Capitulo783
—¡Sujétenlo!

Sin perder un solo segundo, Rubio se lanzó sobre Mario como un animal hambriento, sus dedos enguantados arañando el cinturón con cierta rabia y rencor. Mario forcejeó una y otra vez, los músculos de sus brazos tensándose como enormes cables de acero, pero Rubio solo se rió y escupió una orden:— —¿Qué hacen ahí parados como idiotas? ¡Inmovilícenlo de inmediato!

Los matones, hasta ese entonces algunas sombras silenciosas, obedecieron al instante. Cuatro brazos musculosos lo aplastaron contra el suelo, sus nudillos se hundían en la tierra húmeda mientras Rubio le arrancaba el pantalón con un fuerte tirón brutal. Las burlas estallaron y se hicieron ver a su alrededor, voces inquietantes y risas que cortaban como cuchillos.

—¡Míralo, el doctorcito! ¡Tan digno y ahora qué?

Kallen, con una sonrisa retorcida, se le acercó a Emma y señaló a Mario: —Móntalo ahora mismo.

Emma palideció como un fantasma, temblando de pies a cabeza.

—Señor Kallen... Con tanta gente mirando...

¡CRACK!

K
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