El silencio lleno el lugar por completo, nadie se atrevía a decir o comentar nada, sin duda alguna había dado justo en el clavo, tanto así que la mujer con aquellos hermosos ojos verdes tensiono los labios y me observó de manera muy severa, de una manera que podría incluso decir que quería solo levantar la mano y golpearme, hacerme sentir inferior a ella, pero con el Duque a mi lado ella no se atrevería, sé lo que importa y cuánto ama su majestad el rey a esta fulana, lo cierto es que el rey no es tan tonto en ponerse en contra del Duque, no es tan tonto como pare permitir que el Duque esté en descontento, más cuando su esposa es quien acaba de intentar humillarme, no cuando ella es la causante de todo, por lo que sonreí con dulzura, mientras esperaba que ella dijese algo, solo algo más, pues tenía mucho que decir. —Mira nada más… Hace tanto tiempo que no veía aquel color en una mujer y que le sentara tan bien, que he de decir que estoy extasiado, he de decir que puedo agradecer a l
-Duncan debes estar extasiado, me enteré lo que ocurrió con tu hermana… En hora buena, felicidades, amigo…—Richart hablo con aquella caracteriza sonrisa suya, mientras Duncan se mostró un poco avergonzado, pero de igual manera le sonrió al príncipe, aquel que conocíamos desde que éramos muy niños. —La verdad es que le debo todo a un ángel, uno que me ayudo a llegar justo a tiempo y al que le debo más de lo que imaginan, ahora puedo decir que he cumplido la promesa que él había hecho a mis padres…—La mirada de Duncan sé encontro justamente con la mía, como si hubiese algo más allí, como si quisiera contarme algún tipo de secreto, como si estuviese retando, indicándome algo que no comprendo, algo que no me agrado mucho que digamos, más cuando su mirada se fue hacia las mujeres al otro extremo del jardín, quienes se encontraban en su respectiva mesa y estas hablaban entre risas.Muy distinto a mi prometida, aquella que parecía más interesada en la comida que podía encontrar a su paso y
Mierda, mierda, mierda, no debí dejarme llevar por el enojo, se supone que sería más una batalla verbal que de comida, carajo, pero tenía tanto enojo retenido, tanta frustración, que la verdad solo sucedió, solo me deje llevar, culpo a ese orgullo mío, culpo a esa personalidad problemática mía, sin duda alguna es culpa de ello, no veo otra alternativa, otra explicación, porque me da dolor que el Duque no me ama, dolor porque nunca seré la número uno en el corazón, porque él me abandonara pronto, no lo dudo, no creo que se trate de esto, estoy más que segura de ello, es más que imposible, principalmente porque yo soy consciente de la realidad, porque yo no tengo ningún sentimiento por aquel hombre que me abandonara pronto, por aquel hombre que solo me dejara por ella, por aquella que solo con una sonrisa lo obtendrá todo, que solo con mirarlo lo hará caer a sus pies.No puedo aferrarme a un hombre así, a un hombre que sé perfectamente como terminará, a un hombre que solo me dejara por
—¿Espere qué? ¿Matrimonio? ¿Duquesa? ¿Qué? No, claro que no…—Hable casi en chillido, en lo que este me observo con sus ojos de joyas llenos de diversión, mientras yo no sabía si gritarle que dejara de hacer ese tipo de bromas o gritarle porque no me parecía para nada divertido su tipo de actuación, pero solo estaba allí balbuceando, pues esto no podía ser verdad, esto debía ser una broma, solo una broma.—¿Por qué no? Eres mi prometida, debemos dar el siguiente paso, tarde o temprano, y he decidió que será ahora, no veo el problema, este compromiso eterno debe culminar algún día…—Exacto, pero no de esta manera, quiero que finalice no con una boda, quiero que finalice con un par de adiós y caminos separados, carajo este hombre sí que era difícil, ¿Por qué estaba tan empecinado en no seguir el libreto? O mejor dicho ¿Por qué estaba ten empecinado en no seguir mi libreto? —Pero Duque… El Duque…—Vincent, ya hablamos de ellos, dilo, Vincent…—Parecía que tenía algún fetiche con su nombre,
