El jardín era muy bueno para relajarme, más cuando me acostaba en el pasto verde y observaba el cielo, mientras Darvin se ascotaba en mi pecho y los dos nos relajábamos como si fuésemos mendigos en medio de una buena semana, no más que satisfechos, así creo que estábamos los dos, yo con el hecho de que había conseguido el dinero suficiente para poder cumplir todos mis planes y el por qué había conseguido una buena ración de carne, una carne de la mejor calidad la compre a pesar de que Anya se había opuesto, pero que puedo decir, no puedo dejar a mi pobre gatito morir de hambre, aunque Anya difiere, ella suele decir que con lo que le dan en la mansión Sandringham es más que suficiente, que puedo decir yo soy una completa consentidora con mis animales, lo que diera por tener aquel caballo, estoy segura de que Trueno estaría más que encantado en su nuevo hogar, pero como siempre Anya no me lo permitió, algo que he de decir que me tiene muy triste, completamente lamentable si me pregunta,
—Su majestad el Duque no sabe cuánto le agradecemos estar en la subasta, por cierto ya nos hemos contactado con el antiguo propietario del cabello y ahora es todo suyo y le hemos ofrecido una gran suma de dinero tal cual como usted ha indicado…—Asintió lleno de satisfacción por aquello, sin duda alguna era lo que necesitaba, ahora cuando lleguen las joyas a la mansión Sandringham también podrá llegar aquel caballo y ella estará más que satisfecha, pues vi su rostro al ver como este era llevado por la casa de subasta en día de la competencia. Es curioso que ahora todo gesto que ella haga me parezca digno de admirar, de detallar, que me sienta incómodo cuando ella se viste de manera hermosa que me quede en silencio y en la distancia solo pare a observarla y poder notar con detalle su rostro y recordarlo cuando estoy lejos, aquel gesto lleno de paz que me hacía pensar que el mundo podía ofrecerte algo mejor, o aquel gesto lleno de dicha cuando obtenía una joya nueva o incluso una moneda
Podría enumerar las peores citas de la historia, claro esta era la peor que había llegado a tener, lo peor es que ni siquiera era una cita, era más bien una invitación a comprar, qué desastre, y que estaba tan dichosa por el hecho de que había conseguido tantas joyas y ahora apreciaba que iba a morir a manos de hombres extraños unos brutos que no hacían más que hablar en voz alta lo que planeaban hacer, seguramente creían que yo estaba aún dormida, pero aún no conseguía saber de quién se trataba aquel que estaba tras de los grandes gorilas que me habían secuestrado y según tengo entendido planean asesinarme, porque es más que claro que ellos no son los autores principales de este tipo de evento, más cuando ellos hablansobre que hacer conmigo antes de morir y su patrocinador no se enojara. ¿Habrá sido una trampa de parte del Duque? ¿Habrá el enviado asesino para deshacerse de mí desde ahora? Posiblemente, me trajo y me ilusionó con joyas para hacerme creer que era un buen prometido y
Salí de terrible bosque con Elizabeth en brazos, mientras la bestia me seguía de cerca. Allí me encontré al nuevo sirviente de Elizabeth, este había indicado que vendría conmigo en cuanto había llegado a la misión del Conde Sandringham, y al ver que aquella bestia no estaba dispuesta a seguirme para poder encontrar el rastro de su ama no me quedo otra alternativa que aceptar la ayuda del sirviente, quien parecía hacer un excelente trabajo con el prisionero, además de darle órdenes a la bestia la cual sin ningún problema había aceptado cada orden, desde el hecho de guiarnos hacia Elizabeth, hasta el hecho de no hacerle daño cuando la encontrara, todos según órdenes de aquel que aún no sé su nombre, pero a pesar de todo no me agradaba mucho.—Mi señorita… Bastardo ¿Cómo pudiste hacer tal cosa a mi señorita? —Un golpe fue dado de parte del plebeyo al hombre, el cual según pude ver estaba herido en la parte baja, de no ser atendido este morirá pronto y aquello es algo que no podía permiti
