Salí del cuarto, luego de acomodar las cosas como mismo me las había encontrado, intenté disimular lo mejor posible, mi desconcierto y mi ansiedad y concentrarme en ayudar en la cena.- Te quedan muy bien las pantuflas, qué casualidad son el mismo pie- me dijo mirándome y terminando de acomodar las pechugas de pollos con los vegetales en la bandeja del horno, llevaba un delantal verde que decía:“Cuidado con la tía cocinera, la única capaz de quemar el agua en el mundo”.Me dio mucha gracia a pesar de la situación, me imagino que Mateo lo habrá elegido, no tenía idea de como cocinaba Estefanía, nunca había tenido el honor de probar su comida.- Puedes agregarlas al zapatero de la entrada, para que cada vez que venga, cambiarme los zapatos- le respondí como si nada, tratando de disimular mi nerviosismo, pasando un paño por un poco de desorden en la meseta, esperando que no me diera una respuesta cortante y sarcástica.- Está bien, ahí te las voy a guardar- me respondió en voz baja, cas
Salimos a la terraza, donde dos cómodos muebles de mimbre carmelita nos esperaban.Estefanía abrió el cristal de la cubierta y la refrescante brisa entró, mientras yo abría diestramente la botella de vino tinto y llenaba un poco nuestras copas.- Por esta maravillosa y encantadora tarde- le digo brindando con ella y es con total seriedad, a pesar de darme cuenta, una vez más, de lo estúpido que había sido todos estos años, por todo lo demás que he vivido estas últimas horas, me siento más que agradecido con la vida.Ella brinda conmigo y tomamos un sorbo de esta deliciosa bebida mientras Estefanía mira pensativa hacia las luces distantes de la ciudad y yo, sin poder evitarlo, me quedo mirando como tonto su hermoso rostro.- Gracias Alan, gracias por todo- me dice de repente tomándome por sorpresa y mirándome directo a los ojos.Yo me quedo sin saber que responder a eso, y aunque en el fondo no dude ni un segundo de la inteligencia de Estefanía, tenía la esperanza de que no descubriera
Ese fin de semana, a pesar de la depresión de ser rechazado flagrantemente, mi abuela se puso extremadamente pesadita e insistente para que fuera a almorzar con ella a su mansión.Así que aquí estoy bajándome de mi Audi R8 color blanco.Llevo un look casual de pantalones beige de Ralph Lauren, una camisa de algodón manga larga en tono pastel de Hugo Boss, por encima un suéter fino de Brunello Cucinelli, con su cuello en V color gris.Mis cómodos mocasines de cuero Gucci, en tono café, mis gafas de sol de Tom Ford para protegerme del sol y mi cabello castaño oscuro, peinado, despreocupadamente elegante.Miré mi Rolex y determiné que había llegado a tiempo, si hay algo que odiaba la Sra. Elba Kingsley es la impuntualidad.Subí las anchas escaleras de mármol blanco de la entrada, debo decir que esta mansión con un estilo entre lo clásico y lo posmoderno, era algo así como una coca cola en el desierto, porque en Manhattan este no era para nada el estilo de las edificaciones, donde reinaba
- ¡Agarra ese hongo… ten cuidado con esa flor que te puede comer… salta…corre hacia la tubería!- le decía emocionado las indicaciones del juego a Mateo, que jugaba muy entusiasmado a Super Mario Bros en el Nintendo Switch que le había regalado y hoy nos habíamos pasado toda la mañana del domingo jugando- ¡eso, campeón, así se hace!- le dije alborotando su cabello y él agarraba el mando y se reía genuinamente como todos los niños que juegan videojuegos.Estábamos los dos sentados en la sala del departamento de Estefanía y unas semanas después de que hice mi promesa, al fin pude cumplirla y tener tiempo libre del trabajo para venir a enseñarle a jugar.Me dio mucha satisfacción ver su carita de asombro cuando abrió la caja del equipo, lo tocaba con mucha delicadeza como si fuese de cristal y pudiese romperlo al mínimo toque.Podía ver la emoción en sus ojos cuando le explicaba el funcionamiento y después como se jugaban los diferentes juegos, pero al final se decidió por Super Mario Bro
