, solo ese, tiene un buen precio y puedo permitirlo, además las tierras son fundamentales… No podemos perder esta oportunidad, así que ¿Qué esperas? —Me levante de mi silla e intente empujar a Anya, pero esta era muy fuerte, Y coloque mis manos en mi cadera y espera a que ella contestara mi pregunta no dicha en palabras, pues, no sabía qué carajos me pasaba.
—Si usted desea que compre todo aquello no hay problema, pero incluso con sus fondos y el regalo de su majestad el Duque, me temo que no alcanza, pues las tierras del Marques tiene un costo por así decirlo elevado y sería todo el baúl de oro y la tienda no podría ser comprada con sus recursos, pues le recuerdo que esos anillos que usted compró el día de ayer y esa gargantilla que diamantes que tiene en su cuello son los dueños de su caulalidad, por lo que no tiene el dinero suficiente, además de que el tener una cita con el gremio, también le costara, no tiene el dinero suficiente…
Carajo era cierto, ayer había comprado algunas cosas, observe mis diez dedos y observe mis anillos, uno en cada dedo, cada uno más caro que el otro, además de mis pulseras de diamantes, Anya las había olvidado una en cada muñeca, eran tan hermosas, no pienso deshacerme de ella, necesito todo aquello, pues en la historia original el protagonista adquiere cada una de esas propiedades para volverse aún más rico, necesito todo eso, la fama el dinero, todo lo que ganara el protagonista para poder salir de la historia principal, pero entonces sonreí con una expresión llena de maldad y observe a Anya, pues ahora sabía dónde iba a conseguir el dinero, por lo que al ver a Anya con una mirada llena de satisfacción y esta supo que nada bueno vendría.
—Anya si no me equivoco en una semana es el torneo de equitación, ¿no es así? —Anya me observo como si no pudiese creer que yo supiese tal cosa, era más que obvio, las mujeres solo iban a ver aquel torneo para mostrar sus vestidos, por lo general las que siempre sabían fechas y demás eran sus doncellas, pero a mí no me importaba necesito ese dinero.
—Así es señorita, el Duque participara, estoy segura de que ganara, ¿pero eso que tiene que ver con el dinero? No… No podemos, usted es una dama, además que no sabe montar a caballo…
—Sonreí con diversión y observe a Anya como quien no le importaba y hable con mi boca llena de mentiras.—¿Qué tan difícil puede ser? Además, en ningún lugar dice que una mujer no puede competir, por lo que yo lo haré… Prepara todo, iniciaré a practicar y ganaré ese torneo, pues necesito ese dinero y el Duque no será el vencedor esta vez, eso te lo aseguro.
—¿Señorita? ¿Está usted segura de esto? Tal vez… Solo tal vez debamos buscar otra manera de hacer su inversión, podemos vender sus joyas, podemos idear una forma en la que el oro que ha invertido en algunos vestidos y algunas joyas sean liquidadas y con ello… Levante mi mano y observe a Anya, quien tenía un gesto lleno de preocupación, mientras caminábamos en medio de todo este centenar de gente.—No lo haré, ¿Qué hay de una dama sin joyas? Eso no puedo permitirlo, es como si me quitaras media alma sin mis preciosas… ¿Entendiste? —Hice una voz parecida a Smigol el del señor de los anillos, cuando dije la última palabra, pero ella solo me observo como si estuviese loca, cosa que es muy común en ella, y solo siguió al parecer preocupada por lo que estaba planeando hacer el día de hoy.La verdad es que hay más personas de las que imagine incluso mis padres habían llegado hace un rato, claro estaba que yo me había alejado de los, no es como si les importara, pero al fin y al cabo ellos pa
Tic, tac, tic, tac, así sonaba mi cerebro en este momento, como el maldito sonido de un reloj y lo más curioso es que no tengo ni uno, pero así mismo sonaba mi cabeza, no podía creerlo, Anya no llegaba y yo tenía que escapar, más cuando se trataba de mis padres que no paraban de hablar del increíble prometido y el hecho de que él ganaría aquella competencia y qué haba indicado que el dinero ganado lo entregaría a la caridad, por poco me da un paro cardiaco, que me perdone ese dios de este mundo, pero le prometo que le devolveré el dinero cuando sea rica y poderosa, por lo menos eso creo, no es una promesa en sí, pero yo necesito ese oro, necesito ese dinero, por lo que cuando le gane yo invertiré aquello en quitarle el futuro al protagonista, ya que después de todo yo lo necesito más que él, cuando conozca a la protagonista yo estaré lejos y los dejaré vivir su romance sin ningún problema, mientras yo con todo el dinero que ganaré me daré una gran vida, tal vez si tengo suerte conozca
De todas aquellas posibilidades, yo llegué a contemplar el hecho de ser descubierta por nada más y nada menos que mi famoso prometido, llegó a pensar en el hecho de piedra tal vez no lo sé, ser expuesta de manera bastante brutal por este y que reaccionara de manera brusca e incluso iniciar a gritarme a decirme que no soy más que una molesta y me dijese que carajos estaba haciendo ahora, pero no, nada de eso, él estaba tranquilo mientras me miraba con aquellos ojos suyos que he de decir que son hermoso, y parecía esperara con ansia en ver la reacción y qué actitud tomaría, él parecía saberlo perfectamente, solo esperaba mi reacción por diversión, por la anécdota, como dacia algunos comediantes, ahora soy yo la anécdota al parecer, carajo, ese hombre sí que es una molestia. —Su majestad, su majestad, pero qué dicha es verlo, la verdad es que no imagine que usted estaría aquí presente…—Qué palabras tan tontas, ¿no pensó que estaría allí? ¿Entonces qué pensó? Él estaba compitiendo por di
