Capítulo31
Me senté al borde de la cama, mostrándole a Luna cómo arreglar su celular.

Y en poco tiempo, el celular empezó a funcionar.

Pero, justo cuando este respondió, apareció un video porno.

El repentino gemir de la actriz en el video me dejó sin saber siquiera que decir.

Luna, nerviosa, me arrebató el celular.

Su rostro se sonrojó.

Nunca habría imaginado que semejante situación pudiera suceder mientras solo intentaba ayudarla a arreglar su celular.

Al parecer, después de que mi cuñada y yo nos fuimos, Luna se quedó sola y aprovechó el momento para ver porno a escondidas.

Claramente, Luna tenía un deseo interior reprimido.

Ella, avergonzada y nerviosa, no se atrevía a mirarme a los ojos. Pero, con la voz temblorosa, intentó justificarse: —Óscar, de veras no te equivoques, ese video yo no lo vi. Fue tu cuñada quien me lo envió.

—De hecho, estaba a punto de borrarlo, pero no sé qué me pasó, y de repente mi celular se bloqueó.

—Claro,— respondí, aunque en realidad no creía ni una sola palabra de
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