Salí de terrible bosque con Elizabeth en brazos, mientras la bestia me seguía de cerca. Allí me encontré al nuevo sirviente de Elizabeth, este había indicado que vendría conmigo en cuanto había llegado a la misión del Conde Sandringham, y al ver que aquella bestia no estaba dispuesta a seguirme para poder encontrar el rastro de su ama no me quedo otra alternativa que aceptar la ayuda del sirviente, quien parecía hacer un excelente trabajo con el prisionero, además de darle órdenes a la bestia la cual sin ningún problema había aceptado cada orden, desde el hecho de guiarnos hacia Elizabeth, hasta el hecho de no hacerle daño cuando la encontrara, todos según órdenes de aquel que aún no sé su nombre, pero a pesar de todo no me agradaba mucho.—Mi señorita… Bastardo ¿Cómo pudiste hacer tal cosa a mi señorita? —Un golpe fue dado de parte del plebeyo al hombre, el cual según pude ver estaba herido en la parte baja, de no ser atendido este morirá pronto y aquello es algo que no podía permiti
Mis ojos pesaban y mi cuerpo dolía demasiado, tanto que cuando intente moverme no pude evitar dar un gemido lleno de dolor y maldecir una y otra vez, pues la verdad que odio tener dolores, o tener siquiera un pequeño rasguño, soy alguien cobarde, no lo niego, una vez fui a una fiesta en la playa, allí caí contra una pelota inflada y no sé cómo llegue a cortarme la mejilla, el caso es que termine hecha un desastre, tanto que maldije una y otra vez, mientras Karel no hacía más que reír por el hecho de no ser más que una tonta, jamás olvidaré aquel día, más cuando el chico que me gustaba solo me observo con tristeza y era obvio que no me buscaría más adelante, al ver mi mejilla tan hinchada que mi rostro se veía como el del jorobado de Notre Dame—ah… Kar… me duele la cabeza, me duele el cuerpo, creo que no iré jamás a correr, no haré ejercicio jamás yo…—Señorita… Señorita…—Abrí mis ojos con lentitud y la realidad me dio una fuerte cachetada en el rostro, no me jodas, ella no es Kar, ta
En este momento me sentía como una completa idiota, una que había actuado como de costumbre y no comprendía la profundidad de los asuntos que me rodeaban, el Duque había encerrado a mi padre, a su amante y a su hijo, un hijo, no puede ser verdad, esto solo me hacía sentir terrible, aquel no era mi padre, pero la Elizabrth original nunca supo aquello, siempre creyó en el amor verdadero e irrompible de sus padres, aquel que la motivo a que el Duque la amara, aquel que incluso cuando veía todo imposible ella siempre perdido por todo, pues soñaba con que el Duque algún día la amaría como su padre a su madre que serian una pareja tan unida como lo eran la Condesa y su esposo, que ella tendría hijos de aquel Duque, tan hermosos como ellos, que llegarían a ser felices para siempre.Al final los sueños de Elizabeth no fueron más que tonterías, no fueron más que una ilusión, una ilusión que ahora se mostraba ante mí como algo imposible, como algo que nunca se haría realidad, pues a los que ell
—Eli… Eli… Estas vivas, estas…—Sana, no estoy muerta y tú estás encerrado aquí por intento de asesinato, aunque considero que el Duque ha sido muy amable contigo, considero que debió ser un poco más rudo y enviarte a esas mazmorras que todos sabemos que tiene en el fondo del castillo, para que aprendas un poco más…--Mi padre se tenso, aquello de las mazmorras era un rumor que había en la alta sociedad, la verdad no se si es verdad, jamás lo supe, en la historia original habla de que el Duque tomo prisioneros a muchos que Elizabeth contrataba para hacerle daño a su amante, pero jamás supe si era solo una cárcel normal o unas mazamorras siniestras llena de gente gritando y sufriendo, culpo al autor de ese absurdo libro, jamás explicaba bien las malditas cosas.Me gustaría saber si es verdad es rumor, pero claro está que no como visitante del Duque, solo para ir y echar un vistazo, no literalmente claro estaba, de hacer algo así como, oh… qué bonito, bueno me voy y ya está librarme de