El jardín era muy bueno para relajarme, más cuando me acostaba en el pasto verde y observaba el cielo, mientras Darvin se ascotaba en mi pecho y los dos nos relajábamos como si fuésemos mendigos en medio de una buena semana, no más que satisfechos, así creo que estábamos los dos, yo con el hecho de que había conseguido el dinero suficiente para poder cumplir todos mis planes y el por qué había conseguido una buena ración de carne, una carne de la mejor calidad la compre a pesar de que Anya se había opuesto, pero que puedo decir, no puedo dejar a mi pobre gatito morir de hambre, aunque Anya difiere, ella suele decir que con lo que le dan en la mansión Sandringham es más que suficiente, que puedo decir yo soy una completa consentidora con mis animales, lo que diera por tener aquel caballo, estoy segura de que Trueno estaría más que encantado en su nuevo hogar, pero como siempre Anya no me lo permitió, algo que he de decir que me tiene muy triste, completamente lamentable si me pregunta,
—Su majestad el Duque no sabe cuánto le agradecemos estar en la subasta, por cierto ya nos hemos contactado con el antiguo propietario del cabello y ahora es todo suyo y le hemos ofrecido una gran suma de dinero tal cual como usted ha indicado…—Asintió lleno de satisfacción por aquello, sin duda alguna era lo que necesitaba, ahora cuando lleguen las joyas a la mansión Sandringham también podrá llegar aquel caballo y ella estará más que satisfecha, pues vi su rostro al ver como este era llevado por la casa de subasta en día de la competencia. Es curioso que ahora todo gesto que ella haga me parezca digno de admirar, de detallar, que me sienta incómodo cuando ella se viste de manera hermosa que me quede en silencio y en la distancia solo pare a observarla y poder notar con detalle su rostro y recordarlo cuando estoy lejos, aquel gesto lleno de paz que me hacía pensar que el mundo podía ofrecerte algo mejor, o aquel gesto lleno de dicha cuando obtenía una joya nueva o incluso una moneda
Podría enumerar las peores citas de la historia, claro esta era la peor que había llegado a tener, lo peor es que ni siquiera era una cita, era más bien una invitación a comprar, qué desastre, y que estaba tan dichosa por el hecho de que había conseguido tantas joyas y ahora apreciaba que iba a morir a manos de hombres extraños unos brutos que no hacían más que hablar en voz alta lo que planeaban hacer, seguramente creían que yo estaba aún dormida, pero aún no conseguía saber de quién se trataba aquel que estaba tras de los grandes gorilas que me habían secuestrado y según tengo entendido planean asesinarme, porque es más que claro que ellos no son los autores principales de este tipo de evento, más cuando ellos hablansobre que hacer conmigo antes de morir y su patrocinador no se enojara. ¿Habrá sido una trampa de parte del Duque? ¿Habrá el enviado asesino para deshacerse de mí desde ahora? Posiblemente, me trajo y me ilusionó con joyas para hacerme creer que era un buen prometido y
Salí de terrible bosque con Elizabeth en brazos, mientras la bestia me seguía de cerca. Allí me encontré al nuevo sirviente de Elizabeth, este había indicado que vendría conmigo en cuanto había llegado a la misión del Conde Sandringham, y al ver que aquella bestia no estaba dispuesta a seguirme para poder encontrar el rastro de su ama no me quedo otra alternativa que aceptar la ayuda del sirviente, quien parecía hacer un excelente trabajo con el prisionero, además de darle órdenes a la bestia la cual sin ningún problema había aceptado cada orden, desde el hecho de guiarnos hacia Elizabeth, hasta el hecho de no hacerle daño cuando la encontrara, todos según órdenes de aquel que aún no sé su nombre, pero a pesar de todo no me agradaba mucho.—Mi señorita… Bastardo ¿Cómo pudiste hacer tal cosa a mi señorita? —Un golpe fue dado de parte del plebeyo al hombre, el cual según pude ver estaba herido en la parte baja, de no ser atendido este morirá pronto y aquello es algo que no podía permiti
Mis ojos pesaban y mi cuerpo dolía demasiado, tanto que cuando intente moverme no pude evitar dar un gemido lleno de dolor y maldecir una y otra vez, pues la verdad que odio tener dolores, o tener siquiera un pequeño rasguño, soy alguien cobarde, no lo niego, una vez fui a una fiesta en la playa, allí caí contra una pelota inflada y no sé cómo llegue a cortarme la mejilla, el caso es que termine hecha un desastre, tanto que maldije una y otra vez, mientras Karel no hacía más que reír por el hecho de no ser más que una tonta, jamás olvidaré aquel día, más cuando el chico que me gustaba solo me observo con tristeza y era obvio que no me buscaría más adelante, al ver mi mejilla tan hinchada que mi rostro se veía como el del jorobado de Notre Dame—ah… Kar… me duele la cabeza, me duele el cuerpo, creo que no iré jamás a correr, no haré ejercicio jamás yo…—Señorita… Señorita…—Abrí mis ojos con lentitud y la realidad me dio una fuerte cachetada en el rostro, no me jodas, ella no es Kar, ta