Me dí cuenta que Franco no podía creer lo que acababa de escuchar, su cara reflejaba la mezcla de emociones que lo abrumaban en ese momento. Lo había defraudado terriblemente, su mirada se volvió dura en ese momento, tal vez jamás me perdonaría lo que había hecho. —¿Cómo has podido permitir que el ambiente del club nocturno te cambiara de esta manera? No te reconozco, tú no eres mi Emilie, eres otra persona, sin sentimientos, una persona que traiciona. —Dijo mientras lloraba desgarradoramente. Franco me miraba con ojos llenos de incredulidad y dolor, sus puños estaban apretados con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. —Lo siento de verdad, Franco, no era mi intención lastimarte, esto se me fue de las manos. —Quería ser lo más sincera posible, y que él entendiera, a la vez deseaba decirle que nunca lo había amado, que sentía un enorme cariño hacia él, pero un cariño de hermanos. Franco estalló de ira al escucharme, y con justa razón. —¿Se te fue de las manos? ¿Real
Massimo salió de su habitación muy temprano para dirigirse hacia la oficina, su humor era peor que nunca debido a que no había podido dormir bien durante la noche, pude darme cuenta al notar dos oscuros círculos oscuros bajo sus ojos. Me encontré con él en las escaleras, pasó a mi lado sin hablarme, ignorándome, es como si no me hubiera visto. Se veía molesto, quizás la razón de su insomnio era yo, Massimo llamó al ama de llaves, deseaba un desayuno ligero, y lo quería de prisa, yo entre en la cocina y me serví un poco de yogur con fruta, me senté frente a la barra del desayunador, evite el comedor, no quería incomodar con mi presencia. El ama de llaves no llamó a la cocinera, preparó el desayuno que Massimo pedía, ella misma, cuando Massimo estaba de ese humor, era mejor obedecer enseguida. En aquella enorme villa, me sentía más como una espectadora, que como una habitante de la misma, me concentré en el delicioso sabor de mi desayuno, sentía que debido a mi embarazo, algunos sabo
Por la mañana, me levanté temprano, tenía hambre, mi pequeño por lo visto quería alimentarse, bajé con cuidado, tratando de evitar a Massimo. Él bajó poco después, al ver que yo estaba en el comedor, se dió la vuelta sin decir una sola palabra, fui tras él, deseaba aprovechar el que mi presencia le fuera tan molesta, y ver sí aceptaba que me marchara a casa de mi padre. Desistí de mi intención al ver que su padre entraba en la villa, por lo visto el problema del día anterior no había sido suficiente para ese hombre, tal vez había pensado que Massimo se había marchado y deseaba humillarme de nuevo. Retrocedí de prisa, me escondí detrás de una pared, mi curiosidad podía más que mi cordura, deseaba saber qué es lo que quería ese hombre. —¿Qué es lo que quieres? Creí que ayer te había quedado claro que no me es grata tu presencia. —En el rostro de Massimo se notaba desprecio. —Necesito hablar contigo, sólo tomará unos minutos de tu tiempo. —Pude ver ese gesto de autosuficiencia en e
En mi habitación, me desvelé gran parte de la noche. Al parecer, Massimo me ofrecía matrimonio, pero a cambio deseaba invalidar el contrato anterior que habíamos firmado. En ese contrato anterior, se permitía que amamantara a mi pequeño y estuviera con él durante cuatro meses. Ahora, deseaba que firmara aceptando irme en cuanto mi hijo naciera. Estaba arrepentida de haber aceptado intercambiar a mi hijo. Era una parte de mí, lo sentía crecer en mi interior, lo amaba. Pero la cirugía de Franco aún no se había llevado a cabo, y Massimo podría cancelarla. Era un hombre poderoso al que no podía traicionar sin esperar consecuencias. Muy a mi pesar, decidí aceptar su propuesta. Bajé de prisa para hablar con él antes de que saliera hacia la oficina. Massimo se preparaba para desayunar en ese momento, y al verme pararme frente a él, me preguntó de inmediato. —¿Sucede algo? —Lo he estado pensando, aceptaré tu propuesta. —¿Estás segura? Una vez que lo hagas, no habrá vuelta atrás. Clar
