—Eli… Eli… Estas vivas, estas…—Sana, no estoy muerta y tú estás encerrado aquí por intento de asesinato, aunque considero que el Duque ha sido muy amable contigo, considero que debió ser un poco más rudo y enviarte a esas mazmorras que todos sabemos que tiene en el fondo del castillo, para que aprendas un poco más…--Mi padre se tenso, aquello de las mazmorras era un rumor que había en la alta sociedad, la verdad no se si es verdad, jamás lo supe, en la historia original habla de que el Duque tomo prisioneros a muchos que Elizabeth contrataba para hacerle daño a su amante, pero jamás supe si era solo una cárcel normal o unas mazamorras siniestras llena de gente gritando y sufriendo, culpo al autor de ese absurdo libro, jamás explicaba bien las malditas cosas.Me gustaría saber si es verdad es rumor, pero claro está que no como visitante del Duque, solo para ir y echar un vistazo, no literalmente claro estaba, de hacer algo así como, oh… qué bonito, bueno me voy y ya está librarme de
"Lo odio más que a nada en el mundo” “lo odio más que a nada en el mudo” “lo odio más que a nada en el mundo” aquella frase, no dejaba de sonar en mi mente una y otra vez, no dejaba de atormentarme, no dejaba de dar vueltas una y otra vez en todo mi ser, no dejaban de ser no más que un horrible sentimiento que no sabía cómo poder sacar de muy adentro de mí, el temor de poder hacer algo que a ella le cause dolor, el temor de que ella se decepcione de mí como lo hizo con su padre, aquellas son cosas que verdaderamente no puedo permitirme son cosas que de verdad espero no poder jamás tener que sufrir, son palabras que se quedaran muy dentro de mí, muy, pero muy dentro, cada que quisiera hacer algo que ella pueda considerar una traición, cada que ella considere que puedo llegar a lastimarla, yo recordare aquellas palabras, yo las tendré tan presentes, que jamás permite que ella pase de nuevo por esto. No permitiré que jamás vuelva sentirse miserable, que vuelva sentir ahogada en el dolor
Este lugar dejaba mucho que desear, cuando en el libro se hablaba de la guardia del gremio, yo estaba completamente convencida que era un lugar genial, con muchas riquezas por doquier y un sinfín de elegancia que me dejaría anonadada, supuestamente este era el bar donde los más apoderados venían a gastar sus fortunas, en lugar que entre borrachos daban uno que otro chisme y así llegaban a dar pistas para investigar a los miembros del gremio, para luego estos venderla a precios monumentales a todo aquel que requiera sus servicios, era digno de admirar puedo jurar que sí. Pero ahora viendo esto, este completo y llano desastre, puedo decir que el bar de la universidad que estaba administrado por el equipo de futbol, era más limpio, y he de decir que podían encontrar cosas horribles y desagradables en cada esquina, que ellos solían acostarse con mujeres incluso en la barra frente a los demás en medio de fiestas y qué la higiene no era algo que estaba permitido en aquellos asquerosos futbo
Las flores en esta primavera se ven hermosas, el amanecer lo es aún más, pero lo que más gusta de todo esto es el hecho de que ahora mismo no me encuentro dormida, que ahora mismo no me persiguen hombres enormes que quieren hacer daño o temibles bestias que quieren comerme, en eso se basan mis sueños, sueños terribles con aquella experiencia amarga en la que me vi intrigada, con aquellas imágenes que a pesar de todo no podía borrar de mi memoria, no de aquella mente tan mortal que vivió en un mundo tan distinto a este y tenía tantos complejos, que podemos llegar a sumar mis horribles experiencias más a lo que he vivido, aquello que justamente ahora no me deja dormir, aquello que justamente ahora me tenía llena de dudas y llena de miles de pensamientos, aquellos pensamientos que justo ahora no me dejan dormir y me tenía en vela, ya por cuatro días en los que solo me refugiaba en el jardín a esperar el amanecer junto a Darvin quien no se despegaba de mí ni por un solo instante. —Señor