Mis ojos pesaban y mi cuerpo dolía demasiado, tanto que cuando intente moverme no pude evitar dar un gemido lleno de dolor y maldecir una y otra vez, pues la verdad que odio tener dolores, o tener siquiera un pequeño rasguño, soy alguien cobarde, no lo niego, una vez fui a una fiesta en la playa, allí caí contra una pelota inflada y no sé cómo llegue a cortarme la mejilla, el caso es que termine hecha un desastre, tanto que maldije una y otra vez, mientras Karel no hacía más que reír por el hecho de no ser más que una tonta, jamás olvidaré aquel día, más cuando el chico que me gustaba solo me observo con tristeza y era obvio que no me buscaría más adelante, al ver mi mejilla tan hinchada que mi rostro se veía como el del jorobado de Notre Dame—ah… Kar… me duele la cabeza, me duele el cuerpo, creo que no iré jamás a correr, no haré ejercicio jamás yo…—Señorita… Señorita…—Abrí mis ojos con lentitud y la realidad me dio una fuerte cachetada en el rostro, no me jodas, ella no es Kar, ta
En este momento me sentía como una completa idiota, una que había actuado como de costumbre y no comprendía la profundidad de los asuntos que me rodeaban, el Duque había encerrado a mi padre, a su amante y a su hijo, un hijo, no puede ser verdad, esto solo me hacía sentir terrible, aquel no era mi padre, pero la Elizabrth original nunca supo aquello, siempre creyó en el amor verdadero e irrompible de sus padres, aquel que la motivo a que el Duque la amara, aquel que incluso cuando veía todo imposible ella siempre perdido por todo, pues soñaba con que el Duque algún día la amaría como su padre a su madre que serian una pareja tan unida como lo eran la Condesa y su esposo, que ella tendría hijos de aquel Duque, tan hermosos como ellos, que llegarían a ser felices para siempre.Al final los sueños de Elizabeth no fueron más que tonterías, no fueron más que una ilusión, una ilusión que ahora se mostraba ante mí como algo imposible, como algo que nunca se haría realidad, pues a los que ell
—Eli… Eli… Estas vivas, estas…—Sana, no estoy muerta y tú estás encerrado aquí por intento de asesinato, aunque considero que el Duque ha sido muy amable contigo, considero que debió ser un poco más rudo y enviarte a esas mazmorras que todos sabemos que tiene en el fondo del castillo, para que aprendas un poco más…--Mi padre se tenso, aquello de las mazmorras era un rumor que había en la alta sociedad, la verdad no se si es verdad, jamás lo supe, en la historia original habla de que el Duque tomo prisioneros a muchos que Elizabeth contrataba para hacerle daño a su amante, pero jamás supe si era solo una cárcel normal o unas mazamorras siniestras llena de gente gritando y sufriendo, culpo al autor de ese absurdo libro, jamás explicaba bien las malditas cosas.Me gustaría saber si es verdad es rumor, pero claro está que no como visitante del Duque, solo para ir y echar un vistazo, no literalmente claro estaba, de hacer algo así como, oh… qué bonito, bueno me voy y ya está librarme de
"Lo odio más que a nada en el mundo” “lo odio más que a nada en el mudo” “lo odio más que a nada en el mundo” aquella frase, no dejaba de sonar en mi mente una y otra vez, no dejaba de atormentarme, no dejaba de dar vueltas una y otra vez en todo mi ser, no dejaban de ser no más que un horrible sentimiento que no sabía cómo poder sacar de muy adentro de mí, el temor de poder hacer algo que a ella le cause dolor, el temor de que ella se decepcione de mí como lo hizo con su padre, aquellas son cosas que verdaderamente no puedo permitirme son cosas que de verdad espero no poder jamás tener que sufrir, son palabras que se quedaran muy dentro de mí, muy, pero muy dentro, cada que quisiera hacer algo que ella pueda considerar una traición, cada que ella considere que puedo llegar a lastimarla, yo recordare aquellas palabras, yo las tendré tan presentes, que jamás permite que ella pase de nuevo por esto. No permitiré que jamás vuelva sentirse miserable, que vuelva sentir ahogada en el dolor