"Lo odio más que a nada en el mundo” “lo odio más que a nada en el mudo” “lo odio más que a nada en el mundo” aquella frase, no dejaba de sonar en mi mente una y otra vez, no dejaba de atormentarme, no dejaba de dar vueltas una y otra vez en todo mi ser, no dejaban de ser no más que un horrible sentimiento que no sabía cómo poder sacar de muy adentro de mí, el temor de poder hacer algo que a ella le cause dolor, el temor de que ella se decepcione de mí como lo hizo con su padre, aquellas son cosas que verdaderamente no puedo permitirme son cosas que de verdad espero no poder jamás tener que sufrir, son palabras que se quedaran muy dentro de mí, muy, pero muy dentro, cada que quisiera hacer algo que ella pueda considerar una traición, cada que ella considere que puedo llegar a lastimarla, yo recordare aquellas palabras, yo las tendré tan presentes, que jamás permite que ella pase de nuevo por esto. No permitiré que jamás vuelva sentirse miserable, que vuelva sentir ahogada en el dolor
Este lugar dejaba mucho que desear, cuando en el libro se hablaba de la guardia del gremio, yo estaba completamente convencida que era un lugar genial, con muchas riquezas por doquier y un sinfín de elegancia que me dejaría anonadada, supuestamente este era el bar donde los más apoderados venían a gastar sus fortunas, en lugar que entre borrachos daban uno que otro chisme y así llegaban a dar pistas para investigar a los miembros del gremio, para luego estos venderla a precios monumentales a todo aquel que requiera sus servicios, era digno de admirar puedo jurar que sí. Pero ahora viendo esto, este completo y llano desastre, puedo decir que el bar de la universidad que estaba administrado por el equipo de futbol, era más limpio, y he de decir que podían encontrar cosas horribles y desagradables en cada esquina, que ellos solían acostarse con mujeres incluso en la barra frente a los demás en medio de fiestas y qué la higiene no era algo que estaba permitido en aquellos asquerosos futbo
Las flores en esta primavera se ven hermosas, el amanecer lo es aún más, pero lo que más gusta de todo esto es el hecho de que ahora mismo no me encuentro dormida, que ahora mismo no me persiguen hombres enormes que quieren hacer daño o temibles bestias que quieren comerme, en eso se basan mis sueños, sueños terribles con aquella experiencia amarga en la que me vi intrigada, con aquellas imágenes que a pesar de todo no podía borrar de mi memoria, no de aquella mente tan mortal que vivió en un mundo tan distinto a este y tenía tantos complejos, que podemos llegar a sumar mis horribles experiencias más a lo que he vivido, aquello que justamente ahora no me deja dormir, aquello que justamente ahora me tenía llena de dudas y llena de miles de pensamientos, aquellos pensamientos que justo ahora no me dejan dormir y me tenía en vela, ya por cuatro días en los que solo me refugiaba en el jardín a esperar el amanecer junto a Darvin quien no se despegaba de mí ni por un solo instante. —Señor
No lo negaré, llegue a ponerme muy nervisa al escucharlo, mis mejillas se tornaron de un carmesí intenso y mi corazón llego a acelerarme, creo que estaba del mismo color que mi vestido, mientras que lo observaba con sus ojos brillantes como zafiros y su rostro tan perfecto mostrándome una expresión llena de satisfacción y deseo, de codicia de un hombre completamente enamorado, fascinado con su prometida, encantado con la mujer que estaba, con la prometida que podía que lo acompañaría para toda la vida, pero entonces algo muy dentro de mí me dio un grito que logro sacarme de esos pensamientos tan patéticos aquel grito decía.<<Es mentira no le creas>>Era cierto, no podía creerle, no podía, porque él no era cualquier hombre, él tenía un futuro específico, él tenía una vida ya completamente estipulada y yo no estaba allí, por lo menos no como cualquier mujer desearía, no por lo menos como creyó la chica que aún estoy poseyendo, no por lo menos como cualquier esperaría, por lo que solo s