No lo negaré, llegue a ponerme muy nervisa al escucharlo, mis mejillas se tornaron de un carmesí intenso y mi corazón llego a acelerarme, creo que estaba del mismo color que mi vestido, mientras que lo observaba con sus ojos brillantes como zafiros y su rostro tan perfecto mostrándome una expresión llena de satisfacción y deseo, de codicia de un hombre completamente enamorado, fascinado con su prometida, encantado con la mujer que estaba, con la prometida que podía que lo acompañaría para toda la vida, pero entonces algo muy dentro de mí me dio un grito que logro sacarme de esos pensamientos tan patéticos aquel grito decía.<<Es mentira no le creas>>Era cierto, no podía creerle, no podía, porque él no era cualquier hombre, él tenía un futuro específico, él tenía una vida ya completamente estipulada y yo no estaba allí, por lo menos no como cualquier mujer desearía, no por lo menos como creyó la chica que aún estoy poseyendo, no por lo menos como cualquier esperaría, por lo que solo s
El silencio lleno el lugar por completo, nadie se atrevía a decir o comentar nada, sin duda alguna había dado justo en el clavo, tanto así que la mujer con aquellos hermosos ojos verdes tensiono los labios y me observó de manera muy severa, de una manera que podría incluso decir que quería solo levantar la mano y golpearme, hacerme sentir inferior a ella, pero con el Duque a mi lado ella no se atrevería, sé lo que importa y cuánto ama su majestad el rey a esta fulana, lo cierto es que el rey no es tan tonto en ponerse en contra del Duque, no es tan tonto como pare permitir que el Duque esté en descontento, más cuando su esposa es quien acaba de intentar humillarme, no cuando ella es la causante de todo, por lo que sonreí con dulzura, mientras esperaba que ella dijese algo, solo algo más, pues tenía mucho que decir. —Mira nada más… Hace tanto tiempo que no veía aquel color en una mujer y que le sentara tan bien, que he de decir que estoy extasiado, he de decir que puedo agradecer a l
-Duncan debes estar extasiado, me enteré lo que ocurrió con tu hermana… En hora buena, felicidades, amigo…—Richart hablo con aquella caracteriza sonrisa suya, mientras Duncan se mostró un poco avergonzado, pero de igual manera le sonrió al príncipe, aquel que conocíamos desde que éramos muy niños. —La verdad es que le debo todo a un ángel, uno que me ayudo a llegar justo a tiempo y al que le debo más de lo que imaginan, ahora puedo decir que he cumplido la promesa que él había hecho a mis padres…—La mirada de Duncan sé encontro justamente con la mía, como si hubiese algo más allí, como si quisiera contarme algún tipo de secreto, como si estuviese retando, indicándome algo que no comprendo, algo que no me agrado mucho que digamos, más cuando su mirada se fue hacia las mujeres al otro extremo del jardín, quienes se encontraban en su respectiva mesa y estas hablaban entre risas.Muy distinto a mi prometida, aquella que parecía más interesada en la comida que podía encontrar a su paso y
Mierda, mierda, mierda, no debí dejarme llevar por el enojo, se supone que sería más una batalla verbal que de comida, carajo, pero tenía tanto enojo retenido, tanta frustración, que la verdad solo sucedió, solo me deje llevar, culpo a ese orgullo mío, culpo a esa personalidad problemática mía, sin duda alguna es culpa de ello, no veo otra alternativa, otra explicación, porque me da dolor que el Duque no me ama, dolor porque nunca seré la número uno en el corazón, porque él me abandonara pronto, no lo dudo, no creo que se trate de esto, estoy más que segura de ello, es más que imposible, principalmente porque yo soy consciente de la realidad, porque yo no tengo ningún sentimiento por aquel hombre que me abandonara pronto, por aquel hombre que solo me dejara por ella, por aquella que solo con una sonrisa lo obtendrá todo, que solo con mirarlo lo hará caer a sus pies.No puedo aferrarme a un hombre así, a un hombre que sé perfectamente como terminará, a un hombre que solo me dejara por