Jane Había llamado varias veces a Massimo, me sentía desesperada al no obtener respuesta. Él se negaba a contestar mis llamadas y a enfrentarme. La presencia de esa mujer en la villa, la misma que lo había alejado de mí, explicaba la orden de Massimo de impedir mi entrada. Me sentía despreciada, pero lo que realmente ansiaba era enfrentarla, tenerla frente a mí y dejar salir toda mi ira acumulada, Massimo no quería que eso sucediera, y yo tenía que soportar su desdén. Sentía rabia e impotencia, no podía creer que esa m*****a mujer hubiera logrado lo que yo no había conseguido, sentía que lo estaba perdiendo y no estaba dispuesta a permitirlo. Tomé mi bolso, subí a mi auto y decidí llevar a cabo el plan que desde días antes había trazado, esperaba que funcionara según lo planeado. — No puedo permitir que esto continúe así. —Me recriminaba constantemente mientras conducía, una sonrisa malévola se dibujaba en mi rostro al pensar en la posibilidad de que el hijo de ambos no llegar
Me asusté al escucharlo, estaba tan enojado que su voz temblaba, su mirada me asustaba, sus ojos parecían haber enrojecido por la furia que estaba sintiendo. —Lo siento, solo entré para tomar un libro, me aburría. —Traté de justificar mi presencia en su despacho, no quería que fuera a pensar que estaba hurgando. —Este lugar está prohibido, para ti y para cualquiera, ¿Cómo te atreves a tomar esa fotografía? —Se acercó para quitarme la foto de mala manera. Mis ojos se pusieron vidriosos, lo que lo enfureció aún más. —No me salgas ahora con que vas a llorar, el papel de víctima no te queda, sal de aquí antes de que te saque de muy mala manera, no querrás ver qué tan malo puedo llegar a ser cuando te metes en mis asuntos. Massimo no podía controlar su ira, yo trataba de entender lo que pasaba, tal vez en ese lugar guardaba todos sus recuerdos, y sentía que yo contaminaba el recuerdo de su madre al tocar esa fotografía, solo lloraba sin atreverme a moverme, sintiéndome aterrada. —No e
Desde ese día, por las noches me he despertado sudando y temblando, con la imagen de esa mujer grabada en mi mente, me siento atrapada en una especie de maldición, como si la imagen de esa mujer me hubiera poseído. Cada vez que intento dormir, la imagen de la madre de Massimo se presenta en mi mente, como si quisiera decirme algo, pero no logró entender el mensaje, con el paso de los días, los sueños se han vuelto más frecuentes, más vívidos. En los sueños, sigo viendo a la madre de Massimo, tratando de comunicarme algo importante, noto un aire de urgencia en su presencia, como si quisiera decirme algo antes de que sea demasiado tarde. Me he sentido perpleja por estos sueños extraños, no sé qué pensar ni cómo interpretarlos, me siento incómoda por la inquietante presencia de esa mujer en mis sueños, especialmente porque no la conocí en vida. No tengo idea de cómo murió, me llama la atención la mala relación entre Massimo y su padre, me pregunto si eso tiene algo que ver con el mens
Al otro día por la mañana, Massimo salió hacia la oficina como de costumbre, después de tomar el desayuno, regresé a mi habitación, el teléfono empezó a sonar insistentemente, al tomarlo, me di cuenta de que era una llamada de Franco. —Hola. —Contesté sintiendo que la culpa crecía enormemente, no deseaba escuchar su voz, me sentía la mujer más perversa del mundo. —Hola, ¿Cómo has estado? —Bien, ¿Tú cómo has seguido? —Su tono de voz era débil, tuve la impresión de que algo no iba bien. —He salido del hospital hace un par de días, afortunadamente mi cuerpo parece haber aceptado el trasplante, siento que se encuentra en una lucha constante por aceptarlo. —Sentí presión en mi pecho al imaginarlo solo. —Verás que pronto ya ni te acordarás de todo lo ocurrido. —Quise darle ánimo. —Necesitaba escuchar tu voz, te extraño, me siento solo, lo siento, Emilie, no puedo evitarlo.. —Dijo, enseguida cortó la llamada, me quedé preocupada. Mi instinto me dijo que algo no estaba bien, escapé nuev