En todo el trayecto a la casa nadie habló una palabra y era obvio el ambiente deprimente, nada que ver con la alegría y relajación que teníamos hace solo unas horas.Miraba por el espejo retrovisor a Estefanía, pero ella no me miró ni por un segundo, estaba muy concentrada observando el paisaje exterior, pero yo sabía que su cerebro debería estar trabajando a mil, porque además su ceño fruncido, la delataba.Ya había dejado de derramar esas pequeñas lágrimas que salieron de sus ojos al inicio, pero eso era lo peor, no porque quisiera que estuviese llorando, daría lo que fuera porque sus lágrimas solo fueran de pura alegría, pero la conozco muy bien.Así, con esa actitud de intocable e invencible, solo estaba construyendo un muro de hierro a su alrededor que le permitía defenderse, pero que no dejaba entrar tampoco a nadie.Esa era de las peores cosas que tenía la secretaria Monroe, como había tenido que hacer frente sola a todos los problemas de su vida, entonces aunque tuviese la per
- Estefanía hablemos por favor- le digo persiguiéndola en su caminata sin sentido, una vez que termino mi conversación con Williams.- No, escúchame tú Alan, cada vez que pienso que puedo sacar la cabeza de esta relación tan tóxica que he mantenido por años contigo, algo sucede que vuelve a hundirme de nuevo en este bucle sin fin de problemas y agonía- me dice girándose con rabia y enfrentándome.Yo me quedo estupefacto porque no entiendo que tiene que ver su relación conmigo, con el hecho de que se hayan filtrado sus fotos.Aunque por supuesto ni muerto le voy a rebatir en estos momentos, en realidad yo no la obligué a que se tomara esas fotografías, ella lo hizo con sus razones más que justificadas, pero al fin y al cabo nadie le puso un cuchillo al cuello y la obligó.No obstante a eso, me quedo callado y espero para escuchar todas las cosas que tenga que decirme, porque ahora mismo, con el cabreo que tiene, creo que me va a costar mucho trabajo que me escuche.Al menos que me use
Punto de vista de la Secretaria Monroe:Alan se fue totalmente enojado y ni siquiera escuchó mis llamados. No sé si lo que siento ahora mismo es arrepentimiento o alivio por haberme liberado de algunas de mis frustraciones internas.Ese día cuando salía del trabajo, casualmente sola, porque Alan se quedó en la compañía para resolver unos asuntos pendientes, el auto con el chofer de la Sra. Kingsley me estaba esperando en un sitio discreto, pero era obvio que la invitación que me hicieron no daba pie a ser rechazada.Iba super nerviosa en el camino a la mansión Kingsley porque algo me decía que esta conversación no iba a ser para nada agradable. En efecto, la Sra. Elba me recibió en su salón con ese estilo suyo, estirado, aristocrático, retrógrado y mirándome como quien mira a una cucaracha.Es cierto eso que dicen que las personas de la alta sociedad son maestras en ofenderte a muerte, sin ni siquiera decir una palabra vulgar. Solo con ironías y sarcasmos te van hundiendo la moral y l
Punto de vista de Alan:Estoy totalmente aterrado porque presiento que le está dando un infarto.Dulce y varios de los empleados llegan corriendo ante mis maniáticos gritos y les digo que llame a una ambulancia con urgencia, por suerte el hospital, donde mi abuela siempre se atiende la salud, no queda lejos de la casa.Dulce enseguida se puso en contacto con ellos y coordinó que viniera una ambulancia.Mientras tanto yo traté de calmar mi ansiedad, porque así no era de ni ninguna ayuda.Intenté recordar las clases de primeros auxilios que di en la universidad y revisé que mi abuela no tuviera ninguna prenda ajustada en el pecho, como el corsé, ese que en ocasiones se ponía y afortunadamente hoy no llevaba.La acomodé en una posición semi sentada, apoyada contra mí y le hablaba suavemente, asegurándole que todo estaría bien, que intentara respirar lo más tranquila que pudiese a pesar del dolor.El ambiente estaba super tenso y todos nos encontrábamos preocupados, pero les indiqué que s