--Feliz cumpleaños a la pequeña Condesa…—La voz de todos en el lugar se escuchó fuertemente, mientras yo hice una mueca desconforme y avance entre ellos con mi copa en alto, no comprendo esta mierda.No se supone que no tendría esta patética fiesta de hecho ni siquiera la organice yo misma, mi madre por su parte se había puesto a trabajar, en lo que al parecer estaba empecinada en hacer algo lindo para mí, no solo por el hecho de que no quería que me sintiera mal en mi cumpleaños, también había sido porque había un fuerte rumor que el Duque Maquelssy me amaba tanto que él y ya habíamos tenido una emotiva despedida en la que todos sabían que el Duque se había marchado dejando a su amada protegida, mientras el gran guerrero partía para defender sus tierras por ella y por su majestad el rey.Culpo al imbécil que nos encontró abrazados en aquel momento, no puedo creerlo, no creo que haya sido su majestad la emperatriz, esta no le conviene hacer tanto escándalo, de hecho es algo que le que
Gritos y desolación se podía escuchar en el campo de batalla, el sufrimiento más trazo que se pudiese imaginar, aquello que hasta el guerrero más atroz podría causarle pánico y horror, aquello era una guerra, un sinfín de sufrimiento y un vacío que llevaba a los horrores más terribles de todos, aquello era estar en guerra, aquello era estar en una batalla, no podía decirse más, no podía pensar en nada más, lo único que corría por la mente de todos estos soldados era sobrevivir, era conseguir que yo los guiara, que yo pudiese ser aquel que los ayudará y por esa razón encabezaba la armada, por esa razón cortada y lastimaba sin importarme nada más, por esa razón peleaba por mi reino y por mis hombres con anhelo en concreto de poder volver a casa, de poder volver a ella, de no dar un paso atrás, pues debía volver, yo se lo permito y debo asegurarme de que sea tal cual.—Su majestad… El franco norte se retira, están huyendo… ¿Debemos seguirlos? —El rostro lleno de agobio de parte de uno de
Todos en el castillo parecían estar a punto de colapsar, mientras yo caminaba sin importar nada más por los pasillos pude observar como muchos cortesanos, aquellos que viven una gran vida y celebran grandes fiestas mientras yo estoy en la guerra me observaban con horror, como mucho caballeros se deberían en sí detener o no, como había un fin de sirvientes que me observaban aterrados y como yo solo los ignoraba, como caminaba sin importarme nada más, como estaba aún en este momento dispuesto a arruinar todo el maldito reino si me negaba aquello que yo siempre he tendió, aquello que me pertenece por derecho, aquello que amo y no estoy dispuesto a perder, por esa razón cuando me topé con aquella mujer, con esa que me observo con el rostro severo y aparentando ser sublime y letal, fruncí el ceño y escuche que era eso tan importante como para meterse en mi camino. —Su majestad el Duque… Usted debería estar en la guerra, resolviendo los problemas de la guerra, no aquí, haciendo una patalet
Tic, tac, tic, tac, ese maldito reloj no deja de girar y este hombre solo está ardiendo en fiebre y yo no puedo hacer nada para poder ayudarlo, yo no puedo hacer absolutamente nada más, más que ponerle una maldita toalla mojada en su frente mientras él parece delirar, mientras él no para de indicar a esas personas que las mataras, que le hará daño, que se vengara, no deja de decir una y otra vez aquello y yo me pregunto que ocurría en los sueños del Duque en este instante, que es aquello que lo atormenta en medio de su enfermedad, pues parece algo triste, doloroso e incluso puedo decir que es sangriento, que algo que posiblemente le dejo algún tipo de marca.La verdad es que la historia del Duque no tiene mucha profundidad, en el epílogo antes de dar inicio a la historia no había mucho en aquel, solo indicaba que fue a las guerras desde muy joven en nombre del emperador, que fue considerado uno de los hombres más invencibles de todo el reino, hablan de su magnificencia, hablan de su b